Euskadi: Los hogares reducen un 34% el consumo de agua en 20 años

En el año 2000 vivíamos unas 100.000 personas menos en Euskadi y consumíamos en nuestros hogares un 51% más de agua que hoy. Las cuentas asustan si se traducen al día a día, porque eso significa que cada habitante gastaba entonces unos 154 litros al día, mientras que actualmente consume 97. Un ahorro de 57 litros diarios por cada persona, casi 200 en un hogar medio, lo que nos convierte en más eficientes y sostenibles. Aún hoy, quedan algunas comunidades como Cantabria o la Comunidad Valenciana, que consumen por habitante más que nosotros hace 20 años.

Euskadi se mantiene una vez más como la comunidad con menor consumo de agua por habitante en el Estado. Si los hogares vascos consumiésemos tanta agua como la media de familias españolas, necesitaríamos al año tanta agua extra como la que cabe en los embalses de Ibai Eder, en Azpeitia, Ibiur, en Baliarrain; y Urkulu, en Aretxabaleta a plena capacidad.

O en su lugar, dejaríamos temblando el embalse más grande del territorio guipuzcoano, el de Añarbe, que a día de hoy está al 77% de su capacidad de llenado. Para cubrir esa demanda extra que requerirían al año 2,3 millones de ciudadanos consumiendo al ritmo que consume un vecino de Zaragoza, habría que dejar seco, por tanto, el embalse del Añarbe, ya que serían necesarios 28,2 hectómetros cúbicos extra de los 28,8 con los que cuenta a día de hoy.

La clave es que los hogares vascos consumimos hoy un 34% menos de agua que hace 20 años en conjunto, pese a ser más; y un 20,7% menos que hace solo siete años. Esta última referencia responde mejor a nuestro esfuerzo real en cuanto a hábitos de consumo, puesto que para esa época, el sistema de abastecimiento ya mostraba niveles de eficiencia parecidos a los que mostró en el último año medido, 2020. Es decir, con un menor gasto de averías y fugas.

De hecho, según los últimos datos publicados esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los 77,6 millones de metros cúbicos que consumimos en nuestros hogares al año 2020, representan la cantidad más baja de consumo en hogares desde que se inició la serie histórica del INE en 2000. La caída del consumo en el hogar entre 2018 y 2020 es del 5%.

Los consumos en Euskadi se han recortado drásticamente en las últimas dos décadas, pero no solo en los hogares, sino que en volumen total, de 2004 hasta 2020, se ha reducido el consumo de 214.180 hectómetros cúbicos a 117.282 en el último ejercicio medido. La reducción es del 45%.

Mayor ha sido el ajuste que ha hecho el tejido económico vasco, que en los últimos 20 años ha reducido a menos de la mitad su consumo, pasando de 69,5 hectómetros cúbicos hace 20 años a los 32,6 de hoy. Un 53% menos.

Sin embargo, son los consumos municipales los que han experimentado un mayor ahorro. De los 43,6 hectómetros cúbicos que se consumían en 2007 se ha pasado a un mínimo histórico de 7 hectómetros cúbicos.

Todas las cifras apuntan en la buena dirección. Las pérdidas de agua debido a fugas y averías también se han reducido de forma drástica si cogemos como referencia los últimos 20 años. En el año 2000 se desperdiciaban al año en fugas y averías tantos litros como los que consumimos a día de hoy en nuestras casas: 77.7 hectómetros cúbicos. El año en el que menos agua se desperdició entre fugas y averías en esta serie histórica en Euskadi fue 2012: 12,5 hectómetros cúbicos, frente a los 19,8 de 2020.

Mil litros a dos euros

Euskadi cuenta, en definitiva, con un sistema de distribución de agua sólido en relación al resto de comunidades, pero con un coste de distribución de los más altos, de 2,04 euros por metro cúbico. Solo le superan Catalunya (2,66), Baleares (2,52), Murcia (2,51) y Canarias (2,20), según los datos recogidos por el INE. Mientras que en Castilla y León o la vecina La Rioja se paga a 1,10 y 1,17 euros, respectivamente, cada 1.000 litros de agua.

El origen del agua captada en Euskadi es, además, de superficie, mientras que hay otras zonas del Estado que tienen que recurrir no solo a agua subterránea, sino a desaladoras, incluso. En el conjunto del Estado, según el INE, el 66,5% de aguas son superficiales, mientras que el 27,6% proviene de pozos y acuíferos subterráneos y un 5,9% de aguas desaladas del mar o salobres.

Por otra parte, el menor consumo que hacemos los vascos y también nuestra meteorología, nos proporcionan, pese a la escasez de grandes embalses, unas reservas de agua en superficie que son actualmente las más altas del Estado. De hecho, los embalses vascos se encuentran actualmente rondando el 77% de su capacidad total, pese a las tensiones y la escasez que están atravesando 16 municipios de la comarca vizcaína de Busturialdea, donde se ha recomendado a la población limitar el uso de este recurso natural.

Los embalses de Gipuzkoa, entre el 98% y el 77%

La situación de los embalses en Gipuzkoa es algo mejor aún en términos relativos. El territorio supera la media vasca de nivel de llenado de sus embalses. De hecho, los que están integrados en la red de Gipuzkoako Urak muestran, pese a las olas de calor de junio y julio, unos niveles de llenado parecidos a los de años anteriores, oscilando entre un llenado del 98% en Aixola (Elgeta), el más lleno respecto a su capacidad, y un 78% del de Barrendiola, en Legazpi. Y la situación en el principal embalse del territorio, el que gestiona Aguas del Añarbe, está al 77% de su capacidad. Es el que provee a Donostia y alrededores, más de 300.000 personas.

Fuera de Euskadi, la comunidad con mayor nivel de llenado, es La Rioja, con un 72%, y le siguen ya a bastante distancia: Madrid, Asturias y la Comunidad Valenciana, que rondan el 64%.

Mientras que en el extremo opuesto, y con una situación inquietante para estas alturas del año, se encuentran Andalucía (30%) y Extremadura (33%), con niveles de llenado excesivamente bajos en sus embalses y con un largo agosto y verano aún de por medio. Hay casos llamativos como el de Andalucía, donde en los últimos dos años el consumo de agua no solo no se reduce, sino que ha aumentado un 7,8%.