La palabra grasa nos provoca cierto rechazo al asociarla inevitablemente a la obesidad, uno de los males del siglo XXI que en muchos casos, no en todos, es consecuencia de malos hábitos como el sedentarismo o una incorrecta alimentación.
Una forma de combatir la obesidad y gozar de una buena forma física que nos haga sentir bien por dentro y por fuera es llevar una vida activa. Hay muy distitnas formas distintas de mantenerse activos y cada uno debe buscar el tipo de ejercicio que más le convenga. Mientras unos puede elegir macharcarse en el gimnasio, otros optarán por salir a correr o a caminar.
Es cierto que el trabajo y las obligaciones diarias hacen difícil poder elegir la hora a la que preferimos practicar ejercicio. Sin embargo, según la ciencia, hay un momento del día en el que este puede resultar más productivo y favorecer en mayor medida la pérdida de grasa corporal.
Deportivas y mancuernas para la práctica de ejercicio junto a una cinta métrica.
Investigación
Según un estudio del grupo de Neurobiología de la Actividad Física de la Universidad de Murcia (UMU), la hora en la que practicamos ejercicio va a influir en la acumulación de grasa y en el metabolismo energético.
Publicada en la revista Molecular Metabolism y liderada por el investigador José Luis Ferrán, esta investigación se llevó a cabo con ratones adolescentes para evaluar cómo el ejercicio en diferentes momentos del día afecta a la acumulación de grasa y a la expresión de genes relacionados con el metabolismo.
Los científicos dividieron los roedores en dos grupos: en uno los ratones realizaron ejercicio en la fase temprana de su ciclo activo (lo que en humanos equivale a la mañana) y en el otro, en la fase tardía (la equivalente a la tarde).
Entre los resultados que ha arrojado el estudio está que los animales que se ejercitaron por la tarde tenían menos grasa corporal en comparación con los que lo hicieron por la mañana.
Además, el grupo de la tarde presentó niveles elevados de FGF21, una hormona clave en la quema de grasas y en la regulación de la sensibilidad a la insulina. Los investigadores deducen de esto que el ejercicio realizado en distintos momentos del día genera respuestas metabólicas y hormonales distintas, lo que podría influir en la forma en la que el cuerpo procesa y almacena la energía.
Vigilar la alimentación es muy importante para estar en forma.
Lo más importante, hacer ejercicio
Ferrán señala que, en la investigación, "la carga de actividad que hemos utilizado ha sido relativamente baja. Sospechamos que aumentando la intensidad o duración del ejercicio, también se verían efectos en el grupo que corre por la mañana".
Por su parte, Yevheniy Kutsenko, primer autor del estudio, apunta que "es temprano para saber si este efecto tendría consecuencias positivas o no para la salud, a pesar de la evidente reducción de grasa corporal".
Por todo ello, los investigadores insisten en que nadie debe cambiar sus hábitos a la hora de la práctica de ejercicio por estos resultados. "Lo más importante es intentar adherirse mejor a nuestros ritmos naturales y hacer ejercicio en el momento del día que nos sintamos mejor", concluye Ferrán.
No toda la grasa es mala
Pese a la mala fama de la grasa corporal, esta también es importante para el organismo. Actúa como aislante térmico para mantener la temperatura corporal y como protectora de órganos internos ante posibles golpes.
Además, la grasa absorbe las vitaminas liposolubles y participa en la producción de hormonas. El cerebro también contiene lípidos que son fundamentales para la salud neuronal y la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
Grasa dura y blanda
El problema de la grasa viene cuando se pierde el equilibrio. Al comer más de lo que quemamos, el excedente se acaba acumulando en forma de grasa, y esa grasa no es buena. Podemos distinguir entre grasa dura o visceral y grasa blanda o subcutánea.
La grasa dura es la más dañina, puesto que se acumula alrededor de los órganos abdominales. Se asocia con patologías como el colesterol malo, la diabetes, el aumento de la presión arterial y la hipertensión. Suele ser más frecuente en hombres que en mujeres y es la más difícil de eliminar.
Por su parte, la grasa blanda es la que está debajo de la piel, en una zona más superficial del cuerpo, y es menos perjudicial y más fácil de eliminar. Es más frecuente en mujeres que en hombres y suele acumularse en caderas y glúteos.
Es posible que, como dice la ciencia en este caso, la práctica de ejercicio pueda ser algo más efectiva por la tarde, pero lo realmente importante es mantenerse activo y hacerlo cada uno en el momento que más le convenga.