España es el país europeo menos preocupado por el medio ambiente, aunque es donde hay más gente que declara que el medio ambiente se encuentra en una fase crítica y que se debe actuar ya, según el estudio Essentials de Ipsos.
El objetivo del estudio es saber cómo ha evolucionado la preocupación sobre el medio ambiente. En este contexto, refleja que antes de la llegada de la Covid-19 la población se mostraba "altamente preocupada" por la situación medioambiental, algo que incluso se acentuó durante los meses más duros de la pandemia. Sin embargo, según se acerca la nueva normalidad, se observa que esta inquietud está quedando atrás, dejando al medio ambiente en un segundo plano frente a otras preocupaciones como el coronavirus, la economía o la desigualdad social.
La encuesta fue realizada por Ipsos del 9 al 12 de septiembre de 2021 en la plataforma online Global Advisor entre 11.500 adultos de 18 a 74 años en Canadá y Estados Unidos y de 16 a 74 años en Australia, Brasil, China, Francia, Alemania, Italia, España, India, Japón, México, Rusia, Sudáfrica, Corea del Sur y Reino Unido.
La investigación revela que Europa se sitúa como la región más preocupada por el medio ambiente, así se refleja en el ranking de países analizados en este estudio, donde las cuatro primeras posiciones las ocupan países europeos: Italia, en primera posición (36%), seguida de Francia (34%), Alemania (32%) y Reino Unido (29%). No obstante, llama la atención como España se sale de esta tendencia y se posiciona como el país europeo menos concienciados en este sentido, solo el 17% de la ciudadanía ve al medio ambiente como una prioridad.
Este dato contrasta cuando se pregunta en qué fase se encuentra el medio ambiente, donde casi 6 de cada 10 personas en España declara que el medio ambiente se encuentra en una fase crítica y que se debe actuar ya para poner en marcha soluciones efectivas a esta problemática, situándose así como el segundo país europeo que más piensa de esta manera, solo lo supera Italia con un 64%.
La percepción sobre los riesgos a los que se enfrenta el medio ambiente y los plazos de los que se disponen para actuar y revertirlos son los que definen las conductas sostenibles que adopta de la ciudadanía. Así, a mayor creencia de que se debe hacer algo de forma inmediata, más hábitos sostenibles se adoptan y viceversa. En cuanto a las acciones que la ciudadanía cree que más ayudan a luchar contra los efectos del cambio climático, llama la atención que no son las que finalmente se llevan a la práctica de forma individual.
Con la excepción del reciclaje, que para el 65% es la acción más útil en esta lucha, y un 63% ya lo lleva a cabo. sin embargo, un 35% cree que el uso de energías renovables tiene un gran impacto positivo, pero solo un 12% hace uso de ellas en su día a día. Algo similar ocurre con el uso de coches eléctricos o híbridos, y es que el 30% son conscientes de sus beneficios, pero solo un 8% dispone de este tipo de vehículos.
Ante la pregunta de quién debe liderar la lucha contra el cambio climático, una significativa mayoría a nivel global (65%) cree que debe ser el Gobierno el principal encargado de actuar y priorizar esta situación para paliar sus efectos adversos. Mientras, el 48% de la ciudadanía piensa que esta debe ser una labor que tienen que asumir los ciudadanos, y un 41% afirma que son las empresas privadas las responsables de liderar este cambio.
Sin embargo, ante la pregunta de qué agentes están ya trabajando en esta dirección, un 39% cree que es la gente de a pie la que más está haciendo, seguido del Gobierno (32%), y los científicos (28%). "Por tanto, podríamos decir que el Gobierno no está respondiendo a las expectativas de la población en ningún país, ya que es del que más acciones se esperan y sin embargo no se percibe que las esté llevando a cabo", concluye el informe.