El deporte transita entre lugares comunes. Uno de ellos es que el pasado no importa. Bueno, eso sería una mentira a medias. O una verdad a medias, depende de quien lo diga. Todo es relativo. O no. Lo cierto es que el paisaje pasa a una velocidad endiablada. Todo es comprar y tirar, comprar y tirar. Consumir y consumir. Sin mirar atrás. Pero siempre queda el polvo de su estela como un rastro. Lo mismo sucede con los cometas o las estrellas fugaces. Siempre hay restos de metralla tras un bombardeo.
Joseba Ezkurdia y Julen Martija, con el pedigrí de campeones del Parejas de 2020, arribaron este domingo al frontón Labrit de Iruñea con un balazo en el ala: el escozor profundo del 5-22 inapelable que les endosaron el viernes Iñaki Artola –sustituto del lesionado Unai Laso– y Jon Mariezkurrena. El pasado siempre regresa. Ese resultado, además, era una espada de Damocles sobre sus cogotes. Para meterse en la final de San Fermín necesitaban dos milagros: el primero era arrasar ante Jaka-Albisu y el segundo, encomendarse a un resultado favorable en la contienda entre los de Baiko de este martes.
Prácticamente, era un sueño de una noche de verano. El 5-22 les dejó con pie y medio fuera de la feria. Un mantra: no hay pasado. Huir hacia delante. Estaban condenados antes del primer pelotazo. Rebeldes con causa, sí; pero perdida de antemano. Lo único por hacer: quitarse la espina. En definitiva, morir con las botas puestas.
Desquitarse en el Labrit
Lo lograron este domingo ante Erik Jaka y Jon Ander Albisu. Como una tirita, de un solo tirón. Así duele menos. De hecho, los de Aspe se despiden del Torneo de San Fermín con victoria y mediatizan el estelar de este martes. Y es que, tras el 22-14, Laso –sigue siendo el titular, aunque está convaleciente de una lesión del tendón proximal del músculo recto anterior del cuádriceps izquierdo– y Mariezkurrena necesitarían hacer diez tantos ante Jaka-Albisu para estar en la final del jueves. A los guipuzcoanos, por contra, solamente les valdría con una victoria aplastante: 22-9 o menos. Con ese marcador, podrían solventar la diferencia de tanteo en el caso de un triple empate. La empresa es tremendamente complicada, mas no imposible. Se les enrevesa el futuro, eso sí.
Así, Ezkurdia y Martija se desquitaron ante la parroquia de La Bombonera. Activos desde los primeros compases, superaron a unos adversarios que se diluyeron en la segunda mitad del envite. Joseba asomó agresivo, pero también muy seguro; mientras que su compañero en los cuadros largos rozó la perfección. Julen, además, tuvo tres derechazos soberbios, para enmarcar. Pegó dos rebotes (1-1 y 18-12) y cruzó un pelotazo arrimado que torturó a Albisu (16-12).
Inicio a tacadas
Una contravolea de Jaka abrió las hostilidades. Martija atornilló al rebote la espalda de Jon Ander para igualar. Cuatro remates de Joseba abrieron tajada. Fue un espejismo. Contestó Albisu con un dos paredes. Erik, inspirado, prosiguió la fiesta. Pese al resultado, terminó once tantos. Su zurda es un escándalo cuando funciona. Abrió el catálogo: gancho, parada, una preciosa dejada con la zurda, cortada con efecto. Cambió el aire. 6-7. Ezkurdia no frenó un inicio a tacadas con un golpe al cruce de caminos que pilló a los azules desprevenidos. Ambicioso Jaka. Se pusieron 7-10.
Un yerro en el dos paredes, torció el Labrit para los de Baiko. El saque se transformó en el mejor ariete de Ezkurdia. Tres en ese tramo. Un par de parpadeos: 12-11. El 12 iguales fue un sotamano atrás de Jaka.
Después llegó el naufragio azul. Un par de regalos afianzaron a los de Aspe. Martija tomó el mando en los cuadros largos y se anotó dos tantos hasta el 18-12. Un par de ganchos de Jaka maquillaron el resultado. A raíz del 20-14, un gancho lejano que erró el lizartzarra, Ezkurdia resolvió con un saque y un buruzgain.