La primera vuelta de las presidenciales francesas, que se celebrará este domingo, tendrá que responder a cinco grandes incógnitas.
¿SUPERARÁ LE PEN A MACRON?
Ningún sondeo lo predice, pero la tendencia es que la ultraderechista Marine Le Pen avanza desde hace varios días mientras que el candidato a la reelección, el centrista Emmanuel Macron, permanece estancado.
En algún sondeo incluso la diferencia entre ambos es inferior a tres puntos, lo que se sitúa dentro del margen de error. Si se mantiene esa dinámica, la candidata de la extrema derecha podría lograr este domingo un triunfo muy simbólico, que le serviría de trampolín para la segunda vuelta, que tendrá lugar el 24 de abril.
Para ello cuenta con una buena reserva de votos entre los que ahora se decantan por el también ultraderechista Éric Zemmour (9 % de intención de voto), que ha marcado una trayectoria descendente en los sondeos.
Sería un éxito personal de la candidata, que ha visto como muchos de sus principales aliados le abandonaban en favor de Zemmour y que vería validada la estrategia de suavización de los ejes más polémicos de su programa, como la inmigración o el antieuropeismo.
¿ALCANZARÁ MÉLENCHON LA SEGUNDA VUELTA?
El candidato izquierdista repite que se ve en la segunda vuelta, aunque las encuestas más optimistas le sitúan a 4 puntos de la segunda posición.
Pero Jean-Luc Mélenchon, que a sus 70 años afronta su tercer asalto al Elíseo, acelera en el tramo final con llamamientos al "voto útil", tratando de aglutinar al electorado de izquierda.
Es un claro llamamiento al votante del ecologista Yannick Jadot (5 % de intención de voto), del comunista Fabien Roussel (3 %) y de la socialista Anne Hidalgo (2 %), que pueden aportarle el empujón que le falta para superar a Le Pen y evitar el cara a cara de hace cinco años.
¿ABSTENCIÓN RÉCORD?
El nivel de participación es la gran incógnita de esta primera vuelta, porque de su porcentaje final dependerán en buena medida los resultados. Son varias las encuestas que aseguran que la abstención puede rondar o superar el 28,4 %, similar a de 2002, la más alta de la historia de la V República.
En medio de una pandemia y de la guerra de Ucrania, la campaña ha generado menos interés que en el pasado en unas presidenciales, los comicios preferidos de los franceses, que suelen llevar a las urnas al 80 % del censo.
Casi dos tercios de los franceses asegura que le interesan poco o nada estas elecciones y un 12 % confesaba incluso que no sabía que había una jornada electoral este domingo.
Junto a la incógnita de la participación está la de los indecisos, puesto que casi un tercio de los que aseguran que irán a votar señala que todavía no sabe por quién o dicen que pueden cambiar de papeleta en el último momento.
¿TENDRÁ LA DERECHA MODERADA SU PEOR RESULTADO?
Cinco años después de haber estado ausente por vez primera de la segunda vuelta, la derecha moderada se encamina de nuevo a no estar en el duelo decisivo y, si aciertan los sondeos, su candidata, la presidenta de la región de París, Valérie Pécresse, apunta al peor resultado de toda la historia del partido de Jacques de Gaulle, Jacques Chirac o Nicolas Sarkzoy.
En 2017, el exprimer ministro François Fillon, acosado por un escándalo de corrupción, se quedó a menos de medio millón de votos de superar a Le Pen, pero acabó por dejar al partido "gaullista" fuera de la segunda vuelta por vez primera en su historia.
Elegida en unas primarias cerradas a los militantes, Pécresse ha ido cayendo en los sondeos, hasta rondar el 9 % que le dan las últimas encuestas, lo que ha comenzado ya a reabrir las heridas internas entre partidarios del ala más dura y los más moderados.
¿GOLPE MORTAL AL PARTIDO SOCIALISTA?
La candidata del Partido Socialista, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, no ha logrado que su campaña impregne a la izquierda y las encuestas le sitúan en el 2 %, por debajo incluso del umbral a partir del cual el Estado devuelve los gastos de la campaña (5 %).
Muy lejos incluso del 6,4 % que tuvo en 2017 Benoît Hamon, que firmó el peor resultado de la historia del partido de François Mitterrand, cinco años después de que François Hollande se convirtiera en el segundo presidente socialista elegido por sufragio universal.
La debacle que se anuncia puede poner en tela de juicio la supervivencia del partido, roto entre la línea de Hidalgo y la de su primer secretario, Olivier Faure.