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Everest, quién te ha visto...

En el setenta aniversario de la primera ascensión, la montaña más alta del planeta arroja cifras que se alejan del sueño idealizado por Tenzing Norgay y Edmund Hillary, enmarcados para la historia en 1953
Imagen de un atasco en el Escalón Hillary, zona próxima a la cima del Everest.

EL Everest (8.848 metros) asiste al 70 aniversario de la primera conquista de su cumbre; al menos la primera confirmada, obra del nepalí Tenzing Norgay y el neozelandés Edmund Hillary el 29 de mayo de 1953, porque siempre quedará el enigma de George Mallory y Andrew Irvine, desaparecidos en la montaña en 1924. Aquellos aventureros perseguían extender los límites conocidos del ser humano. “Difícilmente volveremos a vivir un tiempo tan apasionante, cuando el planeta estaba repleto de zonas desconocidas y retos inmensos”, que dice Sebastián Álvaro en su obra Everest 1924, donde rescata del paso del tiempo a la aventura de Irvine y Mallory.

Desde la primera expedición que buscó una ruta de aproximación a la cima, lideraba por Howard Bury en 1921, hasta que Hillary y Norgay inscribieron sus nombres en los anales de la historia, transcurrieron treinta y dos años. Siete décadas después, el mundo es bien distinto.

De la explotación de la montaña ya habló el propio Hillary en una entrevista concedida a Desnivel. “Me sentí contento de haber vivido una época en la que tomábamos las decisiones por nosotros mismos, de esta manera nos enfrentábamos a los problemas y teníamos que luchar por la cima. Ahora muchas expediciones siguen, simplemente, las huellas de otra gente. Hay muchas cuerdas fijas, escaleras, trazas, y los alpinistas van unos detrás de otros, como si fueran turistas”, manifestó, haciendo alusión a la masificación en el Everest, a expediciones comerciales que reprobaba: “No me gustan en absoluto. En ellas, si estás fuerte y tienes dinero, puedes ser llevado a la cima”. Hillary falleció en 2008, quedaba mucho por suceder en la montaña, que año tras año arroja cifras que crecen sin detenerse. Una vez cerrada la temporada primaveral de ascensiones se puede afirmar que 2023 quedará para la historia, pese a los ideales de Hillary.

Récord de afluencia

El Gobierno de Nepal –país que ofrece la ruta más transitada– ha expedido más permisos extranjeros de ascensión que nunca: un total de 478 para las 47 expediciones registradas. Se calcula que entre escaladores y guías se podría hablar de unos 600 escaladores que han escrito un récord de afluencia y, a falta de confirmación oficial, podría ser otro de número de cimas. En previsión de la aglomeración, por primera vez las autoridades locales enviaron a funcionarios al Campamento Base para poner orden.

Otro año trágico

La acumulación de personas, la congestión de las rutas, la inexperiencia, la falta de preparación y unas temperaturas por debajo de lo habitual en la época premonzónica elevaron el riesgo. En primavera se han registrado trece muertes y cuatro desapariciones. La cifra iguala a 2014, con otros 17 fallecidos, el año más letal sin contar 2015, cuando un terremoto sacudió al país dejando miles de muertos.

Lukas Furtenbach, de la empresa Furtenbach Adventures, sostiene para AFP que la mayoría de las muertes podrían haberse evitado “con unos estándares de seguridad obligatorios”. Es decir, habla de negligencias. Además, señala a los robos como otro factor de peligrosidad. “Esto, combinado con el hecho de que se robaron los tanques de oxígeno de varios equipos, incluido el nuestro, demuestra uno de los principales problemas de esta temporada: la logística del oxígeno y las normas de seguridad”.

Denuncias de robos

“Debería hacer más calor, unos -28ºC. Este año incluso se llegó a -40ºC”, atestigua Mingma Gyalje Sherpa también para AFP. El frío impropio de la época más recurrida por los escaladores ha afectado al abastecimiento de los campamentos, y ello ha degenerado en hurtos, como denuncia Guy Cotter, jefe de la compañía de expediciones comerciales Adventure Consultants y guía que fue representado en la película Everest (2015). Según relata Cotter en Facebook, su equipo fue víctima de un robo en el Campo 4, a 7.900 metros de altitud, en la Zona de la muerte, denominación que en 1953 dio Edouard Wyss-Dunant a la altura superior a los 7.500 metros debido a la incompatibilidad con la vida humana. “Los ladrones no consideran los impactos en la seguridad de nuestra gente, cuando llega y descubre que este equipo vital ha desaparecido. Nos robaron un alijo en el Collado Sur –ruta más transitada–; desaparecieron tiendas de campaña, estufas, ollas y gas. Es trabajo de operadores baratos, que no tienen equipo propio y tienen que robar para cubrir el déficit”, afirma. “Cualquiera que se una a un operador barato tienen tanta culpa como los propios ladrones”, añade.

La basura aumenta

En 2014 el Gobierno nepalí aprobó una ley por la cual cada persona que acuda a la montaña debe regresar con 8 kilos de basura recogida por encima de la cota del Campo Base o será penado con la pérdida de una fianza de 4.000 dólares. En el verano de 2022, el ejército local retiró 33 toneladas de basura de las laderas del Everest, el Lhotse, el Manaslu y el Kangchenjunga. Everest Summiteers Association, organismo implicado en la limpieza, calcula que en la primavera de 2023 se han recogido 54 toneladas de residuos solo en el Everest.

Marcas individuales

Solo un día después de que Pasang Dawa igualara el récord de ascensiones al Everest de Kami Rita, este último estableció una nueva marca: 28. Mientras, Hari Budha Magar se convirtió en el primer doble amputado por encima de la rodilla en hollar la cima. Estos son solo algunos de los que más han trascendido.

16/06/2023