Las cejas son una parte muy importante del rostro, ya que enmarcan la mirada y definen en buena medida su expresión. Lucirlas perfectas y naturales, bien perfiladas, definidas y pobladas, aportará armonía y belleza al conjunto del rostro.
Hay que tener en cuenta que el pelo de esta zona es diferente al del resto del cuerpo, puesto que crece a menor velocidad y tarda más tiempo en regenerarse y desarrollarse. Además, la genética, una depilación excesiva, ciertos problemas de salud, medicaciones agresivas, golpes, cicatrices o quemaduras en la zona, el estrés y la ansiedad o el envejecimiento pueden ser algunas de las causas de que nuestras cejas no tengan todo el pelo que nos gustaría.
Frente a las cejas demasiado finas o demasiado gruesas tan de moda en otras épocas, en la actualidad se llevan las cejas más naturales, arqueadas, con la parte interna más tupida y más finas en su parte más exterior.
Si sueñas con unas cejas perfectas, hay una técnica que podría ayudarte a cumplir tus deseos. Se trata del microblading, un tratamiento de belleza que consiste en un tatuaje semipermanente realizado pelo a pelo. Este te permitirá modificar la forma, el color y la densidad de tus cejas de una forma muy natural.
Este método tiene su origen en el tebori, la tradicional técnica japonesa para hacer tatuajes, y se hace con una herramienta parecida a un bisturí biselado que contiene hasta 14 agujas, unas tres veces más finas que las que se utilizan para la micropigmentación o los tatuajes.
Con ellas se insertan los pigmentos líquidos en la parte más superficial de la epidermis, dibujando cada pelo para dar a las cejas una mayor sensación de profundidad y naturalidad. Al hacerse a mano alzada, el resultado dependerá en buena medida de la pericia del profesional, por lo que es importante acudir a un centro especializado y ponerse en manos de un personal cualificado.
Los pigmentos deben ser naturales y la base para elegirlos es siempre el color del cabello, de los ojos y de la piel. Están elaborados con base mineral y son hipoalergénicos, lo que reduce el riesgo de alergias. Los colores se pueden mezclar hasta obtener el tono deseado.
El tratamiento dura aproximadamente una hora y no duele, ya que se realiza bajo anestesia local tópica. Cuesta en torno a 200 euros y sus resultados, al ser un tatuaje semipermanente, duran entre uno y dos años, lo que lo convierte en una buena opción si no te atreves con un cambio definitivo.
Si lo que quieres es algo más duradero, puedes optar por la micropigmentación. Se trata también de un tatuaje temporal en el que se da forma a las cejas introduciendo pigmentos, pero en este caso entre la epidermis y la dermis. Al realizarse en capas más profundas de la piel, tiene una mayor duración, entre dos y cuatro años.
El microblading apenas tiene contraindicaciones, pero no está recomendado para mujeres embarazadas, diabéticos, alérgicos, personas que tomen medicamentos anticoagulantes o para aquellas que tengan antecedentes de queloides.
La principal ventaja de esta técnica es que te olvidarás de maquillarte las cejas a diario y las lucirás siempre perfectas, aportando a tu mirada una mayor profundidad y a tu rostro un plus de belleza.
Alternativas naturales
Si no te apetece someterte a ningún tratamiento estético, pero te mueres de ganas por tener una cejas de infarto, puedes probar con estas otras técnicas:
- Maquillaje. Es la solución más sencilla y menos costosa para disimular unas cejas mal depiladas o despobladas.
- Aceite de ricino. Para hacer crecer las cejas, ponte aceite de ricino con un aplicador de máscara de pestañas limpio y peina de tres a cinco veces las cejas de dentro hacia afuera. Si eres constante, en dos semanas empezarás a notar los resultados.
- Aceite de oliva, de coco o aloe vera. Para estimular el crecimiento, frota tus cejas suavemente con un bastoncillo impregnado en alguna de estas sustancias y lávalas bien a la mañana siguiente.
- Una buena depilación. Te permitirá disimular las partes con menos vello, dándoles la forma adecuada según los rasgos faciales.
- Peinarlas y dibujarlas. Peina las cejas hacia arriba y, con un lápiz para cejas de un color más claro que el del vello, haz de abajo hacia arriba pequeñas marcas, como si estuvieras pintando pelo por pelo.
- Sombra de ojos. Para rellenar los huecos, siempre que no estén muy marcados, aplícate con una brocha pequeña un poco de sombra de ojos de un tono similar al de tu ceja y, eso sí, nunca con brillo. Hazlo de dentro hacia afuera (de la nariz hacia la oreja) y solo en el interior de la ceja, nunca por encima ni por debajo.