Se considera que alrededor de un 60% del cuerpo humano es agua, de forma que es imprescindible mantener una buena hidratación para que el organismo pueda realizar correctamente todas sus funciones vitales. Factores como la edad, el sexo, el estado de salud, la temperatura ambiente o la actividad física e intelectual van a determinar la cantidad de agua que se necesita beber al día, haciendo que esta varíe de unas personas a otras.
Salvando esas diferencias, los expertos coinciden en que un adulto sano debería ingerir alrededor de dos litros de líquido diarios, incluyendo en ellos el agua, la leche, los zumos naturales, los caldos y las infusiones, así como el líquido que nos proporcionan indirectamente otros alimentos como las frutas o las verduras.
De esta forma, el agua es vital y contribuye a regular la temperatura corporal, elimina toxinas, previene enfermedades, regula los niveles de energía, ayuda a la regeneración de las células, combate el envejecimiento y mejora el aspecto de la piel.
Señales de alerta
Si una persona no bebe todo el agua que su cuerpo necesita, este va a sufrir y lo va a hacer saber enviando una serie de señales de que algo no va bien. Estos son algunos de los síntomas a los que hay que prestar atención:
1- Sed. La sed, además de ser una señal de que el cuerpo necesita agua, es ya un signo de deshidratación.
2- Piel seca. La piel es el órgano más grande del cuerpo y a causa de un déficit de agua puede presentar síntomas como falta de elasticidad, picor, descamación o heridas. La función termorreguladora del sudor también puede verse afectada por la deshidratación.
3- Ojos secos. Picor de ojos, enrojecimiento o falta de humedad en la zona del lagrimal son algunos síntomas de sequedad ocular, muchas veces causada por la deshidratación.
4- Dolor de cabeza. Cuando el nivel de agua se reduce en el organismo, este trata de conservar a toda costa la que ya tiene. Para ello, contrae los vasos sanguíneos, lo que reduce el suministro de oxígeno y de sangre al cerebro y provoca el dolor de cabeza.
5- Fatiga. La falta de agua puede hacer que la persona se sienta cansada y somnolienta, además de presentar síntomas muy similares a los de la anemia.
6- Ojos hundidos. Este síntoma suele percibirse más en niños y en personas mayores.
7- Dolor de articulaciones. Los cartílagos tienen mucha agua para poder mantener las articulaciones bien hidratadas. De esta forma, estas podrán absorber los golpes producidos por movimientos repentinos y fuertes y evitar así que los huesos se rocen y causen dolor. Si esto se pierde, aparecen enfermedades como la artritis.
8- Orina oscura. Es importante vigilar el color de la orina. Si es de un tono amarillo oscuro, casi ocre o anaranjado, hay que beber más agua. Además, las infecciones de orina recurrentes pueden ser otro síntoma de mala hidratación.
9- Estreñimiento. Si no te hidratas correctamente, el cuerpo no tiene líquido suficiente para eliminar los desechos y aparecen los problemas de estreñimiento.
10- Aumento de peso. Beber agua estimula la eliminación de toxinas y de desechos, da sensación de saciedad y es clave para mantener el ritmo del metabolismo. Por lo tanto, no hidratarse de la forma adecuada puede hacer también que la báscula se resienta.
Es importante tomar conciencia de que hay que beber agua a diario y mantenerse alerta a las señales que envía el propio cuerpo. Merece la pena hacer un esfuerzo por mantenerse hidratado y los beneficios no tardarán en llegar.