Mantener la casa limpia y ordenada requiere de una atención constante. Mientras unos objetos o espacios permanecerán limpios durante más tiempo, otros necesitarán una limpieza más frecuente, tanto por estética como por higiene.
Así, convivimos a diario con cientos de gérmenes y de bacterias, y es cierto que su presencia no es igual en todas las zonas de la casa. Aunque solemos pensar que el baño es el lugar más contaminado, y razón no nos falta, también es cierto que al limpiarlo con más asiduidad que otras estancias, reducimos considerablemente la cantidad de gérmenes presentes en él.
En esta línea, el Servicio Nacional de Salud británico concluye sorprendentemente en sus investigaciones que el lugar más sucio de la casa no es el retrete del baño sino el fregadero de la cocina, y señala que contiene 100.000 veces más gérmenes que el inodoro.
Así, el fregadero acumula residuos de alimentos y agua estancada, y si no se desinfecta correctamente se irán acumulando en él gérmenes y bacterias. Por el desagüe pasan restos de alimentos y de jabón que se van acumulando, generando suciedad y mal olor; la propia superficie de la fregadera y los grifos también son otros focos de suciedad.
Otros puntos conflictivos de la cocina
Además del fregadero, otros objetos y superficies de la cocina también están expuestos a residuos de alimentos, humedad constante y temperaturas cálidas, lo que los convierte en el caldo de cultivo ideal para los microorganismos. Algunos de ellos son:
1- El cubo de basura
El cubo de basura contiene desperdicios que lo convierten en un foco de suciedad. Al cambiar la bolsa de la basura, debemos darle al cubo un repaso con una bayeta con desinfectante, insistiendo en los bordes, el asa y la parte externa, incluida la base. La bayeta debe estar reservada solo para ese uso.
2- Los estropajos
Los estropajos son claves para la contaminación cruzada. Cuando termines de fregar, lávalos siempre con agua y detergente para eliminar cualquier resto de comida. Una vez por semana déjalos a remojo en agua con un desinfectante durante 10 o 15 minutos para matar todos los patógenos.
3- El cesto de la ropa sucia
El cesto de la colada es el hábitat ideal para los virus y otros gérmenes y es recomendable desinfectarlo todas las semanas. Si es de plástico, pásale una bayeta con desinfectante; si es de mimbre, rocíalo con el desinfectante y déjalo secar, y si es de tela, quítala y lávala en la lavadora en un programa largo a más de 60ºC.
4- La goma de la lavadora
Restos de jabón, pelos, suavizante, pelusas y fibras de la ropa se van acumulando en la goma de la puerta de la lavadora. La humedad hará proliferar los gérmenes y bacterias que dejarán como consecuencia un aspecto muy desagradable a la vista y mal olor.
5- El horno
Acumula suciedad cada vez que cocinamos en él y, si no tienes la suerte de tener un horno pirolítico, deberás limpiarlo con frecuencia.
6- Los cajones de la nevera
Aunque a veces no les prestamos demasiada atención, sobre todo porque es raro que estén vacíos, es importante que estén bien desinfectados. Los alimentos frescos son porosos y deben estar en contacto con superficies limpias. Si se estropea un alimento, hay que limpiar la superficie con agua y jabón y secarla bien antes de volver a meter los alimentos.
Fuera de la cocina
Si miramos al resto de la casa, se puede decir que hay otros dos puntos que también requieren una atención especial: el retrete del baño y el colchones de las camas.
En caso del retrete, al ser un lugar en el que se depositan desechos, es sin duda un foco de suciedad y de bacterias, y si no se es muy escrupuloso con la limpieza, estas se pueden expandir y causar infecciones.
En el caso del colchón, no suelen limpiarse con mucha frecuencia y puede acumular polvo, ácaros y otros contaminantes durante años. Mientras dormimos, nuestro cuerpo elimina sudor y piel muerta, que sirven como alimento para ácaros y bacterias. El sudor puede crear un ambiente húmedo, favoreciendo además el desarrollo de hongos y de moho.
Todo esto puede causar problemas de salud como alergias, asma o dermatitis, por lo que mantener una limpieza regular del colchón (aspirarlo, usar protectores y ventilarlo) es imprescindible para no sufrir problemas de salud.