SI el ómicron no hubiese impactado de lleno en su línea de flotación, provocando un reguero de partidos aplazados, la Liga Endesa habría cerrado este fin de semana su primera vuelta y los 18 conjuntos en liza tendrían una imagen exacta de su salud competitiva. La actual tabla clasificatoria también muestra importantes pistas sobre ese ecosistema, pero mucho más difusos por la desigualdad de encuentros disputados. En el caso del Surne Bilbao Basket, los números indican que sus seis victorias le han permitido poner tierra de por medio respecto a los puestos de descenso (tres triunfos de ventaja respecto al Coosur Betis y dos sobre el Hereda San Pablo Burgos) para figurar en una cómoda decimosegunda plaza. Esa cosecha de éxitos no sería en absoluto despreciable incluso en el caso de haberse jugado todos los choques, pero es aún mejor si se tiene en cuenta que aún quedan pendientes dos duelos aplazados –el miércoles llega a Miribilla el Unicaja y falta por confirmar la fecha de la visita al colista verdiblanco– para poder aumentar el botín.
Tras arrancar la temporada enlazando cinco derrotas seguidas, el conjunto vizcaino presenta desde entonces un notable balance de 6-4, fabricado totalmente en base a su magnífico rendimiento en el Bilbao Arena. Sus seis victorias consecutivas delante de su público, a las que se aspira a dar continuidad el miércoles ante un conjunto malagueño que ayer perdió en su cancha ante el Valencia Basket (82-97), suponen la tercera mejor racha de los hombres de negro como anfitriones en la máxima categoría del baloncesto estatal. Todavía están lejos los diez triunfos seguidos cosechados en los cursos 2007-08 –el del liderato navideño con Txus Vidorreta en el banquillo– y 2014-15 –el primero de Sito Alonso–, pero se trata sin duda de una dinámica magnífica para un equipo que sabe que se juega las castañas en la zona baja de la clasificación, una lucha en la que sumar con asiduidad en casa suele ser una buena base para competir con garantías porque el propio Surne Bilbao Basket, que aún no lo ha conseguido, es un claro ejemplo de lo complicado que es ganar fuera.
Esas seis victorias –frente a Fuenlabrada, Burgos, Obradoiro, Breogán, Gran Canaria y Andorra– han ido además ganando en solvencia y autoridad –el choque del sábado, con la larga inactividad del equipo como consecuencia del covid-19, es difícil de valorar– al mismo tiempo que el grupo ha sumado contundencia y frescura en el apartado físico. La llegada de jugadores como Damien Inglis, Stefan Peno y el fugaz Khyri Thomas, que podría acabar en el Maccabi en las próximas horas, y la mejora de prestaciones de Jeff Withey han aportado un factor de crecimiento al Surne Bilbao Basket, transformando el bloque blando y poco sólido del arranque de ejercicio en un conjunto mucho más compacto, efusivo y activo en labores de retaguardia, con Rafa Luz como líder espiritual y todos los jugadores contagiados en favor de la causa común. No es casualidad que sus seis victorias coincidan con las seis anotaciones más bajas encajadas esta campaña. En los encuentros que han ganado los de Mumbrú, ningún rival ha pasado de los 81 puntos anotados (77,1 de media), mientras que en las derrotas todos han superado los 84 (92,5 por cita).
Las seis victorias de los de Álex Mumbrú en la presente temporada coinciden con las seis anotaciones más bajas encajadas