gasteiz – Agosto apenas afronta el inicio de su segunda quincena y el Gobierno vasco ya piensa en la vuelta al cole y la reactivación económica. Pero para que la cuesta de septiembre sea lo menos traumática posible, para que las UCI y las camas de planta no nos devuelvan a situaciones más duras es necesario hacer una última txanpa de la "responsabilidad".
Debido a la alta contagiosidad de la variante delta y la lamba llamando a la puerta, sumado a la experiencia adquirida los últimos dos años con la variante alfa, hablar del último empujón respecto a la regla de las Tres M –mascarilla, mantener la distancia (de al menos 1,5 metros) y lavado de manos– parece, además de obvio, un tanto arriesgado. Así que quizás sería más apropiado hablar de la antepenúltima txanpa del "compromiso". Y más con el plato fuerte de las fiestas patronales –Aste Nagusia y Semana Grande donostiarra incluidas– a la vuelta de la esquina.
La Comisión Técnica del LABI, reunida ayer y que volverá a hacerlo el martes, ha decidido no endurecer las restricciones aprobadas el pasado 22 de julio, cuando la tasa de incidencia acumulada era de 682 casos por cada 100.000 habitantes y 48 camas UCI ocupadas. Ayer la incidencia se situaba en 603 casos y 64 personas en estado crítico. Pese a confirmar la "tendencia a la baja" de los contagios, el comité de especialistas que asesora al lehendakari para combatir la pandemia advirtió de que la ocupación hospitalaria y de camas UCI "no mejoran todavía lo necesario". De hecho, la situación sanitaria dista años luz de los 60 casos acumulados que nos auparían al semáforo verde de transmisión baja contemplado por el Plan Biziberri IV.