La 38ª carrera de layas se ha vuelto a suspender. Sin embargo, el colectivo Nafar Laiariak, organizador del evento, ha inaugurado en Puente la Reina/Gares la plaza de los laiaris. En el espacio de conmemoración se ha colocado una escultura al layador, realizada en metal por Félix Lizarraga, y Olaia Chocarro y Mikel Herrero han pintado un mural sobre las carreras.
"Las obras de arte han sido patrocinadas por el Ayuntamiento, quien ha tenido unas palabras en el momento de la inauguración. También se ha descubierto una placa relacionada con el agua que riega las huertas de origen medieval del barrio extramural del Crucifijo", explica el colectivo.
Olaia Chocarro, frente al mural que ha creado junto con Mikel Herrero. FOTO: cedida
Nafar Laiariak ha aprovechado el evento para entregar la octava Laya de Oro, homenaje a personas que se han destacado por su labor cultural. Este año han querido reconocer la trayectoria de Lizarraga, a quien cogió por sorpresa el premio: una figura de una laya obra del artista artajonés Kikin Bañales.
Biografía
Félix Lizarraga Araiz nació en el barrio de la Txantrea de Iruñea en 1951. Hijo del herrero de Capuchinos, al igual que sus hermanos aprendió de su padre a trabajar el hierro. "En contacto siempre con el mundo del arte y la cultura, tras su jubilación retoma el trabajo del hierro y comienza a crear esculturas para diversos proyectos y localidades navarras". La pieza para Luzaide en honor a los Bolantes, trabajos para el Valle de Lizoain-Arriasgoiti como el monumento al txistulari, el herrero que forja el euskera, esculturas en las fuentes del valle o el impactante monumento a la memoria histórica que se puede contemplar desde la carretera de Urroz Villa, llevan su firma.
"Destaca entre sus proyectos culturales la compra para el municipio de la iglesia de Lizoain, dedicándola a casa del pueblo, lugar de encuentro de las dinámicas sociales y culturales del valle", añade la asociación.
"No podemos dejar de mencionar a su mujer Charo Vegué, con quien Félix tiene una gran complicidad en sus proyectos. El apoyo es mutuo, y él también se lo ofrece en su trayectoria como escritora", apunta Nafar Laiariak.
Una carrera con 38 años de historia
"Es claro, por tanto, que la laia resulta atractiva, quizás porque es un juego, quizás porque nos conecta con nuestros abuelos y con nuestra memoria colectiva, quizás porque forma parte de nuestra cultura, quizás porque hay un ambiente de amistad sincera entre los participantes de la carrera, o quizás porque ha sido y es una forma tradicional y ecológica de relacionarnos la tierra".