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Estibaliz despide a sus monjes

Emotivo adiós a los tres monjes benedictinos tras 99 años de trabajo de su congregación en el monasterio
Último homenaje a los monjes benedictinos del Santuario de Estibaliz
Último homenaje a los monjes benedictinos del Santuario de Estibaliz

La festividad de la Virgen de Estibaliz ha sido este lunes el marco para la despedida de los tres monjes benedictinos que residen en el santuario sobre el cerro de Argandoña. No podía haber una efemérides mejor, el día de la patrona de Álava, para reconocer el trabajo que la congregación benedictina ha realizado durante los últimos 99 años desde el monasterio alavés, además de suponer la fecha definitiva de su presencia en el santuario.

Data oficial que no oficiosa, ya que, antes de partir a su nuevo hogar en el monasterio de Lazkao, seguirán varias semanas en Álava con las labores de mudanza. El Santuario de Estibaliz ha albergado una emotiva ceremonia de gratitud y homenaje a los tres religiosos, Emiliano Ozaeta, Iñaki Arregui y Juan Luis Plazaola, con una misa solemne en el centro de acogida que se ha adaptado para poder albergar a los más de 300 feligreses que han querido acompañarles en tal sentido momento.

La homilía ha estado presidida por el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, y ha contado con la presencia del vicario general, Carlos García, además del abad emérito del Monasterio de Montserrat, Josep María Soler, como lugar emblemático de los benedictinos, y el abad del Monasterio de Lazkao, Rufino Mujika, quien les acogerá a partir de ahora. Todos ellos acompañados por los cantos del coro diocesano San Prudencio.

“Les arropamos de todo corazón en este momento agridulce”, ha señalado Elizalde. “Más que desde la nostalgia, desde el agradecimiento por ser guardianes, custodios y buenos hijos benedictinos en Estibaliz para abrir ahora otra etapa de la vida en Lazkao”.

“Hay que soltar compromisos cuando nos resquebraja la salud", ha añadido. Y es que es la edad y la salud de los miembros de la comunidad la que aconseja su traslado al Monasterio de Santa Teresa de Jesús de Lazkao, la comunidad hermana en Gipuzkoa, con la que han tenido muchos vínculos.

Su partida, después de casi 100 años en Estibaliz se debe a la avanzada edad de los tres monjes y la falta de relevo dentro de la congregación. Precisamente, el obispo de Vitoria ha lamentado esa falta de relevo, preocupado por “la crisis de fecundidad en la iglesia occidental” y, concretamente, por la falta de “vocaciones religiosas en Álava”.

Ozaeta, Plazaola y Arregui han recogido “emocionados” los reconocimientos y la placa conmemorativa, otorgada tras la misa de acción de gracias. “La vida son etapas y puertas que se cierran y otras que se abren”, ha expresado con nostalgia Ozaeta.

Los últimos días de la congregación en Estíbaliz están siendo muy “especiales” para los tres monjes, quienes reciben, un tanto abrumados, el calor y cariño de los feligreses. La jornada se completó con la tradicional ofrenda floral a la patrona de Álava, por parte de varias mujeres que se llaman Estibaliz, y una procesión alrededor del templo.

Desde 1923

Febrero de 1923 es la referencia de inicio de la presencia benedictina en el Santuario de Estibaliz por encargo del obispo Leopoldo Elijo. A lo largo de estos casi cien años, son muchas las actuaciones e iniciativas que ha llevado a cabo la presencia benedictina para realzar el lugar.

Las primeras obras para completar el monasterio y ampliar la basílica, el acondicionamiento del entorno y los más recientes proyectos del centro de acogida y el de interpretación del románico en Álava. Otros legados de los benedictinos son, por ejemplo, la revista Estibaliz que comenzó a publicarse en 1941; o la biblioteca cuyos fondos tendrán que decidir ahora su destino final. Estibaliz y los benedictinos han sido también una referencia para la promoción del euskera y la liturgia, especialmente a raíz del Concilio Vaticano II y el impulso de las lenguas vernáculas.

La comunidad de Estibaliz ha ido viviendo diversas etapas en cuanto a sus niveles de autonomía y gestión. Así, en la primera década fue ascendida a Priorato Simple. En 1955 obtuvo la independencia de la Casa Madre de Silos, pero en 1963 el monasterio pasó a estar ligado a la comunidad de Lazkao, en Guipúzcoa. Así se mantuvo hasta el año 2000 cuando adquirió la independencia de Lazkao.

Nueva etapa

Su marcha abre una nueva etapa en el templo románico. El obispado de Vitoria ya cuenta con una nueva comunidad religiosa de la que, por el momento, no ha trascendido su nombre. Sí que se sabe que la nueva presencia será femenina. “ Las mujeres consagradas que vendrán al monasterio abren una nueva oportunidad”, ha resaltado Elizalde.

Fuentes de la diócesis apuntan que “el nombre se mantiene en secreto, debido a la expresa petición” de las futuras regentas. Hasta la fecha, habían trascendido las ordenes de las Clarisas Capuchinas de Italia y las Hermanas de María Stella Matutina de Francia, pero parece que las cosas están más encaminadas a una congregación de Sudamérica.

El diácono permanente, Manuel Arozamena, y su esposa Ane Miren Eguizurain, serán quienes guarden el monasterio y custodien a la patrona hasta que, finalizadas las obras para adaptarlas a la clausura conventual, se incorpore la nueva comunidad.

2022-09-13T19:48:03+02:00
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