La pandemia de la covid-19 marcó profundamente la vida de millones de personas en todo el mundo, causando miles de muertos y dejando en algunas personas importantes problemas de salud. Al detectarse los primeros casos en España, allá por 2021, todo era incertidumbre y se desconocían incluso cuáles eran sus síntomas.
Tos, cansancio, dificultad para respirar, dolores musculares, escalofríos, dolor de garganta... podían confundirse fácilmente con una gripe. Sin embargo, entre todos estos síntomas había dos que parecían marcar la diferencia: la pérdida del gusto y del olfato.
De esta forma, la infección por coronavirus es una de las posibles causas de la pérdida de olfato, que puede ser total (anosmia) o parcial (hiposmia). A ella se pueden añadir otras como procesos patológicos nasales o sinusales o incluso traumatismos craneales.
Sin embargo, la pérdida del olfato no es el único trastorno que puede sufrir este sentido; hay otro más curioso que consiste en percibir olores fantasma y se conoce como fantosmia. Quien lo padece suele percibir olores que no están en el ambiente y que por lo general suelen ser desagradables. Los olores varían de una persona a otra, pero los más habituales suelen ser el olor a humo (como a tostadas quemadas), a comida podrida o a productos químicos.
Estas alucinaciones olfativas son menos conocidas que las de otros sentidos como es el caso de las visuales, cuando vemos cosas que no existen, las auditivas, cuando oímos voces en nuestra cabeza, o las táctiles, como la vibración fantasma.
Pero, ¿qué es la fantosmia? Se trata de una alucinación olfativa y quien la padece es consciente de que esos estímulos que percibe no son reales, ya que al mirar a su alrededor ve que no hay ninguna fuente que transmita esos olores. Puede producirse en un orificio nasal o en los dos y puede ser intermitente o crónica.
Tipos de fantosmia
Aunque todavía los científicos no conocen con exactitud las causas de la fantosmia, coinciden en distinguir básicamente dos tipos: fantosmia periférica y fantosmia central. La periférica tendría su origen en las neuronas sensoriales olfativas, las células encargadas de percibir los olores. Estas están en los tejidos de la parte superior interna de la nariz y los olores les llegan por dos vías: por las fosas nasales o por el conducto que las comunica con la garganta. Estas células podrían verse afectadas por problemas que van desde la rinitis o la sinusitis hasta pólipos o tumores nasales.
En el caso de la fantosmia central, el problema se encuentra en un fallo de los receptores cerebrales, los cuales no procesan correctamente los estímulos olfativos. Se trata de un trastorno más serio en el que los episodios son más frecuentes y podría estar asociado a enfermedades como migrañas, epilepsia, diabetes, traumatismo craneal, ictus, esquizofrenia, demencia o Parkinson.
Calidad de vida
Estos olores fantasma pueden resultar muy molestos, ya que complican tareas tan sencillas como comer o beber, llegando a causar en el peor de los casos rechazo. También pueden dar lugar a confusión y desatar una falsa alarma por ejemplo al percibir olor a humo en casa y creer que hay un incendio, cuando en realidad no hay fuego en ninguna parte.
Todos estos olores imaginarios pueden afectar seriamente a la calidad de vida de quien lo sufre provocándole irritación, fastidio, ansiedad, desesperación y con el paso del tiempo, incluso, depresión. Si el trastorno persiste es importante acudir a un especialista que valore el problema y lo aborde de una forma disciplinar para aplicar el tratamiento más efectivo posible.