Una canción punk, por eso de la rabia, la urgencia y la reivindicación, tiende a ser una pieza que se grita en el frenesí. Los temas suelen tener una duración corta, de puro salvajismo. Canciones de alaridos, contestación y vena hinchada en el cuello. El estruendo y la ira es su razón de ser. El ruido y la furia.
Felipe Orts apenas precisó lo que dura la rabia del punk para descerrajar su tormenta sobre Amurrio, donde alcanzó el sexto Campeonato de España. El vendaval alicantino se emparejó en el histórico con David Seco y José Luis Talamillo. Probablemente les superará en el futuro.
Orts fue una apisonadora con el motor de un bólido en el circuito de El Refor. Aplastó a sus rivales con la ligereza de un colibrí pero con la pegada de un peso pesado. Mandó a todos a la lona. No tuvo piedad. Gulliver en Lilliput. El alicantino es un gigante. Inaccesible al resto, que necesitaron prismáticos para situarle.
Gonzalo Inguanzo logró la segunda plaza a 3:05 de Orts y Mario Junquera cerró el podio a 3:58 del imparable alicantino. Aitor Hernández, fue sexto. Orts festejó la victoria con los puños cerrados. Golpe de autoridad. José María Basualdo le coronó con la txapela de campeón.
Dos minutos después de que sonara el silbato de salida, ese aviso estridente que entronca con el sonido que impulsaba a abandonar las trincheras y correr a campo abierto hacia lo desconocido, que solía ser la barbarie, Orts era el líder de la carrera.
Superioridad desde salida
Sacudió a sus rivales como si se trataran de las motas de polvo que se posan sobre los hombros de una chaqueta. En la primera vuelta, sobrepasados los diez minutos de competición, el alicantino estableció su imperio en lo que dura una canción de rock progresivo o una obra maestra como Bohemian Rhapsody, uno de los himnos de Queen.
Lo de Orts era la sinfonía de un ciclista que se eleva varios cuerpos sobre el resto. Completado el giro inicial, aventajaba en medio minuto a Gonzalo Inguanzo. Kevin Suárez e Ismael Esteban también se movían en esa distancia. Hace tiempo que Orts corre contra sí mismo porque nadie se aproxima a sus capacidades en la especialidad.
No hay debate respecto a su superioridad, abrumadora. Marc Soler y Omar Fraile, que aparecieron en escena en Amurrio, excelsos rodadores, ni soñaban con estar entre los mejores. Realzaron la cita con su presencia. Decoraron la obra maestra de Orts, que no estaba dispuesto a hacer prisioneros sobre el barro. Protagonista absoluto.
Sin rivales
El alicantino se deslizaba con diligencia y elegancia en todos los tramos del circuito, estupendo el diseño, que exigía destreza, fuerza y velocidad. En ese ecosistema, Orts era un rayo. Centrifugaba los pedales. Molinillo. Avanzaba sin oposición, a paso marcial. Su marcha era un esprint para los demás.
En el meridiano, Inguanzo y Esteban rodaban a más de 1:30 de Orts, que era un metrónomo. Se balanceaba en los mismos tiempos el alicantino, en otra dimensión. Clavaba cada vuelta, gestor absoluto del esfuerzo. Suárez y Esteban abandonaron.
La falla entre Orts y sus rivales crecía inexorablemente. Placas tectónicas. Inguanzo acumulaba una desventaja superior a los dos minutos y Junquera, tercero, estaba por encima de los 2:30. Esteban perdía el paso.
En otra realidad, Orts continuaba martilleando los pedales mientras tarareaba una victoria rotunda, desde el prólogo hasta el epílogo. Sin mácula. Se serenó en el final porque la renta era tan alta que pudo degustar con calma el último giro, que subrayaba el paseo triunfal del alicantino. Indomable, Felipe Orts extiende su imperio en Amurrio.
Clasificación élite masculina
1. Felipe Orts 1h04:00
2. Gonzalo Inguanzo a 3:05
3. Mario Junquera a 3:58
4. Jofre Cullel a 4:48
5. Gabriel Ochando a 5:25
6. Aitor Hernández a 5:32