Euskadi cada vez consigue robar más años a la muerte. Vivimos en una de las comunidades más envejecidas y en la sociedad más longeva que ha existido jamás.La población de 65 y más años representa el 21,6% de todos sus vecinos. La CAV se ha convertido en una de las comunidades con más cantidad de mayores por metro cuadrado, ya que, por ejemplo, las personas que superan los 85 años son casi cuatro de cada cien vascos, y prácticamente 2.000 personas han superado el siglo de vida porque la cifra de centenarios se ha triplicado en la última década.
Las prospecciones a futuro, según la ciencia, es que ganar años al calendario será cada vez más frecuente. Y el panorama demográfico del Eustat así lo corrobora, dibujando una fotografía donde la población mayor de 65 años en Euskadi supondrá dentro de solo un quinquenio el 29% de la población total. Es decir, uno de cada tres vascos peinarán muchas canas.
Además, en el 2061, representarán el 33,5% del censo total. Nada más y nada menos que doce puntos porcentuales más que en 2017.
“Un logro, no una carga”
“Los avances médicos han conseguido que cada vez haya mayor número de personas de edad avanzada. Tenemos que ver el paciente mayor como un logro de la sociedad, no como una carga, y tenemos que dar respuesta a este reto desde los sistemas sanitarios”, afirma Pilar Sorando, geriatra del Hospital de Santa Marina, y presidenta hasta el año pasado de Zahartzaroa, la asociación vasca de geriatría y gerontología.
“ La incorporación de geriatras a la sanidad pública y crear unidades específicas son los retos del sistema para la llamada "vejez avanzada" ”
Dado que este fenómeno de la denominada vejez avanzada irá cada vez a más, se hace necesario apostar por un nuevo tipo de asistencia. “Por eso ha sido tan importante la incorporación de los geriatras al Sistema Vasco de Salud”, reivindica Sorando. “Pero tendría que haber unidades dedicadas exclusivamente a esas personas mayores, nuestro objetivo es crearlas, y también que Euskadi sea líder en este campo”, proclama.
Mantener la calidad de vida en la vejez es una de las asignaturas pendientes. Por ello, los especialistas se afanan en tratar a esos superseniors con una visión global y dinámica y ellos se muestran dispuestos a colaborar. “No vamos a estar los próximos 20 años en un sillón esperando a que llegue la muerte”, exclama Begoña, una octogenaria.
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Para conseguir que estas personas vivan sus últimos años de la mejor manera, los geriatras evalúan su estado físico, psíquico, clínico y social. “La funcionalidad es la principal variable y establecemos un sistema de cuidados y objetivos asistenciales. Sobre todo, hay que valorarlo desde el conjunto de profesionales implicados. Y hacemos una asistencia compartida entre todos los niveles, priorizando la autonomía y la funcionabilidad”.
No hay que olvidar que los sistemas sanitarios actuales están diseñados en otra época, pensando más en enfermedades agudas y únicas. “Tengo una neumonía, le ingreso, se pasa la neumonía y le doy el alta. Pero la población hoy es muy diferente porque concurren otras enfermedades crónicas, porque las manifestaciones clínicas son distintas y debemos adaptarnos a estas demandas”, concluye Sorando, abogando por dar a esta nueva etapa de la vida la máxima dignidad posible.