El frigorífico es uno de los electrodomésticos indispensables en cualquier hogar y hacer un buen uso de él nos permitirá alargar su vida útil, ahorrarnos problemas futuros y pagar menos en la factura de la luz.
Su principal función es conservar en perfecto estado los alimentos que se consumen en casa y para ello es muy importante que la temperatura en su interior sea la adecuada en cada momento. Por lo general, esta debe rondar los 4° o 5°C, pero en verano, debido al aumento de la temperatura exterior, lo ideal es situarla entre los 4°C y los 0°C.
Termostato
Para regular esa temperatura interior del frigorífico, el electrodoméstico dispone de un termostato que suele tener forma de ruleta con unos números dibujados. Si los números de tu nevera van del 1 al 5, has de saber que, a mayor número, más enfriará el electrodoméstico. Es decir, si quieres que tu nevera enfríe más, deberás elegir el número 5 y si quieres que enfríe menos, deberás optar por el número 1.
Dependiendo de la temperatura exterior, en verano, por la necesidad de un mayor enfriamiento, la mejor opción será seleccionar en la ruleta del termostato el número 4, mientras que en invierno podrás colocarla al 2 y así, además de tener la temperatura adecuada, evitarás problemas de condensación en el interior de la nevera.
También hay que tener en cuenta a la hora de introducir los alimentos que no todas las zonas del frigorífico van a enfriar igual. Mientras la puerta y la parte superior son las que menos enfrían, las baldas intermedias enfriarán más conforme se sitúen más abajo, de forma que la parte baja del aparato será siempre la más fría.
Buen mantenimiento
Además de hacer un uso adecuado del electrodoméstico, es importante proporcionarle un buen mantenimiento y a veces, por desconocimiento, lo descuidamos y surgen los problemas. Lo recomendable es hacer una limpieza profunda de la nevera cada dos o tres semanas, ya que si no nos exponemos a encontrarnos de repente un día el cajón de las verduras lleno de agua.
¿Y esto a qué se debe? Pues precisamente el responsable de que esto ocurra es ese pequeño botón secreto del frigorífico en el que tal vez nunca te hayas fijado. Se trata de un diminuto botón u orificio situado al fondo en la parte baja de la nevera y que por lo general permanece oculto detrás de algún alimento. En realidad, es un conducto de desagüe que cuando se obstruye no permite correr el agua y esta acaba vertiéndose en los cajones de la nevera suponiendo un gran trastorno.
Para que esto no ocurra es importante limpiar de vez en cuando el frigorífico en profundidad. Para ello, en primer lugar, desenchufaremos la nevera, sacaremos todos los alimentos y retiraremos los estantes y los cajones. En ese momento, introduciremos en el orificio un alambre o algo similar para desatascarlo. En condiciones normales, si el agujero está limpio, el agua desaparece por él hasta llegar a un recipiente situado en la parte trasera del electrodoméstico donde termina evaporándose.
Aprovechando que tenemos la nevera desmantelada, limpiaremos todas las superficies con agua tibia y jabón. No es raro que en ella se acumulen olores y suciedad a causa de los alimentos y productos que guardamos en su interior.
Si nunca te habías percatado de ese pequeño orificio del frigorífico, a partir de ahora síguelo de pista, ya que puede ser la causa de que tu nevera no funcione tan bien como debiera.