Euskadi mantiene su voz propia en Europa. PNV y EH Bildu lograron sostener su representación, abanderados por Oihane Agirregoikoa y Pernando Barrena, respectivamente, en una convocatoria donde la coalición soberanista se impuso en suelo vasco en el contexto de polarización llevada al extremo que se respira en el Estado español, donde la pugna dirimida en términos plebiscitarios y marcada por una notable abstención cayó, por la mínima, del lado del PP pero de la que Pedro Sánchez vuelve a salir airoso. La formación de Génova lideró la noche con 22 escaños, lejos de las expectativas generadas y con solamente dos de ventaja por delante del PSOE, lo que permite a los socialistas salir airosos del trance y de este intenso ciclo electoral.
Bildu arrancó una victoria en la CAV que obliga a remontarse a 1987, cuando Herri Batasuna firmó el triunfo en plena escisión dentro del mundo jeltzale. La coalición soberanista alcanzó ayer un respaldo del 26,25%, tres decimas por delante y unos tres mil votos más que el PSOE, relegando a la tercera plaza al PNV, que se atoró en el 22,39%. La socialista Idoia Mendia viajará también a la Eurocámara, al igual que el popular Javier Zarzalejos. El PP selló un 11,4% de apoyo, mientras que Sumar y Podemos quedaron relegadas a un pobre 3% y distanciados solo por unos cientos de papeletas. No muy lejos, con el 2,68% de votos, terminó Vox.
Ante la baja participación en Euskadi (50,8%), 12 puntos menos que en 2019 -cuando coincidieron con las municipales- aunque seis puntos más que en 2014, no pintaba bien la noche en Sabin Etxea para conseguir que Izaskun Bilbao entregara el testigo a su sucesora pero el PNV, integrada dentro de la coalición CEUS (entre otros, junto a Coalición Canaria), pudo salvar los muebles. Segunda fuerza en Bizkaia, tercera en Gipuzkoa y cuarta en Araba, sus números no son para sentirse plenamente satisfechos, tan por circunstancias endógenas como exógenas que invitan a una nueva reflexión. Sus poco más de 194.000 votos son 14.000 menos que los de hace una década y perdiendo 11,5 puntos porcentuales respecto al anterior envite europeo. Sin duda, la vertiente estatal con que quedó impregnada esta cita y la abstención, entre otras rémoras, le pasaron gran factura.
Mejor cuerpo le quedó a Bildu con sus casi 228.000 sufragios, 50.000 votos más que en 2014 y ganando 4,2 puntos porcentuales en comparación a hace un lustro. La coalición abertzale no se tomó explícitamente los comicios como una segunda vuelta de las autonómicas celebradas hace menos de dos meses pero a nadie se le escapa que utilizará este resultado para presentarse en la próxima configuración del Parlamento Vasco con una hoja de servicios nada desdeñable al ver esta vez al PNV por el retrovisor. Barrena volverá a la Eurocámara -dentro de la coalición Ahora Repúblicas que integran igualmente Esquerra y BNG, que ataron sus respectivos escaños- con un éxito arrollador en Gipuzkoa (11 puntos más que el PSOE y 14 más que el PNV), y siendo segunda fuerza en Araba y tercera en Bizkaia, estos dos últimos herrialdes con los socialistas al frente. De hecho, el PSOE fue primera fuerza en las tres capitales y con sus más de 225.000 votos, crecieron 7 puntos respecto a 2019, lo que vuelve a engordar la confianza del partido que encabeza Eneko Andueza.
En el panorama español, el cuerpo a cuerpo reforzó al bipartidismo pero no aclaró el horizonte, ya que el PP se tuvo que conformar con una victoria menos consistente de lo que se auguraba hace unas semanas. Con cerca de 6 millones de votos y un aval del 34,2% de los votantes, sus 22 escaños suponen un crecimiento apreciable de nueve representantes, principalmente porque se merienda los ocho que ostentaba Ciudadanos, que puso el epitafio final a su periplo político. Pero Alberto Núñez Feijóo no puede hoy lanzar ninguna campana al vuelo toda vez que el PSOE resiste con fuerza. Con 5,2 millones de papeletas, se quedó en 20 escaños y a cuatro puntos de los populares, por lo que Sánchez, después de su reflexión personal, el caso que se cierne judicial y mediáticamente sobre su esposa Begoña Gómez, y otros asuntos como el de Koldo García, puede encarar su mandato con más suficiencia de lo que desprende la atmósfera en las Cortes españolas. Eso, si el líder del PSOE no da otro giro a su guión.
Auge ultra en el Estado
Al partido de Génova le pudo minar tanto el suelo que sigue sosteniendo Vox, que gana peso con seis europarlamentarios (9,6%), como ese experimento personal del agitador Alvise (Se Acabó la Fiesta) que, con su campaña ultra en redes y en los espacios más reaccionarios, se planta con 800.000 votos y tres asientos (4,5%). Por su parte, Sumar no acaba de despegar sino todo lo contrario, consolándose con tres diputados (se le escapó el cuarto, lo que deja huérfana a IU) y con superar en más de un punto a Podemos, que con un 3,2% de respaldo firmó dos escaños, uno de ellos para Irene Montero, que tendrá voz en el Parlamento Europeo. Ahora Repúblicas mantuvo sus tres actas, pero ERC no venció a Junts en su duelo particular. Aunque el partido de Carles Puigdemont retrocedió y se quedó solo con la presencia de Toni Comín, sí que nuevamente le ganó la partida a los republicanos en Catalunya, donde los socialistas vencieron con holgura.
En la visión global de la Eurocámara, y como aventuraban las quinielas, los partidos ultras sacuden la UE pero los europeístas retienen la mayoría. Populares, socialdemócratas, liberales y verdes obtienen alrededor de dos tercios de los votos pese al ascenso de los euroescépticos en Alemania, Austria, Países Bajos o Francia, donde Macron se vio obligado a disolver la Asamblea y convocar elecciones legislativas ante el rotundo triunfo del Frente Nacional de Le Pen.