La reciente divulgación de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al segundo trimestre del año permite extraer interesantes conclusiones más allá del dato más novedoso. Euskadi terminó el segundo trimestre del año con una tasa de paro del 8,1%, cuatro décimas por debajo que en los tres meses precedentes, con un total de 89.500 personas desempleadas, 2.400 menos que en el anterior trimestre. Además, desde el año 2013, el porcentaje de desempleo –siempre tomando como referencia a la propia EPA– ha descendido un 49,8%; es decir, prácticamente la mitad. En esos algo más de diez años la evolución económica ha atravesado por muy distintas fases, recuperándose de dos shocks inesperados que golpearon con fuerza a toda la sociedad -Gran Recesión y pandemia- y trata ahora de consolidar un modelo de mercado de trabajo de calidad y estable, aunque con importantes retos por delante para cumplir con ese objetivo.
El paro venía disminuyendo de forma sostenida en la CAV desde el año 2004 cuando empezaron a llegar las primeras noticias de la crisis de los sectores inmobiliario y bancario en Estados Unidos en 2007, todavía entonces sin sospecharse los graves efectos que tendría sobre una Europa que, además, añadió a todo ese marasmo sus enormes problemas de deuda. En cualquier caso, la EPA del segundo trimestre de 2008 marcó el mínimo histórico en la tasa de desempleo, con un 5,7%. Pese a que el negocio inmobiliario nunca ha supuesto una pieza troncal para la economía vasca, lo cierto es que la influencia del crecimiento de ese sector en el Estado también beneficiaba de forma colateral a la CAV, porque, en economía, que el entorno más cercano funcione es un elemento tractor más para la buena marcha de un territorio.
IMPACTO
La crisis originada en Estados Unidos no tardó en presentarse en Europa, aunque con características propias. En nuestro entorno, los problemas en los sistemas financieros se unieron a una desbocada deuda soberana de los Estados. Fueron años de duros recortes en los sistemas de protección social y también en el empleo. Así, a la conclusión del año 2009, la tasa de paro que reflejaba la EPA había crecido hasta el 12,1%, lejos no obstante del 18,6% en el conjunto del Estado. Ese 12,1% es superior al 8,7% que marcaba el Eustat en ese tramo entonces. Divergencias entre datos que obedecen a que, pese a que ambas son encuestas a un determinado grupo de hogares, la del Instituto Vasco de Estadística recoge también variables como las personas que están en el proceso de búsqueda de empleo y si están inscritas o no en Lanbide.
De cualquier forma, los acuerdos entre agentes sociales y empresariales permitieron reducir la carga de despidos, aunque la denominada Gran Recesión afectó a todos los sectores y toda clase de empresas. Nadie quedó libre del terrible choque que supuso aquella crisis –también en el plano familiar, con el obligado pago de muchos créditos hipotecarios ahogando las economías domésticas–, de la que consiguió salirse con un esfuerzo y una resiliencia social que, sin duda, ayudaron a encarar los reveses posteriores. Sin embargo, el ajuste sería todavía más duro y extendido en el tiempo. De hecho, en el primer trimestre de 2015 tanto la EPA como su análoga en el Eustat, la encuesta de Población en Relación a la Actividad (PRA), marcaron valores casi idénticos y muy severos (16,4 % en el primer caso y 17% en el segundo). Fueron años de elevada temporalidad en el mercado de trabajo, a expensas de que se concretara una recuperación que llegó, pero que también se mostró en términos de crecimiento de la desigualdad social, una de las tendencias que permanecen incrustadas.
PANDEMIA
A partir de ahí, sobrevino una reducción del paro con un mercado de trabajo que empezaba a presentar, también en Euskadi, un crecimiento del sector servicios por el empuje de la actividad sociosanitaria, la hostelería y el turismo. Todo ello dentro de dos transiciones que, a día de hoy, siguen desarrollándose y se prevén indispensables para entender la economía del futuro, como son las transformaciones digital y medioambiental. No obstante, todo ese proceso quedó interrumpido cuando a principios de 2020 se declaró una pandemia que provocó el mayor hundimiento de la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial. En el caso de la CAV, la caída en el PIB fue del 9,5%. “En 2009, durante la crisis financiera, el PIB se contrajo un 4,1% y en los años 2012 y 2013, la minoración del PIB rondó el 2% en cada uno de esos años”, recordaba el Informe Anual 2020 elaborado por el Departamento de Economía. Con múltiples sacrificios, pero con la lección aprendida de que la austeridad y los recortes de la recesión anterior no eran las soluciones adecuadas, el mercado de trabajo logró recuperarse una vez se dejaron atrás las restricciones. Aún así, la EPA del primer trimestre de 2021 registró un porcentaje de paro del 11,6% en la CAV. La reforma laboral ha favorecido que crezca el empleo indefinido, sin obviar que Euskadi ha creado en las últimos dos décadas más empleos en el sector público que en las empresas privadas y que restan desafíos, como igualar la productividad a la de los Estados líderes europeos, reducir el paro juvenil o eliminar las brechas de género.
Los datos
Desempleo
REDUCCIÓN. La tasa de paro se ha reducido a la mitad o más en todas las comunidades autónomas desde que alcanzó su máximo hace 11 años, en el 2013, una reducción que en Euskadi ha sido del 49,8 por ciento. En el conjunto del Estado la reducción de la tasa de paro ha sido del 56,75%.
Comparativa
REDUCCIÓN. Al término del segundo semestre de 2013 la tasa de paro llegaba al 26,06 % y el último dato de la Encuesta de Población Activa (EPA) la ha situado en el 11,27%. La reducción en Euskadi (49,8%) ha sido la menor de todas las comunidades, pero se debe a que también partía en 2013 de la tasa de paro más baja –junto con Nafarroa–, de manera que el desempleo a reducir en las listas era menor.
Cotizantes
OCUPACIÓN. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), en Euskadi se superó el millón de ciudadanos ocupados, con un total de 1.013.500. Por otra parte, las estadísticas del segundo trimestre de la encuesta de Población en Relación con la Actividad (PRA), que elabora el Eustat, reflejan que el mes de junio acabó con 11.000 personas más ocupadas y 4.500 parados menos, lo que deja la tasa de desempleo en el 7,5%, un 0,4% menos que al cierre del primer trimestre del presente año.