Reyes Estévez (Barcelona, 1976) no ha dejado de lado el atletismo pese a su retirada profesional y disfruta de una nueva etapa transmitiendo lo aprendido
Bilbao – El atletismo es una pasión para Reyes Estévez. Lo conoció con nueve años y todavía sigue calzándose las zapatillas de correr. Aunque lo hace con una mentalidad muy diferente. Ahora es el turno de dejar de lado todas las presiones y disfrutar al máximo del deporte mientras da consejos a los aficionados, como lo hizo el martes en el clínic que impartió en Bilbao.
¿Cómo ha terminado en esta iniciativa?
—En CaixaBank, con el maratón de Barcelona, me nombraron embajador del running y aprovechando que cuando acabé mi carrera profesional me saqué el título de entrenador nacional, empecé a hacer entrenamientos y salió la opción de cara al maratón de Bilbao de hacer con los clientes y trabajadores de CaixaBank un entrenamiento, dar charlas y explicarles mi punto de vista.
¿Qué siente al enseñar a la gente a correr bien?
—Creo que es una de las cosas que me motiva. El poder corregir, ayudar. Cuando estuve empezando a correr, si hubiera tenido alguna persona que me hubiera dado consejos para que mi carrera deportiva fuera mejor, bienvenido sería. El tema de ayudar me gusta. Cuando veo que la gente tiene ilusión por hacer deporte y le puedo ayudar, es una gran satisfacción para mí.
A pesar de lo que parece, no es tan fácil correr bien.
—Llevo desde los nueve años corriendo, estuve veinte años de profesional y aun así no corro del todo bien. Aunque soy de los más elegantes, no sigo dominando la técnica. Hago mucho hincapié en eso. No solo es correr bonito, también te da una serie de ventajas: menos lesiones, ser más económico corriendo, disfrutar más... qué duda cabe de que hay mucho desconocimiento de este tema y creo que es una faceta que trabajándola dos o tres veces por semana se puede ganar mucho.
¿Está disfrutando de esta nueva vida en el atletismo?
—Sí. Empecé con nueve años con la ilusión de coger un trofeo. Creo que me descubrieron, porque fui a una carrera y vieron que tenía cualidades. He ido quemando etapas. Pasé por esa de ser adolescente y querer un título. Querer ser campeón de España y de Europa. También viví la época profesional, que no es que no me gustara, pero sí que es una profesión y hay muchas decisiones que te hacen no disfrutar tanto. Ahora no tengo ningún tipo de presión, no me mueve ningún tiempo ni ambición de título, lo que me mueve es sentirme bien y mentalmente también me está ayudando. Además, estoy analizando mucho más lo que le puede hacer falta a un corredor porque he vivido todas estas etapas.
¿Prefiere más esta etapa que vive actualmente que la profesional?
—Es complicado. El nervio sigue estando, porque siempre somos competitivos, pero ya no está al mismo nivel. Mis últimos años de deportista de alto nivel los recuerdo con mucha tensión. Es tu profesión, dependes de resultados y al final, si no salen, sabes que se acaba todo. En ese sentido eso no lo tengo y estoy disfrutando mucho más de todo. Antes cuando iba a entrenar solo miraba el tiempo, el pulso, los kilómetros... y ahora voy mirando el paisaje, interactúo con otros corredores... Me estoy sorprendiendo porque estoy haciendo menos entrenamientos y con menos intensidad, pero también con menos carga en la mochila y me siento más relajado. Estoy disfrutando el atletismo en otro ámbito y me está gustando mucho.
¿Qué es lo que siente al ver todo lo que consiguió en su carrera profesional?
—Te pones a pensar y no es fácil. Me dicen que podía haber hecho más y también mucho menos. No es fácil desde los nueve años que corrí en 3:06 el kilómetro a ahora seguir compitiendo con 45 años y sentirme bien. No me duele nada y sigo disfrutando de mi deporte. Miro hacia detrás, todas las medallas conseguidas y, no solo a los resultados, a cómo el atletismo me ha formado y toda la gente que he conocido y las amistades que he hecho y me doy cuenta que sin este deporte no hubiera llegado ni a la mitad y eso me llena de orgullo. Cada etapa de mi vida deportiva se ha ido cumpliendo y ahora me toca enseñar y transmitir. Me está gustando mucho y me siento un privilegiado.
Vivió la época dorada del atletismo estatal.
—Fue el boom de oro del atletismo. Ganábamos en maratón, en 1.500. Se retransmitían las carreras en directo y todo eso lo hacían los resultados. Arrastrábamos al gran público y era como cuando Fernando Alonso empezó a ganar en la Fórmula 1. Eso lo dan los resultados y creo que ahora hay atletas que pueden llegar a hacerlo pero tienen que dar ese paso. Eso es lo complicado. Mirando atrás, nos damos cuenta que estar en un Mundial no es nada fácil, entrar en una final ni te cuento y estar en las medallas es algo muy fuerte.
Tuvo la suerte de correr con alguno de sus referentes.
—Empecé mirando a Abascal, que consiguió la primera medalla para el atletismo español en pista, y luego llegó Fermín, que incluso pude competir con él y ganarle, aunque no le gusta que se lo diga (risas). Tengo una gran amistad con él. Venía de Barcelona'92 y era el maestro de ceremonias. Yo era el chavalito que estaba empezando, me acogió muy bien y me enseñó a canalizar todo el tema de la presión. La repercusión la tenía él y eso a mí me quitó mucha presión. Solo aprendía de él y siempre le estaré muy agradecido.
¿Ve cercano dejar de correr?
—A nivel profesional me retiré en Barcelona'10. Tuve la suerte de correr en mi ciudad y aunque me hubiera gustado acabar con medalla, fue la de chocolate al quedar cuarto a dos centésimas, estoy contento con lo que pasó. Ahora estoy en una faceta de competir y pasármelo bien. Lo que me encantaría es enseñar a la gente y transmitir todos los conocimientos que he adquirido. Todo el tiempo que pueda hacerlo predicando con el ejemplo, bienvenido será, porque es lo que amo, lo que he hecho y lo que me gusta. Mientras pueda voy a disfrutarlo.
"Cada etapa de mi vida deportiva se ha ido cumpliendo y ahora me toca enseñar y transmitir. Me siento un privilegiado"
"Estoy en una faceta de pasármelo bien. Lo que me encantaría es enseñar a la gente y transmitir los conocimientos que tengo"