Euskadi quiere estar a la cabeza de Europa en la gestión, prevención y tratamiento de los abusos sexuales a menores y con ese objetivo avanza en el desarrollo del programa piloto Barnahus, que busca dar una atención integral a estas víctimas y hacer aflorar una realidad de "dimensiones todavía desconocidas".
Este viernes ha tenido lugar una nueva reunión del equipo de profesionales encargado de adaptar a Euskadi el proyecto Barnahus, casa de los niños en islandés, que surgió en 1998 en ese país y que aglutina en un mismo espacio la labor coordinada de todos los servicios y agentes implicados en un caso o sospecha de abuso sexual infantil, desde policías, hasta educadores, jueces y asistentes sociales.
Primeros pasos: detección y atención inicial
Gasteiz ha sido la ciudad elegida para acoger la primera Barnahus vasca y el encuentro de hoy ha tenido lugar en el espacio que albergará este lugar, cuyas obras de acondicionamiento se espera que estén finalizadas a finales de este año, tal y como ha explicado la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, que ha presidido el encuentro.
La consejera ha precisado que actualmente existen en Euskadi más de 600 puntos para la detección y atención inicial de posibles casos de violencia sexual infantil y el menor tiene que pasar por media decena de servicios diferentes y narrar de "forma reiterada su dolorosa experiencia".
Esto dificulta su proceso de recuperación y genera un "daño adicional, ha añadido. Ahora se quiere derivar a estas víctimas a este espacio que aglutinará a todos los profesionales que les atienden.
Un tratamiento "completo y global"
Allí, además de ofrecerles un tratamiento "completo y global", los menores podrán relatar su historia al equipo psicosocial y a los representantes judiciales con el objetivo de obtener una declaración "detallada y completa" que sirva como prueba en un juicio y evite que el menor tenga que repetir lo vivido en diferentes instancias.
Esto permitiría que la víctima no tenga que asistir a la vista judicial, si el tribunal así lo estima, y evitaría la "victimización secundaria" derivada de declarar varias veces y relatar hechos "tan graves" garantizando a la par la tutela judicial efectiva, según ha explicado la magistrada Eneida Arbaiza, presente en este encuentro.
Tarea pendiente: la mayoría de casos no son juzgados
Artolazabal ha indicado que 7 de cada 10 casos abiertos por abuso sexual infantil no llegan a juicio por falta de pruebas y que el modelo Barnahus, que ya se aplica en Catalunya y en otros puntos de Europa, ha logrado "duplicar y hasta triplicar el número de arrestos, enjuiciamientos y condenas" por la labor coordinada de todos los agentes.
De hecho el jefe de investigación territorial de Araba de la Ertzaintza, Iñaki Arteaga, ha añadido que con este modelo se puede aumentar la detección de los casos, mejorar la protección y recuperación integral de los menores y hacer que la resolución policial y judicial sea mayor.
En este sentido ha indicado que la tasa de resolución policial de estos casos es muy alta, el año pasado se superó el 90 % en Araba, pero que lo que falla es la detección, y ha opinado que espacios como este que permiten una intervención más adecuada y menos "dañina" para el menor van a favorecer también a la investigación policial.
"Probablemente las cifras que se conocen sean solo la punta del iceberg", ha reconocido Arteaga, algo en lo que también ha incidido Artolazabal, quien ha recordado que en 2018 las policías vascas registraron 276 delitos sexuales contra menores de 16 años y los juzgados condenaron a 151 personas por ello.
Un espacio acogedor y alejado de "comisarias, hospitales o juzgados"
La futura Barnahus de Gasteiz, cuya fecha de entrada en funcionamiento todavía se desconoce, quiere ser un espacio acogedor y amigable para estos menores, "alejado de comisarías, hospitales o juzgados", que permita también acortar los plazos desde la presentación de una denuncia, ha añadido la consejera.
En el encuentro han participado además el diputado general de Araba, Ramiro González, y el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran, quienes han puesto en valor la colaboración interinstitucional para abordar esta lacra y la elección de la capital alavesa para poner en marcha este servicio.
Este proyecto piloto cuenta con el apoyo técnico de Save The Children y estará sometido a un proceso de evaluación continua para conocer el impacto logrado.