No hay nada más agradable que darse una ducha de agua caliente durante un frío día de invierno o, por el contrario, darse una ducha de agua fría durante los calurosos días de verano. Esta limpieza de cuerpo que se hace normalmente a diario, pese a decirse que hacerlo tan a menudo no es recomendable, puede hacerse a través de esas dos formas sin necesidad de estar en una estación en concreto.
Además, pese a que hacerlo con agua caliente tiende a ser más cómodo, hacerlo con agua fría trae consigo una serie de beneficios para la salud que pueden ayudar a afrontar mejor el día a día y, a largo plazo, mejorar las funciones del cuerpo. Por ello, aquí van una serie de beneficios que tiene ducharse con agua fría en vez de caliente:
Mejora de la circulación sanguínea
Uno de los beneficios más conocidos que tiene ducharse con agua fría es el impacto que tiene en la circulación sanguínea. Esto se debe principalmente a que el agua, al encontrarse a baja temperatura, genera una contracción inmediata de los vasos sanguíneos, haciendo que la sangre se dirija a los órganos vitales para así mantener la temperatura corporal a un nivel normal. Así, esta defensa natural del cuerpo humano hace que se mejore el flujo sanguíneo. A largo plazo, las duchas frías pueden promover una mejor salud cardiovascular.
Por el contrario, una ducha con agua caliente hace que los vasos sanguíneos se dilaten, el cuerpo se relaje y no se provoque esa estimulación sanguínea.
Estimulación del sistema inmunológico
Ducharse con agua fría de forma regular también puede ayudar a mejorar el sistema inmunológico, ya que una prolongada exposición al agua a baja temperatura incrementa la producción de glóbulos blancos. Estos son primordiales en la lucha contra infecciones y enfermedades, por lo que hacen que el cuerpo sea más resistente a enfermedades como resfriados y gripes.
Las duchas calientes, en contraparte, no cuentan con esta estimulación inmunológica en el cuerpo.
Mejora del estado de ánimo y reducción del estrés
El uso de agua fría durante la ducha también influye directamente en el sistema nervioso. Durante la exposición, aumenta la producción de neurotransmisores como las endorfinas y la noradrenalina, ambas relacionadas con la mejora del estado de ánimo y reducción del estrés.
Pese a que durante el primer momento de la ducha fría cueste un poco adaptarse a la temperatura, con el paso de los minutos y al terminar el proceso va a aumentar la sensación de bienestar y alerta, además de a largo plazo reducir los síntomas de depresión leve a través de la activación del sistema nervioso simpático.
Mejora del tono muscular y recuperación física
Además de tener efectos positivos a nivel nervioso, las duchas frías también favorecen en la recuperación muscular. Por ello, es común ver a deportistas de élite darse baños de hielo. Esto se basa en que la baja temperatura del agua reduce la inflamación y acelera el proceso de recuperación de lesiones ya que disminuye el flujo sanguíneo.
Hacerlo con agua caliente, por el contrario, puede llegar incluso a aumentar este tipo de inflamaciones musculares debido a la dilatación que producen, lo que puede retardar la recuperación muscular.
Aumento del metabolismo y pérdida de grasa corporal
Ducharse con agua fría también tiene beneficios en aquellas personas que buscan aumentar su metabolismo y perder grasa corporal. Esto se debe a que, como se ha mencionado previamente, el agua fría hace que el cuerpo busque defenderse y volver a recuperar su temperatura normal, por lo que el mismo debe trabajar más para ello y ayuda a quemar calorías adicionales.
Mejora de la piel y el cabello
Además del interior del cuerpo, las duchas frías también ayudan a mejorar la piel y el cabello. El agua caliente genera sequedad en la piel y el cuero cabelludo ya que elimina los aceites naturales que genera el cuerpo.
En cambio, el agua fría cierra los poros y mantiene la humedad corporal. Este tipo de duchas son recomendadas por dermatólogos para personas con problemas de piel seca o irritaciones cutáneas.
Aumento de la resistencia mental
Por último, pero no por ello menos importante, ducharse con agua fría de forma regular también puede ayudar a mejorar la resistencia mental. Esto se debe a que el agua fría no es tan agradable como la caliente, y al hacerlo se fuerza al cuerpo a exponerse a una sensación incómoda. Esta exposición regular al malestar puede ayudar a desarrollar una mayor tolerancia al estrés en otras áreas de la vida.