Las noticias de huelgas en Bizkaibus no dejan de llenar los titulares con al menos cuatro jornadas de huelga de 24 horas y doce paros parciales de actividad, agresiones a los camiones y varias protestas. Las demandas y disputas entre trabajadores y empresas concesionarias no parecen llegar a un acuerdo. Y, mientras tanto, las vizcainas y vizcainos también sufren sus consecuencias. Sin embargo, si hay un grupo que verdaderamente desenvuelve gran parte de su vida dentro de los gigantes verdes son los universitarios.
Ya sea a la mañana o a principios de la tarde, numerosas paradas de buses en la villa se llenan de estudiantes esperando el transporte que les permitirá comenzar con sus actividades académicas. Pese a esto, desde octubre del año pasado se han visto tremendamente afectados por la huelga de buses que afecta a varios líneas en el territorio. En una contienda laboral que parece no tener tregua, los afectados no solo son los actores principales, sino quienes dependen de estos en su día a día.
“ Quizás tienes que salir hora y media antes de tu casa para poder llegar y que, aun así, no puedas entrar al bus ”
Uxue Prieto - Estudiante de Periodismo
“No sé cómo voy a manejarme con los horarios. Entiendo la situación, pero estamos así desde finales de septiembre. Se imposibilita a muchas personas no solo el llegar a sus casas, sino a sus trabajos”, dice Uxue Prieto, estudiante del grado de Periodismo. “Quizás tienes que salir hora y media antes de tu casa para poder llegar, o haces una gran cola y te condicionas a que, aun así, no puedas entrar y te quedes fuera”, añade. Esta alumna, al igual que muchos otros, se ha visto perjudicada por los periodos de huelga. Para ella, Bizkaibus representa el soporte principal para su movilidad por el Territorio Histórico, principalmente a la universidad y a su destino donde hacer las prácticas.
Otros alumnos, como Rosa Oroyola, se han visto obligados a tomar rutas alternativas para poder coger un bus con disponibilidad de espacio. “No me ha dejado llegar a las clases, si es posible cojo la línea directa de Arrigorriaga a la universidad”. La alumna de Periodismo indica que lleva todo con más “cautela” y busca “rutas” alternativas. Esta necesidad de tener a mano un camino de reserva en caso de que el bus no pase por la parada, no resulta un caso aislado.
Uno de los compañeros de Oroyola, Álvaro Zuñiga, ha optado por hacer lo mismo. “En ocasiones he tenido que coger el metro [desde San Inazio] hasta Leioa para coger el bus desde ahí, pero igualmente se crean muchísimas colas”, señala.
“Los buses van a tope, a veces no te puedes ni agarrar. Ahora con la huelga se llenan mucho desde las primeras paradas y ya en las últimas el bus ya ni para”, comenta Belén Garcés. La estudiante destaca que “lleva bastante mal” los cambios de horarios que, de vez en cuando, “no coinciden” con lo que se informa previamente. Lo cual puede resultar grave porque la dependencia de este colectivo de los buses es monumental. La alumna de Periodismo, Igone Urtaza, manifiesta una situación similar a la de sus compañeros. Expone que “los estudiantes estamos muy cansados” de las condiciones actuales.
“ No me parece justo que los estudiantes universitarios seamos uno de los grupos más afectados ”
Igone Urtaza - Estudiante de Periodismo
Sin embargo, esto no quiere decir que el alumnado universitario no apoye a los trabajadores en huelga. “Creo que la huelga es necesaria y que los trabajadores de Bizkaibus tienen derecho a pedir un convenio justo”, dice. “Lo que no me parece justo es que los estudiantes de la universidad seamos los más afectados. Somos uno de los grupos más vulnerables a los recortes de los buses”. Uno de los factores inevitablemente perjudiciales hacia los estudiantes es la asistencia, y con ella, la relación y el trato del profesorado. Lucía Pérez, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas, hace alusión a estas circunstancias que ya han llegado a perjudicar al alumnado. La mayoría indica que el profesorado es empático con los estudiantes y las interferencias de los horarios, aunque esto no se cumple todo el tiempo. “Un profesor, al ver entrar a los estudiantes de manera constante, dijo que le distraían y nos dejó afuera”, comenta la estudiante. “No podíamos entrar. Hay profesores que no atienden a razones de ningún tipo. Si yo pago una asignatura tengo derecho a asistir, evidentemente dentro de unos parámetros, pero si es algo que yo no puedo controlar, me parece injusto”.
Al igual que muchos de sus compañeros, Pérez apoya el derecho a huelga. “Me parece bien porque como cualquier trabajador se merecen un trabajo digno”, señala. “Más que echarle la culpa a la huelga se la echaría a los profesores que no entienden la situación de los trabajadores de Bizkaibus ni sus consecuencias”. También destaca el hecho de que “no hay un acompañamiento a los trabajadores, no hay una manifestación en la universidad y nadie se suma a las de la calle”. Otra estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas, Irati Ganuza, teniendo presente la pérdida de exámenes y tutorías el pasado enero, aspira encarecidamente a que esto “se solucione pronto”. “Sobre todo por los trabajadores y las personas a las que esta situación les está afectando tanto”, concluye.
Las condiciones de estos y otros cientos de estudiantes se resumen en faltas de asistencia, desacuerdos con el profesorado, obligatoriedad de una ruta alternativa, pérdida de los buses e incomodidad en viajar ocasionalmente apretujados a su centro de estudio. Pese a esto, muchos apoyan el derecho a huelga de los trabajadores y exigen prontas soluciones ante el conflicto laboral.