Comer es una de las sensaciones y experiencias más satisfactorias que puede vivir una persona. Ya sea desde un simple bocadillo, un huevo frito o unos macarrones con tomate hasta una visita a un restaurante con múltiple estrellas Michelín, la comida forma parte del día a día.
Por ello, es importante conocer los alimentos ingeridos y seguir una dieta equilibrada para mantenerse en forma. Esto es bien sabido por todo el mundo, pese a que la una gran cantidad de personas no lo cumplan y se tienda a consumir más alimentos de comida rápida (fast food) de lo recomendado.
Pero otro de los factores más importantes a la hora de alimentarse correctamente también es saber cuál es la cantidad óptima que hay que dedicar a cada comida. Sobre este aspecto, varios expertos han opinado al respecto y han dado a conocer la cantidad exacta y con pruebas y argumentos para defenderlo.
¿Cuánto tiempo hay que dedicar a cada comida?
A la hora de comer, hay que tener en la cabeza lo siguiente: es importante masticar y no engullir. Con esto asimilado, la experiencia de comer va a ser más agradable y, además, se evita gran parte del riesgo de sufrir atragantamientos por tragar grandes trozos de comida.
En cuanto al tiempo exacto que hay que dedicar a cada comida, los expertos han estipulado que son necesarios entre 20 y 30 minutos, siempre y cuando se haga sin interrupciones.
Como argumentación, los profesionales de la nutrición indican que el mínimo de 20 minutos se basa en el tiempo que tarda el cerebro en asimilar la sensación de saciedad que está ligada a la ingesta de alimentos. A partir de ese momento, también se pueden alargar 10 minutos, hasta llegar a los 30 en total, para incrementar algo más dicha sensación y evitar todo tipo de picoteos entre horas posteriormente.
Beneficios de respetar los tiempos
Además de dejar que el cerebro asimile la sensación de saciedad, tomarse algo más de tiempo en cada comida también tiene diversos beneficios.
El primero de ellos es obtener un mayor control sobre los alimentos consumidos y la cantidad de los mismos. El hecho de comer despacio hace que el cuerpo vaya asimilando dicha comida de forma paulatina, por lo que con el paso de los minutos se va a ir saciando y, por lo general, se va a llegar al mismo punto de con una menor cantidad de alimentos y calorías.
Otro de los beneficios que tiene comer despacio es que el cuerpo asimila mejor los alimentos. Al comer con ansia y de forma veloz, la comida entra en el cuerpo de forma estrepitosa y dificulta al cerebro la sensación de placer.
Finalmente, pero no por ello menos importante, tomándose más tiempo de lo normal en cada comida hace que se eviten las indigestiones. Éstas se crean generalmente en el momento en el que el cuerpo recibe más alimentos de los necesarios en un breve periodo de tiempo. Para evitarlo, el cuerpo va a buscar a la expulsión de dicho exceso. Esta situación puede desaparecer en caso de ingerir los alimentos de forma pausada y suficientemente masticados.