El PNV apuesta por retomar el trabajo sin más dilación tras estos cinco días agónicos en los que Pedro Sánchez había dejado en el aire su presidencia del Gobierno español por la apertura de diligencias contra su mujer. Los jeltzales le habían mostrado su solidaridad desde un primer momento ante la utilización de la justicia con fines partidistas y le habían mostrado su disposición a que la legislatura aguantara y, en ese sentido, que Sánchez haya decidido finalmente mantenerse en el cargo despeja un riesgo inmediato de inestabilidad. Pero, ¿siente alivio el PNV? Más bien, desconcierto por la forma en que se ha gestionado esta crisis. Los jeltzales, que no tenían ninguna información sobre la decisión de Sánchez y desde el viernes empezaron a pensar seriamente que iba a dimitir, creen que todo lo que ha sucedido es un hecho “insólito”, que no era necesario para los objetivos que perseguía el socialista, y que podría haberse resuelto sin dejar pasar esos cinco días. “Lo mejor que se puede decir es que el episodio ya ha acabado”, ha despachado este lunes su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban. A partir de ahí, el PNV no quiere perder un segundo más, quiere recuperar la normalidad y ponerse manos a la obra para sacar adelante los programas.
“Mi declaración va a ser muy breve. Creo que el asunto no da para más. La verdad es que hemos asistido a un hecho insólito, tampoco era necesario para los objetivos que públicamente se decía perseguir, y lo mejor que se puede decir es que el episodio ya ha acabado, que volvemos a la posición anterior y, por lo tanto, lo que tenemos que hacer cada uno de nosotros es seguir trabajando e intentar sacar adelante nuestro programa. Hay muchas cosas por hacer y es a lo que nos vamos a dedicar”, defendió.
Los jeltzales quieren sacar adelante los compromisos de investidura pactados. Sobrevuela la sensación de pérdida de tiempo; de que, como en la fábula del parto de los montes, la montaña ha parido un ratón, o que para este viaje no hacían falta tantas alforjas, pero el PNV no quiere hacer sangre con ello ni entrar a valorar si, en realidad, este movimiento de Sánchez ha sido táctico para reforzarse con movilizaciones en la calle. El PNV le ha mostrado todo este tiempo su empatía desde el punto de vista más humano, aunque Andoni Ortuzar ya le había pedido desde el minuto uno que tomara su decisión con rapidez, sin dejar pasar los cinco días que anunció en su carta del miércoles. Queda la sensación de que Sánchez ha arrastrado a toda la política y los medios de comunicación en estos cinco días de impasse, aunque el problema de origen sigue siendo la estrategia de deslegitimación de su Gobierno por parte de la derecha española, del PP y Vox, que está llevando el debate a niveles de crispación y polarización inéditos en los tiempos más recientes.
El mensaje matutino de Sánchez fue desconcertante porque no realizó más anuncios de calado ni planteó una cuestión de confianza en el Congreso, una cuestión de confianza que deslizó Ortuzar hace días como posible aterrizaje en esta ceremonia de la confusión pero que, en realidad, el PNV admite que era más simbólica que práctica y una simple vía para resolver sin mayores daños esta crisis: lo que estaba en duda no eran su mayoría de investidura o su programa, como ha recordado Esteban. Lo que sí queda por delante es un posible punto de encuentro con una agenda de regeneración democrática y judicial que el propio Ortuzar planteó la semana pasada.
"No hay más comentarios"
El formato de la declaración de los jeltzales ya indicaba que no tenían mucho más que decir. El PNV convocó por cortesía a los medios de comunicación en la entrada de Sabin Etxea para que Esteban realizara unas breves declaraciones que, incluyendo las dos preguntas que se le formularon, una de ellas de este medio de comunicación, no llegaron a los tres minutos. Esteban hizo constar que “no eran necesarios estos cinco días y se podría haber hecho de otra manera”. “Ya está pasado el episodio, y no hay más comentarios”, despachó.
Preguntado sobre si el desenlace de los acontecimientos, sin cuestión de confianza ni ningún otro prolegómeno, le hace dudar de la sinceridad del movimiento de Sánchez y pensar que es táctico, rechazó “hacer ninguna especulación sobre eso”. “No parece que tuviera mucho sentido una cuestión de confianza cuando no se había puesto la duda sobre el programa de Gobierno. En una cuestión de confianza hay que poner un programa delante y votar sobre eso. Por tanto, no parece que tuviera ningún sentido y no voy a hacer más especulaciones”, zanjó.
El PNV se sitúa ya en la siguiente pantalla tras estos cinco días de espera. Las elecciones catalanas ya provocaron que Sánchez renunciara a los Presupuestos de este año y llevaron el siguiente hito negociador a este otoño, en las Cuentas de 2025. Ahora, el PNV aprieta para retomar los compromisos. Por ejemplo, en este primer semestre se tenía que materializar la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales. Desde el Gobierno vasco, Bingen Zupiria coincidió en que, “si el panorama está despejado, lo lógico es que el Gobierno español, desde el compromiso, haga lo que está en sus manos para cumplir y que el compromiso de investidura se haga satisfactorio para todas las partes”.