La Basketball Champions League ya ha puesto su motor en marcha para una temporada en la que volverá a contar con el Surne Bilbao Basket. El pasado miércoles se celebró en Frankfurt una reunión entre entrenadores y árbitros para estrechar relaciones y criterios y discutir sobre aspectos del juego que deben ser mejorados. Allí hubo un triple presencia vizcaina ya que acudieron a la cita Jaume Ponsarnau, técnico del Bilbao Basket que se estrenará en la competición; Txus Vidorreta, entrenador del Tenerife, último campeón del torneo, y Sergio Manuel, uno de los árbitros del grupo principal que dirigirán partidos de la BCL. También acudió la leyenda griega Vassilis Spanoulis, que debutará como entrenador a estos niveles en el Peristeri.
Será la séptima campaña de una competición que va adquiriendo una personalidad propia y que se hace atractiva para muchos clubes porque presenta un calendario más descargado que la Euroliga y la Eurocup, como mucho veinte partidos, al final del cual espera el único trofeo que muchos de estos equipos pueden ganar. Aún así, muchos aficionados del Bilbao Basket temen que la participación en ella ponga en riesgo el desarrollo de la temporada y el objetivo de la misma que es la permanencia. Pero a nadie le amarga un dulce y entre diez y doce conjuntos de la Liga Endesa van a participar en las competiciones europeas.
En la BCL estarán, además de los hombres de negro, el Manresa y el Murcia, que tienen un potencial y unas aspiraciones similares a las del Bilbao Basket. A ellos habría que añadir al Breogán, si supera la previa, ya que al Tenerife y al Unicaja, también si avanza a la fase de grupos, se les presupone en un escalón superior. El caso es que jugar en Europa es un premio que ya nadie rechaza y no tiene por qué significar una merma en otras aspiraciones. Quienes se ponen la venda antes de la herida recuerdan que los dos equipos que descendieron la pasada temporada (Andorra y Burgos) jugaron competición continental, pero olvidan que los dos finalistas de la BCL (Tenerife y Manresa) disputaron el play-off por el título.
El repaso a la historia de la Liga Endesa deja claro que lo ocurrido en mayo pasado es una rareza porque normalmente descienden conjuntos que no han disputado torneos europeos. El Burgos dejó de jugar la Champions el 20 de enero y después tuvo un balance de 6-13 con solo dos triunfos en los últimos once partidos. El Andorra, por su parte, sí se vio más exigido por la Eurocup, llegó hasta semifinales, pero aún así pudo ganar tres de sus últimos cinco partidos. El problema para los dos equipos fue que desaprovecharon su oportunidad de salvarse en sendos partidos en casa en la última jornada.
El Bilbao Basket de la temporada 2017-18 fue otra excepción, pero no puede atribuirse aquel descenso al hecho de jugar la Eurocup ya que el último duelo europeo lo jugó el 27 de diciembre y a partir de esa fecha ganó los mismos partidos (4) que había ganado hasta entonces. Lo mismo ocurrió en la campaña 2020-21 cuando los bilbainos sufrieron hasta la última jornada para lograr la permanencia, pero disputar seis partidos en la Champions en tres meses hasta el 27 de enero fue el menor de los problemas y no una causa directa de ese padecimiento extremo.
En este curso, al Bilbao Basket le esperan de inicio otros seis duelos europeos entre el 4 de octubre y el 21 de diciembre y solo los dos últimos serán en semanas sucesivas. Hasta esa fecha, se habrán jugado solo doce jornadas de Liga, apenas un tercio, por lo que si al final hay problemas no será por el desgaste que provoque la Champions. Partiendo de la base de que la competición europea no debe ser un objetivo, como si lo puede ser para el Tenerife o el Unicaja si acaba entrando, la segunda participación de los vizcainos debe servir para que el equipo puede asentar su juego y para hacer una pequeña caja económica, que nunca viene mal. Hacer otro tipo de pronósticos es aventurado, en un sentido u otro, y será en navidad cuando haya que decidir lo que conviene. l