Euskadi fue en 2023 la cuarta comunidad autónoma con un mayor número de solicitudes de eutanasia. Solo en la CAV, 58 personas pidieron la ayuda para morir, que se suman al total de 766 solicitudes recibidas en el Estado, un 24,8 % más que en el año anterior.
Según el ‘Informe de evaluación anual 2023 sobre la prestación de ayuda para morir’, publicado este jueves por el Ministerio de Sanidad, el año pasado se aplicó la eutanasia a 334 pacientes. Del total de solicitudes, el 76 % fueron aprobadas desde un inicio. Entre las rechazadas, un 41 % de los pacientes presentó reclamación, con más de la mitad (58 %) de ellas resueltas favorablemente.
Entre las peticiones aprobadas, un 4 % de los pacientes solicitó aplazar la aplicación de la eutanasia. El número de personas que cambiaron de opinión y revocaron finalmente la solicitud fue aún menor: un 3 % del total.
Por comunidades autónomas, la que recibió más solicitudes de eutanasia fue, con diferencia, Catalunya, con 219 peticiones. Le siguieron, muy por detrás, Madrid (89), Canarias (62) y Euskadi (58). Por el lado contrario, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla no recibieron ninguna petición y tanto Murcia como Extremadura tramitaron únicamente dos. Estas dos últimas fueron, además, las que más prestaciones de ayuda para morir cumplieron sobre el total de solicitantes, ambas con el 100 %, seguidas de Euskadi, con un 81 %.
Desde la entrada en vigor de la ley de eutanasia, el 25 de junio de 2021, hasta el 31 de diciembre de 2023, se atendieron 1.515 solicitudes de prestación de ayuda para morir: 173 durante 2021; 576 en 2022; y 766 durante el año 2023.
Perfil del solicitante
Según el informe de 2023, el perfil más frecuente entre los solicitantes de la eutanasia, con un 28 % de los casos, es el de una persona de entre 70 y 79 años. Además, en su mayoría, los pacientes sufrían de enfermedad oncológica (35 %) o neurológica (35 %). Por otro lado, casi la totalidad de los solicitantes, un 95 %, poseía capacidad de hecho al momento de hacer la petición, aunque un 15 % de ellos estaba en riesgo inminente de perderla.
En cuanto al tiempo transcurrido desde la solicitud hasta la aplicación de la eutanasia, la media ha sido de 67 días, con una mediana de 54,2. A pesar de ello, un 25 % de las peticiones ni siquiera llegó a ser resuelta debido al fallecimiento de la persona que la había hecho. En este caso, los solicitantes fallecieron alrededor de un mes después de la solicitud.