Esto es lo que te puede pasar si aguantas un estornudo

El estornudo es un acto reflejo, una explosión de aire súbita e involuntaria a través de la nariz y de la boca producida por la irritación que provocan en la nariz o en la garganta partículas extrañas como sustancias irritantes, alérgenos o virus.

Al respirar, las mucosas nasales filtran y calientan el aire para que llegue a los pulmones lo más limpio posible y a la temperatura adecuada. Si estas detectan alguna sustancia dañina, los mecanismos de defensa se ponen en marcha para evitar que se cuelen en el organismo.

Todo comienza con una irritación y un cosquilleo en la nariz que hace que inhalemos de forma muy rápida unos 2,5 litros de aire que pasan a los pulmones. A continuación, a través del sistema nervioso, llega al cerebro la orden de rechazo y este manda un mensaje a todos los músculos que intervienen en el estornudo (abdominales, diafragma, cuerdas vocales, garganta y párpados).

Estos músculos harán posible la expulsión de la sustancia nociva desde los pulmones al exterior a través de la nariz y de la boca a una velocidad de entre 110 y 160 kilómetros por hora. Si no nos ponemos la mano, estas partículas, que irán acompañadas de una fina niebla de moco y saliva, se pueden esparcir a una distancia de ocho metros, según un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Después llegará una sensación placentera.

No reprimir un estornudo

Aunque existen una serie de trucos para intentar evitar los estornudos, como es el caso de presionar con el dedo la punta de la nariz, aguantar la respiración unos segundos o colocar la lengua en el paladar, los expertos aconsejan no frenarlos. Cerrar la boca y tapar la nariz a la vez nunca es una buena idea ya que podría provocar distintos daños.

En el estornudo, la presión del aire es tan fuerte que si intentamos reprimirlo podemos sufrir la rotura de un vaso sanguíneo de la nariz, de los ojos o del tímpano lo que nos provocaría una mancha roja en el globo ocular o una pequeña hemorragia nasal.

Inflamaciones de las fosas nasales o del tímpano, dolor de oído y de cabeza, mareos, daños en las estructuras que rodean al tímpano o alteraciones en la audición son otras posibles consecuencias de tratar de estornudar hacia adentro.

Intentar reprimir un estornudo puede dañar los oídos.

Dos gestos inevitables

Ya habrás observado que cada vez que estornudas hay cosas que no puedes evitar y una de ellas es cerrar los ojos. Esto se debe a dos razones: por una parte, los nervios de la nariz y los de los ojos están conectados y el estímulo en uno de ellos provoca una respuesta en el otro; y por otra parte, el cerebro envía una señal a los párpados para que se cierren automáticamente durante el estornudo para evitar que entren en los ojos los microorganismos desechados y evitar así posibles infecciones.

Otra cosa que no conseguirás por mucho que te empeñes es estornudar sin mover la cabeza. Solo lo lograrás en el caso de que el estornudo sea muy suave y la velocidad a la que salga el aire no demasiado fuerte. Mover la cabeza hacia adelante ayuda a expulsar las sustancias irritantes del aparato respiratorio.

Ya lo sabes, en cuestión de estornudos déjate llevar y no trates de frenarlos, eso sí, intenta hacerlo de forma discreta y en la medida de lo posible rebajando el volumen del estruendo.