Uno de los campos en los que la inteligencia artificial (IA) puede transformar el futuro es el de la psicología, al convertirse en una herramienta que no solo mejore diagnósticos e intervenciones, sino que también redefina la relación entre psicólogo y paciente.
Manuel Armayones y Pablo Vallejo, catedrático y profesor respectivamente de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, destacan las tendencias y retos más relevantes de la IA en psicología. Y advierten de la necesidad de supervisión profesional para que no sea una fuente de problemas.

En las terapias psicológicas, el tratamiento personas e individualizado resulta esencial.
Terapia digital y bots conversacionales
Bots conversacionales y terapias digitales, equipados con manuales de diagnósticos, libros de psicología y pruebas psicológicas, interactúan con pacientes en tiempo real para orientarlos en terapias o gestionar aspectos de su día a día. Ofrecen asistencia inmediata a pacientes con ansiedad, depresión u otros trastornos, proporcionando una atención que complementa la terapia tradicional.
Prevención y detección precoz
La IA está transformando la detección y prevención de trastornos psicológicos, al permitir identificar patrones de riesgo antes de que los síntomas sean evidentes, incluso para el propio afectado. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar grandes cantidades de datos para detectar cambios en el tono emocional o la frecuencia de interacciones, indicadores de posibles problemas de salud mental.
Ya se están desarrollando sistemas capaces de predecir trastornos como la bipolaridad o el estrés postraumático mediante el análisis de elementos sutiles en la voz o la expresión escrita. Esto permite un abordaje proactivo de los problemas.
Realidad virtual en terapias y formación
La realidad virtual (RV) y la realidad aumentada (RA) se consolidan como herramientas en la psicología. Su aplicación tanto en terapias como en la formación de profesionales permite crear entornos controlados para tratar fobias y trastornos de ansiedad mediante una simulación controlada y supervisada.
Además, en la formación de los futuros psicólogos, permite recrear situaciones clínicas complejas, practicando habilidades terapéuticas en escenarios controlados, mejorando su confianza y su competencia antes de afrontar casos reales.

La realidad virtual y la aumentada pueden ser de gran ayuda para atender y tratar pacientes, pero siempre en situaciones controladas por un profesional.
Manipulación y desinformación
Uno de los retos es el riesgo de manipulación psicológica y la desinformación a través de bots conversacionales e IA generadora de contenido personalizado. Armayones alerta de que estas herramientas pueden influir en decisiones, desde compras impulsivas hasta cuestiones políticas. La UE ha identificado la manipulación psicológica mediante la IA como una de las más peligrosas.
La desinformación generada por la IA puede alterar la percepción de la realidad, afectar la salud mental y exacerbar la polarización, fomentando narrativas engañosas.
Apoyo emocional y social
La IA tiene un impacto significativo en el acompañamiento emocional y social, especialmente para las personas vulnerables. Ya se están desarrollando robots capaces de interactuar con personas mayores, pacientes con autismo o individuos que sufren soledad crónica.
Vallejo señala que estos robots pueden ofrecer compañía y asistencia en tareas cotidianas e intervenir en situaciones de crisis, como pensamientos suicidas.
Regulación ética
Otro reto es establecer normativas claras sobre el uso de la IA en psicología. Esta permite acceder a bases de datos masivas de casos clínicos. Esto genera un conflicto ético, puesto que la supervisión de sistemas automatizados, la privacidad de los datos de los pacientes y el papel del psicólogo en un entorno digitalizado necesitan una respuesta urgente, como advierte en un informe la American Psychological Association (APA). El problema no es solo cómo se regula, sino quién la hace y con qué intereses.
Personalización de las terapias
La IA permitirá personalizar las terapias psicológicas. Vallejo explica que los algoritmos pueden combinar datos de la actividad cerebral, el comportamiento y el contexto social de una persona para ofrecer intervenciones adaptadas a sus necesidades específicas. Esto no solo mejorará la efectividad de las terapias, sino que también las hará más accesibles y asequibles. Esto se podrá aplicar en ámbitos como la prevención de adicciones a redes sociales o videojuegos.
Impulsar la investigación
La IA está impulsando la investigación en psicología a un ritmo sin precedentes. Pablo Vallejo destaca que los algoritmos pueden analizar grandes volúmenes de datos para identificar los orígenes y los mantenedores de los trastornos mentales, así como determinar qué intervenciones son más efectivas. Así se avanzará más rápidamente en la comprensión de las problemáticas psicológicas y en el desarrollo de terapias más eficaces.