El Gobierno vasco ha solicitado por carta al Ministerio de Educación la posibilidad de “redirigir” los 11 millones de euros europeos del Plan de Recuperación destinados a la creación de 1.500 plazas 0-3 años a otros fines, como mejorar la equidad del sistema ya que la oferta de plazas públicas en este ciclo es “suficiente para atender la demanda existente”. El Ejecutivo vasco ha querido zanjar así la acusación de Podemos por la que el Departamento de Educación habría “renunciado” a ese dinero para favorecer a la red concertada.
La disconformidad del Gobierno vasco con los criterios de reparto impuestos unilateralmente por el Ejecutivo de Pedro Sánchez para poder acceder a los fondos europeos se sitúa en el trasfondo de la polémica. Polémica que ha aprovechado la coalición morada para volver a poner en el disparadero el Pacto Educativo aprobado por el 90% del arco parlamentario. Más allá la cuestión competencial, hay dos claves que explican el desencuentro: la crisis de natalidad –la última década ha caído un 25% la matrícula en Infantil– y que en Euskadi no existe el problema de oferta pública en Educación Infantil que arrastran otras muchas comunidades del Estado.
Euskadi presenta una evolución positiva desde el 2012 en la tasa de niños escolarizados en el primer ciclo de Infantil (0 y 3 años). En el curso 2019-2020 el 17,2 % de la población con menos de un año está escolarizado, con un año el 45,2 %, el 92,3 % con 2 años y de más del 99 % en 3, 4 y 5 años, lo que se conoce como una tasa de escolarización plena. El sistema educativo vasco cumple por lo tanto con una de las metas de la Agenda 2030 referidas a educación, en concreto, la de alcanzar que el 95% de los niños entre 4 años y la edad de escolarización obligatoria participen en educación infantil, y supera la media estatal y la de la mayor parte de países europeos.
La situación en el Estado español está muy alejada de estos registros a pesar de que la tasa de escolarización de niños de primer ciclo de Infantil ha subido más de 10 puntos en la última década, hasta el 38,2%, según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) Panorama de la Educación 2020. Además, la oferta de Haurreskolak está asegurada ya que en la actualidad hay 8.000 plazas repartidas en 178 municipios que son cubiertas por entre 4.000 y 5.000 niños al año, un servicio que a partir del curso 2023-2024 pasará a ser gratuito. La pregunta que cabe hacerse es: ¿Quién pagará las 1.000 plazas que de forma artificial se deben crear para acceder a los fondos cuando se acabe el dinero de Europa?
Para entender la controversia hay que remontarse al 11 de noviembre del año 2021. Ese día el Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio de Pilar Alegría, aprobó la distribución a las comunidades autónomas de 200 millones de euros correspondientes al programa de cooperación territorial de impulso a la educación de 0-3 años. Esta partida, incluida en el Componente 21 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, se completaría en los años 2022 y 2023 con una inversión total de 670,1 millones para la creación de más de 65.000 plazas públicas y gratuitas.
11 millones de euros
En la Conferencia sectorial de Educación del 5 de diciembre de ese mismo año se acuerda la reserva de 331 millones de euros para ejecutar la primera fase del plan. A Euskadi le correspondían 11 millones de euros para crear 1.500 plazas en tres años dentro del Consorcio Haurreskolak.
Según explica el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, en su respuesta escrita a Podemos, el Gobierno vasco se comprometió a abrir en este ciclo 73 plazas en 2022, 76 en 2023 y 34 en 2024, muy por debajo de las 506 anuales reclamadas por el Ministerio para acceder la financiación. Problema: en 2022 el dinero europeo no llegó porque la Secretaría de Estado de Educación consideró que Euskadi “ha renunciado” a dichos fondos, conclusión que el Gobierno vasco no comparte.
Así, el pasado 21 febrero el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, remitió una carta a la ministra Alegría para trasmitirle su “preocupación” y “desacuerdo” con la exclusión de Euskadi del reparto de fondos europeos y mostrar su disposición a “aclarar el malentendido” que se haya podido producir. El responsable de dirigir y seguir las actuaciones vascas con cargo a los fondos europeos recuerda a Alegría que la oferta de plazas en el ciclo 0-3 años es suficiente, tal y como le trasladó Bildarratz en la Conferencia Sectorial del pasado diciembre.
En esa reunión, el titular vasco de Educación apuntó la posibilidad de “redirigir” los aludidos fondos a dar respuesta “a otras necesidades identificadas”, siempre dentro del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. En este sentido, Azpiazu emplaza a Alegría a reconducir la situación merced al acuerdo alcanzado el 3 de febrero en Gasteiz por el lehendakari y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital por el que se comprometieron a la “reprogramación bilateral” de las disfunciones que ambas partes pudieran tener en la gestión y ejecución de los fondos europeos.