El silencio tiene varios significados. En ocasiones resulta pesado, incómodo, eterno, una espesura de melancólica y un velo sordo de tristeza. Esa sensación se adentró en la Vuelta. Los ciclistas británicos de la carrera sostuvieron la Union Jack, la bandera de Reino Unido, con un lazo negro en su corazón. Fue el modo de rendir homenaje a Isabel II, la reina de Inglaterra, fallecida el jueves. Formaron los ciclistas recordando a la soberana. Recogida la bandera a media asta, se izó el banderazo de salida. En Londres sonaban las salvas de honor. En la Vuelta retumbaba el estruendo de un comienzo alocado que finalizó como una ola mansa en la orilla. Solo la velocidad de Mads Pedersen otorgó algo de relieve a un día festoneado por la intrascendencia absoluta.
No hubo eco. Silencio total. En la nada, Evenepoel alzó el pulgar y cruzó los dedos frente a la cámara. El pulgar, porque le va genial. También cruzó los dedos. Por si acaso. Quería esquivar la mala suerte. La única preocupación del líder, que aseguró una buena colocación al final, era no caerse. "Ha sido una carrera perfecta. Fue cómoda porque el Trek hizo su trabajo para controlar la escapada y creo que estamos haciéndolo realmente bien para sobrevivir. Al final estuve delante para intentar evitar una caída, un pinchazo o avería con la bicicleta. El mayor miedo era tener una caída o tener mala suerte”, dijo el líder.
Evenepoel aspira a que nada ocurra en las raspas de la Vuelta, a la que solo le resta una bocanada de emoción. El belga prefiere el aburrimiento. Contemplación. Que caigan los días como lo hacen las hojas en otoño, de modo despreocupado, al ritmo de la naturaleza y la caricia del viento. Como una sinfonía de silencio. No hubo pulso en Talavera de la Reina. El escenario ideal para líder, que mantiene 2:07 con Enric Mas antes del último asalto al cielo. Ayuso, a 5:14, piensa en cerrar el podio ante Superman López.
LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD
Más si cabe cuando a la Vuelta no le quedan escenarios para la declamación salvo el de hoy por la retahíla de cumbres que llevarán a Madrid. Se giran los focos para alimentar la esperanza de la gran revuelta ante Evenepoel. El recuerdo de 1985, en la Vuelta que conquistó Pedro Delgado, y el de 2015, cuando Fabio Aru volteó a Dumoulin, llenan de esperanza la bodega de carga para el presunto motín de Mas. Eso es futuro y lo que dejan los posos de café. Una hipótesis. Una vaguedad. La realidad, que tiende a ser terca, evidenció que la etapa de este viernes, apenas 138 kilómetros, una distancia amateur, tuvo aspecto de jornada de reflexión.
La última votación de la Vuelta para elegir a su gobernante espera en el colegio electoral en la Sierra de Guadarrama, donde pespuntan Navacerrada, Navafría, Canencia, Morcuera y Cotos. Las cimas que marcan el skyline del encadenado que resolverá la carrera en 180 kilómetros. Un escenario que se antoja estimulante si alguien desea desalojar al belga de la cúspide. En cualquier caso, para destronar al líder, el comportamiento deberá diferir al desarrollado en el bucle de Talavera de la Reina, donde no hubo ni un amago de jaque.
ANDER OKAMIKA, EN FUGA
En el maremágnum del comienzo, alborotado, pescó Ander Okamika, un hombre a una fuga pegado. El lekeitiarra siempre está dispuesto a soltar amarras y ver mundo. “Intento hacerlo lo mejor posible”, expone. El petate en la espalda y el viento en el rostro. La costa siempre abre sus ventanas al mar y la imaginación a los océanos. Para Okamika, la Vuelta representa el viaje hacia el infinito. Atravesar las fronteras hacia los confines de la tierra. Cuando la vista de la infancia no alcanza más allá que la línea del horizonte, donde la mar parece caer por una cascada que desaparece, uno tiende a buscar referencias.
Las carreteras están preñadas de señalizaciones, nombres, lugares y memoria. Pálpitos de vida. Tan tarde desembocó en el ciclismo profesional el vizcaino, que se apresura a bebérselo a borbotones en una sucesión de tragos. La vida es eso que discurre mientras haces planes. Aventurero, Okamika es un dorsal de acción. Le pican las piernas y la curiosidad. Centinela de la Vuelta. Siempre dispuesto a subir al palo mayor. Es el ciclista que más kilómetros acumula en fuga en la carrera. Un trotamundos.
Se alistó junto a Caicedo y McNulty a masticar el asfalto en un día con dos chepas, semejante al perfil de una camello con dos jorobas unidas por los puntos de la salida y la meta en Talavera de la Reina. Un bucle. Ese par de ascensiones solo sirvió para agotar el metraje de la fuga por la determinación del Trek, que esquiló la ilusión del trío pensando en Pedersen, su rematador. Trabajaron para que el danés ondeará su estandarte verde. Verde que te quiero verde.
PEDERSEN DOMINA EL ESPRINT
Okamika llenó el zurrón con otra experiencia a pleno sol, la constante de la Vuelta. En el segundo paso por Piélago el pelotón adelgazó. Se puso a dieta. Evenepoel no pestañeó. Nadie le buscó las cosquillas. Todos ordenados. Empaquetado el descenso, el líder se entretuvo con la cámara. Nadie entró en su plano. Protagonista único.
Después, en medio de la inanidad, cruzaron un puente atirantado, una construcción ingeniosa, nada que ver con el trazado de la etapa, incomprensible, una invitación al descanso activo. Pedersen, que está en el aquí y en el ahora, que no hace cálculos de las montañas que restan ni imagina el esprint de Madrid del domingo que parece suyo, remató su tercera victoria con una solvencia absoluta. Le quiso molestar Wright. En realidad, el inglés ni se le acercó. El danés, confiado, fuerte, agarró otro trozo de gloria con absoluta facilidad. Hat-trick. Pedersen no se toma el día libre. Evenepoel levanta el pulgar y Pedersen los brazos en la antesala del baile final por los tejados de la Vuelta.
BERRADE, AZPARREN Y MARTÍN, AL MUNDIAL DE AUSTRALIA
Urko Berrade, Xabier Mikel Azparren y Gotzon Martín disputarán el Mundial de Australia. Los tres corredores serán de la partida para la prueba en ruta que se disputará el próximo 25 de septiembre. El donostiarra y el de Orozko, ambos del Euskaltel-Euskadi, fueron elegidos por Pascual Momparler, seleccionador español, para conformar el equipo, al igual que el navarro del Kern Pharma. Los tres están en la Vuelta. Berrade, Martín y Azparren apoyarán a Ayuso y Marc Soler, que parten como los líderes de la selección española.
ROGLIC ACUSA A WRIGHT DE SU CAÍDA
El esloveno Primoz Roglic, que tuvo que abandonar la Vuelta por una dura caída, culpó de la misma a Fred Wright. “El accidente no fue causado por una carretera en mal estado o por falta de seguridad sino por el comportamiento de un ciclista. No tengo ojos en la espalda. De lo contrario me habría desviado. Wright vino por detrás y me quitó las manos del manillar antes de darme cuenta”, aseguró Roglic, que consideró inaceptable la maniobra. Lo cierto es que Roglic y Wright chocaron los hombros, pero el inglés no hizo ningún gesto extraño en el esprint de Tomares.