El estallido de Pogacar en San Luca, cuya onda expansiva derribó a todos, no desequilibró a Vingegaard, firme, en pie. La escena que ambos protagonizaron remite a los Tours anteriores. Un clásico. Se desconocía si ese capítulo podría reproducirse tras la grave caída que padeció el danés en la Itzulia. En San Luca quedó resuelto el enigma, que no lo era tal para Pogacar, nuevo líder de la carrera francesa. No se sorprendió por ver a Vingegaard a su rueda. “Cuando ataqué, Jonas Vingegaard llegó a mi rueda de inmediato. No estoy sorprendido por el nivel que ha demostrado. Hemos colaborado bien, pero Remco y Richard también lo han hecho y han llegado hasta nuestra rueda justo al final”, expuso el esloveno, que reconoció que “me sentía súper bien en el circuito final”. “En el primer paso por San Luca, el ritmo fue muy alto gracias al ritmo que impuso el Visma. En el segundo, decidimos arrancar nosotros para poder probarme”, apuntó el líder.
Vingegaard respondió de inmediato al esloveno, que no luce el amarillo de Pogacar, –están en el mismo tiempo ambos– pero ganó a su modo. No perder tiempo era una victoria. “Era uno de los días en los que esperaba perder un poco de tiempo, por lo que haber sido capaz de seguirle es una pequeña victoria para mi y estoy muy feliz de haber terminado junto a él la etapa”, afirmó el ciclista del Visma. El danés sujetó al esloveno en un escenario ideal para Pogacar. “Este tipo de subidas más explosivas le van mejor a él que a mí incluso antes de mi caída, así que ahora era más difícil para mí, por mi falta de preparación. Por eso, haber podido seguirle me dice que estoy de vuelta. Al final, creo que estoy muy cerca de mi nivel normal”, señaló.