Euskadi ultima la transferencia de los permisos de trabajo para personas extranjeras

Desde el pasado mes de diciembre, los gobiernos vasco y español tienen un acuerdo político para que las instituciones autonómicas puedan encargarse de los permisos de trabajo para las personas extranjeras. La transferencia de las autorizaciones iniciales de trabajo no tiene margen para descarrilar, pero es evidente que las semanas han pasado sin novedades y surge una pregunta: ¿Por qué no se ha firmado todavía, un mes y medio después? La explicación hay que buscarla en el nuevo reglamento de Extranjería que se aprobó en el Estado en noviembre y que entrará en vigor el 20 de mayo. El reglamento desarrolla figuras como la vía del arraigo para poder regularizar la situación de estas personas y, como suele suceder en estos casos, se ha redactado desde la perspectiva centralista del Estado. Las fuentes consultadas por Grupo Noticias descartan que esta circunstancia vaya a “complicar” el traspaso, pero creen que hay que tenerla en cuenta y garantizar que se “respete el marco de la transferencia”.

Estas mismas fuentes recalcan que “no hay dificultades añadidas” y reducen el trabajo pendiente a la categoría de unos simples “flecos” ante la consulta de este periódico, después de que la consejera de Autogobierno asegurase el viernes en Euskadi Irratia que están examinando hasta qué punto puede influir en la competencia el reglamento de Extranjería. “Alcanzamos un acuerdo político, pero hay un nuevo reglamento de Extranjería que se aprobó en noviembre, que entra en vigor en mayo, y estamos viendo hasta qué punto puede influir en la competencia. Pero hay un acuerdo político”, recordó Maria Ubarretxena.

Precisamente este domingo, el lehendakari Pradales mencionaba brevemente este traspaso en la entrevista que publicó Berria, donde aseguró que su gobierno espera “dos nuevas competencias” para “finales de este mes”: “la gestión de los permisos de trabajo y meteorología”. Esta es una de las transferencias prioritarias para el lehendakari, quien ya había puesto sobre la mesa que hay unas 5.000 personas que han recibido formación en Lanbide pero no pueden ponerse manos a la obra porque les falta la documentación necesaria, y las instituciones vascas no pueden hacer más porque la competencia para otorgar los permisos es del Estado español. Esta situación no beneficia a nadie, porque estas personas se pueden ver abocadas a trabajar en negro por pura supervivencia. En la economía sumergida no cotizan, con el impacto negativo que ello tiene para sostener las pensiones de todos. También lo tiene para estas mismas personas, por el desamparo en el que caerían si sufrieran un despido o un accidente laboral sin un contrato que acredite la relación que han tenido con sus empleadores.

Hay sectores que necesitan mano de obra, como la construcción, la hostelería o el cuidado de las personas mayores; y las administraciones públicas llevan un tiempo haciendo pedagogía sobre lo que aportan estas personas en una sociedad envejecida con dificultades para sostener las pensiones. PNV y PSE temen por la estigmatización de este colectivo en un contexto en que el PP, por boca de Javier de Andrés, difunde la teoría del efecto llamada por las ayudas sociales y de que el paro de las personas extranjeras es superior en Euskadi.

Meteorología, también al caer

La otra transferencia que ha entrado en una fase resolutiva entre ambos gobiernos es la de meteorología. Desde las inundaciones de 1983, el Gobierno vasco apostó por desarrollar la agencia Euskalmet para no caer en la parálisis mientras esperaba la cesión de la competencia. Por tanto, a estas alturas, la agencia vasca funciona a pleno rendimiento y ofrece sus predicciones, pero no ha contado con la financiación de esa tarea. La consejera Ubarretxena auguraba el viernes en Euskadi Irratia que “pronto” habrá noticias sobre los permisos de trabajo y sobre meteorología, y el lehendakari ha añadido que las espera para finales de este mes de febrero.