Ezkurdia y Martija, campeones del Parejas de 2020, buscan reencontrarse ante Peña y Mariezkurrena en el Labrit

Nada más veraz que el lenguaje corporal. Subconsciente, incontrolable, nunca engaña. El de Julen Martija, campeón del Parejas el pasado curso con Altuna III y con Ezkurdia dos años atrás, zaguero sólido, duro, obstinado y de aliento largo, bramó su contrariedad en el Labrit el pasado sábado. En una jugada en el txoko, Altuna III se quedó enganchado con cierto deje. Martija, atento, leyó el remate del amezketarra y acudió raudo a tapar el hueco, al encuentro con la pelota, pero en su esprint se trastabilló con el delantero guipuzcoano. Los jueces, en una decisión polémica, dieron tanto a favor de Altuna y Tolosa en una jugada con aspecto de vuelta. El propio Altuna lo reconoció a la conclusión del duelo. Tras ese episodio, se igualó el duelo a 14. Martija extendió los brazos, protestó a los jueces y allí se esfumó. Aquel pasaje desajustó a Martija.

Una tacada de 8-0 dejó a la intemperie al zaguero, al que le está costando encolarse al torneo que le emparenta con el éxito. El manista navarro no acaba de acomodarse a una competición que le sublima, que extrae su mejor versión, la de un competidor feroz por seguro, resistente y maratoniano. Sucede que Martija, un pelotari con enorme capacidad para soportar el castigo de los rivales, no goza, enredado en una versión muy alejada de su mejor pose. Acompañado por Ezkurdia, solo suman un triunfo después de tres jornadas del Parejas. Una victoria arrancada por 22-20 en el partido inaugural ante Peio Etxeberria y Rezusta. Ese día, Ezkurdia mandó, aunque contribuyó la suma de errores del delantero de Zenotz. Eso les liquidó.

No les falta química al de Arbizu y Martija, pero lo cierto es que no confluyen en la misma dirección y sus actuaciones están siendo erráticas teniendo en cuenta su potencial y sus actuaciones pretéritas. Sumado el primer punto, se estrellaron de mala manera contra Elordi y Zabaleta, que les minimizaron en Amorebieta por un contundente 22-5. La semana pasada encajaron otra derrota dolorosa: 22-14 ante Altuna y Tolosa. Nadie esperaba un rendimiento semejante de una pareja que en los tacos de salida del torneo apuntaba con descaro a la azotea. Probablemente la suya fuera la apuesta más segura porque su rendimiento es muy alto cuando mezclan.

Sucede que el palmarés y las memorias de los días felices no conceden victorias. De momento, Ezkurdia y Martija, campeones de la competición en 2020, deambulan por la zona baja de la clasificación cuando comienzan los debates frente a las parejas de la otra empresa, que conceden otro vuelo al Parejas. El torneo apenas ha amanecido, pero no conviene perder el hilo conductor. Los navarros, que no calculaban la presente situación, buscan esta tarde en el Labrit reengancharse al campeonato y remontar frente a Peña II y Mariezkurrena II, una dupla que se encasquilló en la última jornada, desconchado el joven zaguero por la hiperactividad de Laso en Bergara.

Al delantero de Tolosa y a Mariezkurrena II les alimenta la pegada y la exuberancia de la juventud, que todo lo magnifica. Viven deprisa. Son dos manistas agresivos y con descaro. Mariezkurrena exhibe una gran pegada, hiriente, y ha ganado poso. Ha conquistado el terreno de la madurez mientras Peña II sigue avanzado a base de dentelladas. El dinero saldrá a favor de los jóvenes. Se cantarán momios de 100 a 70 en respuesta al rendimiento de ambas parejas en el torneo. El examen para Ezkurdia y Martija es importante para calibrarse en un campeonato igualado por el momento. Para ellos, que compartieron la gloria en 2020, se antoja fundamental volver a los viejos tiempos, cuando fueron los mejores, y recuperar esas sensaciones que reposan en algún recoveco de la oficina de objetos perdidos en el presente campeonato. Ante Peña II y Mariezkurrena II persiguen la reconciliación con el Parejas.