La economía vasca es la segunda menos expuesta del Estado al avance del empleo fijo discontinuo, la modalidad de contrato que está sustituyendo de facto al tradicional contrato por obra, muy penalizado tras la última reforma laboral. El perfil industrial limita el recorrido en Euskadi de un esquema de afiliación que tiene la hostelería y la educación como principales focos de desarrollo. Un 37,4% del empleo indefinido creado este año en el Estado es discontinuo, en el caso de la CAV el porcentaje baja hasta el 23%.
Solo la Comunidad de Madrid tiene un porcentaje inferior (16,6%) debido a que es la comunidad que concentra más empleo cualificado y menos sujeto a los picos estacionales del turismo. Canarias, con un 15,5% de fijos discontinuos, incluso mejora las cifras de la economía madrileña, pero en su caso la evolución está ligada a que se trata de un destino turístico con público los doce meses del año y se ha regularizado de forma masiva la situación de trabajadores que hasta ahora estaban condenados a encadenar contratos temporales.
El veto al empleo con fecha de caducidad y las necesidades reales de las empresas han beneficiado a ese colectivo, al igual que al personal de educación en el archipiélago canario. De hecho, otro de los grandes focos de atracción turística, Baleares, más sujeto a los caprichos del termómetro, es el campeón en el Estado del empleo indefinido discontinuo. Casi un 67% de los contratos fijos firmados este año en las islas tiene esas características, mientras que los indefinidos a tiempo completo solo suponen el 23,7% del total.
Son datos acumulados entre enero y octubre de este año, los últimos facilitados por el Servicio Público de Empleo (Sepe), que ponen en evidencia que las empresas de las economías con mayor relación con el turismo son las que más contratos discontinuos están formalizando.
Es un empleo que, en cierta medida desvirtúa las estadísticas del paro. Los fijos discontinuos no se contabilizan como desempleados en los periodos en los que no trabajan aunque cobren una prestación del Sepe –tienen derecho a solicitarla tras varios años de cotización continuada– ni aunque estén buscando otro empleo a la espera de volver a su puesto de trabajo.
Al margen de la lista del paro
Su inactividad no conlleva por tanto tampoco un descenso en el número de cotizantes a la Seguridad Social. Sin embargo, su peso en la masa salarial vasca sí da pistas en torno a la fortaleza del mercado del trabajo. El empleo fijo discontinuo solo supone un 3% de los asalariados de la CAV, pero roza el 9% en el conjunto del Estado. En números absolutos, en un contexto en el que Euskadi tienen la mayor fuerza laboral de su historia, con casi 993.300 cotizantes, los contratos indefinidos discontinuos superan ligeramente los 30.100. En el conjunto del Estado, este tipo de empleo roza la barrera de los 1.800.000 personas para una masa de asalariados que se acerca a los 20,3 millones, también récord.
En el análisis por territorios de la CAV también se refleja la especialización de la economía. En Araba, con un esquema productivo más ligado a la temporalidad por el empleo que se genera en la vendimia y las actividades del sector primario en general, casi un tercio de la contratación indefinida en lo que va de año es discontinua.
En Bizkaia, solo un 20% responde a ese perfil, muy cerca del dato de Madrid precisamente por el mayor contenido industrial de su tejido productivo. Gipuzkoa, por su parte, se mueve en términos similares, pero dos puntos más arriba.
La economía vizcaina es así la que más empleo indefinido a tiempo completo genera, casi la mitad, un 46,4%, siete puntos por encima de la media del Estado, mientras que la guipuzcoana roza el 44%. Araba baja en este capítulo hasta el 37,7%, pero tiene en cambio dos puntos menos de empleo fijo a tiempo parcial.