El Ayuntamiento del valle de Ezkabarte está estudiando la posibilidad de instalar badenes en la calle principal de Sorauren, convertida en una vía rápida que utilizan numerosos vehículos para adelantar a los camiones que circulan, paralelamente, por el nuevo trazado de la N-121-A. Los coches, que la atraviesan a toda velocidad para ahorrar tiempo, han provocado más de un susto –casi atropellan a varios menores y el turismo de un vecino fue declarado siniestro total tras sufrir un accidente– y las quejas y denuncias vecinales han sido constantes desde que se inaugurara el denominado 2+1.
“La nueva carretera ha creado un problema y la solución debería correr a cargo del Gobierno foral, pero no quiero protestas ni peleas, trataré de darle una respuesta desde el Ayuntamiento porque lo más importante es la seguridad de los vecinos y vecinas”, ha señalado el alcalde de Ezkabarte, Pedro Lezáun, que avanza que ya ha pedido presupuesto “para analizar la zona y ver sus necesidades, cuántos reductores de velocidad habría que instalar y cuánto podrían costar”.
Desde el departamento de Cohesión Territorial indicaron que el Ayuntamiento tendría que solicitar la titularidad de la vía para reducir su velocidad de los 50 km/h actuales a los 30 –como demandaron en su día desde el concejo, que recogió más de cien firmas para denunciar la problemática–, y que la instalación y financiación de paneles, señales y pasos elevados corresponde a la entidad local, previa autorización del emplazamiento por parte de la dirección general de Obras Públicas.
Lezáun, por su parte, considera que para asumir la titularidad de la carretera “primero el Gobierno tendría que repararla o adecentarla, es lo que se ha hecho hace poco en Olaz, por ejemplo, y lo que se ha venido haciendo siempre. No entiendo porqué tenemos que asumir nosotros la solución de un problema que no hemos creado y además correr con los gastos”, valora.
Más vigilancia
Fruto de las quejas vecinales, la Policía Foral realizó este martes un control específico de velocidad durante más de una hora mediante radar en la travesía con el objetivo detectar velocidades superiores a 61 km/h, “sin que finalmente ninguno del medio centenar de vehículos controlados superase dicha velocidad”, indicaron en un comunicado. Sí que se interceptó un turismo francés para comprobar si poseía inhibidor de frecuencia, ya que a juicio de los policías forales podía circular más rápido y el cinemómetro, sin embargo, no lo detectó. El conductor, de 21 años, fue denunciado por carecer de seguro (1.500 euros), conducir con permiso AM en vez del B (500 € y 4 puntos) y no haber canjeado su permiso AM francés en España (200 €).
La Policía Foral seguirá realizando vigilancia en la zona con el fin de detectar posibles infracciones que afecten a la seguridad vial, principalmente relacionadas con la velocidad por el riesgo de atropello que implica en una travesía con limitación señalizada de 50 km/h.