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Política

Euskadi enfila el 28-M evitando caer en el cariz plebiscitario que afecta al Estado

El carácter local de los comicios se ve cercenado por la sensación de primera vuelta de las generales que se traslada desde Madrid
Un ciudadano deposita su voto en la urna en un colegio electoral vasco en las pasadas elecciones municipales y forales.
Un ciudadano deposita su voto en la urna en un colegio electoral vasco en las pasadas elecciones municipales y forales.

El asesor de Díaz Ayuso aterrizó el pasado sábado en Durango a revolver el patio. Además del rancio discurso de Miguel Ángel Rodríguez, en Donostia fue otro popular, el coordinador general Elías Bendodo, quien se sumó al coro de alegatos constitucionalistas y de acoso y derribo al Gobierno de Pedro Sánchez. De Euskadi hablaron poco, y lo que soltaron retrotrajo a tiempos que los más jóvenes, por fortuna, solo conocen por los libros o por la enseñanza histórica que reciben. No han sido ni serán los únicos dirigentes de ámbito estatal que se pasearán por estos lares este convulso mayo electoral donde planea la sensación de que el 28-M está en juego buena parte del envite que decidirá si se procederá o no a hacer mudanza en La Moncloa. Sin embargo, nada de esto concurre en la practicidad de las papeletas a disposición del electorado vasco, que únicamente se juega quién gestionará sus instituciones más cercanas, aquellas que facilitan sus recursos más importantes en el día a día, el color de sus ayuntamientos y diputaciones, que tienen una única mirada y una sola preocupación: Euskadi.

La tarea más encomiable al respecto la tienen entre manos PNV y EH Bildu, más allá de su disputa dentro de la parcela soberanista, puesto que en su guión de campaña se tendrán que esforzar en transmitir con denuedo a los votantes que lo del Gobierno de España es un examen que no llegará hasta diciembre, que no se dejen engañar por los llamados paracaidistas, esos líderes de las formaciones de ámbito español que cruzan la frontera y se arremangan para airear soflamas belicosas que les sirven para arañar unos cuantos votos lejos de tierras vascas. Vamos, que sus motivaciones son otras, y que sus visitas son solo un lavado de cara particular y en aras de la unidad del Estado.

Por la CAV, así como este último fin de semana en Nafarroa –donde también hay elecciones a la presidencia foral–, ya se ha dejado caer Pedro Sánchez, con una férrea defensa de las aportaciones del socialismo al autogobierno vasco –sin mención alguna al cronograma de transferencias por cumplimentar– y poniendo en valor la gestión de su Ejecutivo de coalición, con foco especial en la nueva Ley de Vivienda que, según los jeltzales, supone una invasión competencial “de manual”. Anda el líder del PSOE más ocupado en lanzar promesas de todo tipo y condición de cara a la futura cita donde se juega el cargo que de hacer efectivas las ya acordadas. Le ocupa más estar bien avenido con los aliados de su espectro que le sostienen, y de ver cómo no se desmorona todo el espacio a la izquierda de su partido, que el hecho de atender las advertencias en torno a esta nueva normativa de quien, hasta la fecha, sigue considerando como socio preferente.

La sucursal vasca de Podemos también contará estas semanas con respaldo de sus dirigentes nacionales. Ocurre que en Euskadi se da la singularidad de que Yolanda Díaz sí que hará campaña para la marca morada –al igual que en Nafarroa, Catalunya, Extremadura o Galicia–, mientras se piensa qué hacer en la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana, donde la vicepresidenta del Ejecutivo español es más afín a Más Madrid y Compromís, respectivamente, compañeros de viaje de su proyecto Sumar. Todo apunta a que las dos facciones de Unidas Podemos se darán una tregua hasta pasados los comicios pero a nadie se le escapa que sus disonancias se cobrarán miles de sufragios, también aquí, como apuntan las encuestas. La ministra de Trabajo llegará para loar los logros del Gobierno del Estado en las políticas sociales y para anunciar que todavía quedan muchas por ejecutar.

De izquierda a derecha

Por el carril de la derecha, el PP centrará esfuerzos en sembrar en Euskadi las semillas del cambio que quieren para España. Más incluso que la propia figura de Alberto Núñez Feijóo, la reina de la fiesta será Ayuso cuando se desplace el próximo día 20 a Bilbao, donde honoríficamente cierra la lista de los populares. Difícilmente su presencia aportará algo provechoso para las necesidades de los habitantes de la capital vizcaina, más allá de exponer que desea para los bilbainos esa “libertad” que asegura ofrecer a los madrileños. Si a alguien puesto en la materia se le preguntara por dónde puede ir el discurso de la lideresa, basta con nombrar las siglas de tres letras ya desaparecidas para dar en el clavo. Otra cosa es el mensaje de Feijóo, que puede estar más interesado en no molestar a quien pueda servirle de muleta gubernamental.

Qué decir de Vox, que siempre se guarda en su agenda un hueco para montar el número en suelo vasco, con el plácet de quienes entran en su juego, como ocurría con los actos montados en localidades específicamente escogidas por los dirigentes de Ciudadanos. Para colmo, la fuerza de ultraderecha que comanda Santiago Abascal ha pergeñado un programa unificado para todo el Estado donde puede leerse, palabra por palabra, el mismo argumentario ya sea uno de Almería, A Coruña, Donostia, Arrecife o Girona. El colmo del sinsentido del partido que aboga por la supresión de entes locales y diputaciones, y que paseará ese ansia de suprimir lo que tacha de privilegios vascos, caso del Concierto Económico.

Por todo ello, el primer trabajo de las fuerzas exclusivamente vascas, las que no ejercen de sucursal, será poner el foco en la verdadera esencia de estas elecciones, el municipalismo y las candidaturas forales, despojando la etiqueta que, sobre todo desde Madrid, quiere teñir las urnas con el estigma de unas generales. “No somos su prioridad, solo somos una pequeña parada en su camino”, avisaba ya en la anterior cita de estas características el presidente del EBB, Andoni Ortuzar. El clima de reproches cruzados que se ha instalado en el Congreso, las acusaciones que se lanzarán en campaña entre las formaciones del bipartidismo y el Apocalipsis que escenificarán ocuparán no pocos titulares con el propósito de que calen en la ciudadanía. También en la vasca, que tendrá que volver a demostrar un nuevo ejercicio de madurez. Otro.

Candidatos ‘de relleno’

Bizkaia. Sobresale Isabel Díaz Ayuso cerrando la lista del PP en Bilbao. Su partido ha tirado de fichajes: en Durango con Miguel Ángel Rodríguez, Eduardo Portela, Edurne Uriarte y Regina Otaola, y en Mañaria con el ex secretario de Estado de Comunicación con Aznar, Alfredo Timermans. La lista de Falange en Bilbao la lidera Carlos García Juliá, coautor de la matanza de Atocha.

Gipuzkoa. Elías Bendodo, coordinador general del PP, cierra la lista de Zumarraga; su vicesecretario general de Organización, Miguel Tellado, hace lo propio en Errenteria. Borja Sémper, portavoz de campaña, concurre en Donostia; y en Zarautz el director de comunicación, Luis de la Matta. El histórico dirigente del PSE Jesús Eguiguren figura como último de la lista en Donostia.

Araba. El exdiputado general Ramón Rabanera cierra la plancha del PP de Gasteiz. El exjugador del Baskonia Santi Abad lo hace en Legutio con el PSE.

2023-05-03T05:29:03+02:00
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