Escondida en el corazón de Navarra, Estella-Lizarra es una ciudad llena de encanto y rica en historia. Fundada en 1090, su arquitectura refleja siglos de influencias románicas, góticas y renacentistas. Y no es para menos, pues sus calles adoquinadas, los majestuosos palacios y las antiguas iglesias cuentan historias de un pasado vibrante.
Cruce de andaduras en el Camino de Santiago, la ciudad conserva un patrimonio arquitectónico impresionante que invita a ser descubierto y admirado, por lo que, y sin más dilación, nos sumergimos en esta encantadora joya navarra con la promesa de descubrir su más escondida historia.
Convento y huertas de Santa Clara
En primer lugar, nos dirigimos al paseo de los Llanos, un lugar donde la serenidad del entorno envuelve a cualquiera. Al caminar entre sus árboles, es posible encontrar el convento y las huertas de Santa Clara. Este remanso de paz, con sus muros antiguos y su ambiente tranquilo, transporta a otra época, en la que las vistas de las huertas bien cuidadas y del convento en su esplendor, lleno de espiritualidad invitan a la reflexión y al silencio.
Este monasterio, fundado en el siglo XIII, ha sido testigo de siglos de historia y ha mantenido su esencia a lo largo del tiempo, ofreciendo un refugio espiritual para locales y visitantes.
Palacio de los Reyes de Navarra
Adentrados en su corazón histórico, visitamos el Palacio de los Reyes de Navarra, un majestuoso edificio medieval que alberga en sus últimos dos pisos el Museo Gustavo de Maeztu. Se trata de uno de los edificios más emblemáticos de esta ciudad, y es que este palacio románico que data del siglo XII es un claro ejemplo de arquitectura civil de la época medieval en Navarra.
En su fachada se pueden apreciar detalles arquitectónicos como los arcos y los capiteles decorados. El museo, dedicado al pintor Gustavo de Maeztu, alberga una impresionante colección de sus obras, que incluyen retratos, paisajes y escenas costumbristas, destacando su estilo expresionista y su contribución al arte contemporáneo.
Iglesia de San Pedro de la Rúa
Cerca de allí, encontramos la Oficina de Turismo, de la que salimos equipados con mapas y recomendaciones hasta la Iglesia de San Pedro de la Rúa. La escalinata que lleva al santuario resulta tan impresionante como el propio edificio. Y es que, tras entrar, nos quedamos sin palabras ante la magnificencia de su claustro y la tranquilidad que emanan sus muros.
Construido en el siglo XII, el edificio presenta una mezcla de estilos románico y gótico, y su claustro, con sus arcos y capiteles esculpidos con motivos vegetales y escenas bíblicas, es uno de los mejores ejemplos del románico navarro.
Un centro histórico singular
Continuamos hacia la Plaza de San Martín, en el barrio monumental. Este rincón de la ciudad, con sus edificios históricos y su atmósfera vibrante, nos hace sentir como si hubiésemos retrocedido en el tiempo. Recomendamos hacer una parada para disfrutar de un café en una de sus terrazas, mientras observamos la vida cotidiana de sus habitantes.
Este lugar, rodeado de casas señoriales y edificios de gran valor histórico, es un punto de encuentro para locales y visitantes, y a menudo alberga mercados y eventos culturales que reflejan la rica tradición de Estella-Lizarra.
Echamos un vistazo a su Ayuntamiento, un edificio de impresionante fachada barroca que evidencia la importancia histórica y administrativa que ha tenido la ciudad a lo largo de los siglos.
Construido en el siglo XVIII, destaca por su portada simétrica, decorada con balcones y un reloj central, y su interior alberga salas decoradas con frescos y elementos de la época, siendo un testimonio vivo del esplendor barroco en Navarra.
Iglesia de San Miguel
Nuestros pasos nos llevan a su centro histórico, donde cada calle y cada rincón parecen contar una historia diferente. En las inmediaciones, nos topamos con la Iglesia de San Miguel Arcángel, cuya portada románica es una auténtica joya de arte medieval. Esta figura, esculpida con tanta maestría, nos deja asombrados.
Esta basílica, construida en el siglo XII y reformada en siglos posteriores, destaca por su torre gótica y su interior, que alberga una rica colección de retablos y esculturas, siendo uno de los templos más emblemáticos de la ciudad.
Un importante hito del Camino de Santiago
Cruzamos hacia el Puente de la Cárcel, un antiguo puente medieval que nos conduce hasta la Iglesia del Santo Sepulcro. Este puente, con su estructura de piedra y su historia intrigante, nos ofrece una vista pintoresca del río y la ciudad.
Con su singular arquitectura, la iglesia del Santo Sepulcro constituye un punto culminante de nuestro recorrido, cuya delantera con esculturas que representan escenas bíblicas impresiona a todo aquel que la contemple.
Originalmente construida en el siglo XIII y reformada en el XVII, es un importante hito del Camino de Santiago y destaca por su portada gótica, considerada una de las más hermosas de Navarra.
Museo del Carlismo
Hacemos una parada en el Museo del Carlismo, ubicado en el antiguo Palacio del Gobernador, un edificio que tiene también un importante valor histórico. Su frente refleja su origen renacentista, con un estilo sobrio y elegante, cuya puerta principal y sus ventanas destacan por sus marcos de piedra con características destacables.
Situado cerca del río Ega, es posible disfrutar de las vistas de las calles adoquinadas y de la arquitectura tradicional de los edificios circundantes.
Parque de los Llanos
Nuestro paseo nos lleva al Parque de los Llanos, también cercano al río Ega, lo que lo convierte en un entorno natural privilegiado. En él, se puede disfrutar tanto de las vistas del río como de una abundante vegetación que incluye árboles frondosos y áreas ajardinadas.
La Avenida de los Llanos que desemboca en el parque es amplia y arbolada, por lo que ofrece un agradable paseo tanto para peatones como para ciclistas.
Se trata de un espacio multifacético que combina la belleza natural con instalaciones recreativas y eventos comunitarios, proporcionando una experiencia integral para sus visitantes y habitantes.
Una vez finalizado nuestro recorrido, nos despedimos de Estella-Lizarra tras vivir un viaje a través del tiempo, en el que cada experiencia llena de descubrimientos y emociones nos hará recordar para siempre cada lugar y cada historia, dejándonos una huella imborrable en el corazón que convierte nuestra travesía en una aventura completamente inolvidable.