Su trabajo tiene tela. Más que la de cualquier costurero. Y aunque modela sobre personajes de todo pelaje –históricos, tradicionales o mitológicos– a ninguno le falta vuelo y comparten, sin excepción, una característica: "Hay que dejarlos bonitos, pero no protestan si les pinchas con la aguja". El pamplonés Fermín Teruel Echezarreta, de 27 años recién cumplidos, viste desde hace tres a gigantes y algún cabezudo de comparsas de Navarra, Gipuzkoa o Catalunya. Una profesión que nace de su pasión por estas figuras.
"Desde pequeño era fan de los gigantes, y luego empecé con las danzas. El mundo del folklore me encantaba", dice Teruel, que además de dantzari de Ortzadar ha bailado en la comparsa de Noáin y ahora en la de Buztintxuri. "Lo que más me llamaba la atención siempre eran los trajes; cómo se movían, las ropas, el tipo de tela... Me apetecía investigar más", añade. "Es lo que me ha hecho meterme en esto y decir, 'quiero vestirlos'. Eso que sentía de pequeño al verlos dar vueltas, las telas en movimiento... quería hacerlo y poco a poco ir innovando".
Durante dos años Fermín hizo un curso de patronaje en una academia de Zizur Mayor. Acto seguido se lanzó al régimen de autónomos y a la costura de altura. "Cada vez voy haciéndolos mejor. La verdad es que es un mundo muy bonito; buscar las telas, el diseño... es un proceso largo, pero el resultado es muy satisfactorio", dice este modisto sobre una profesión bastante particular: "Bueno, es coser. Si te pones al final lo puedes conseguir. He estado siempre como quien dice debajo de una falda, y aunque cada gigante varía ya sé cómo van los botones, la forma de vestir... No es que sea fácil, pero no me da miedo enfrentarme a figuras tan grandes. Igual hay mucha gente que cose, y cose súper bien, pero le asustan tantos metros", reflexiona.
En tres años de profesión ha vestido a alrededor de 40 figuras de comparsas de Irun, Larraga, Lazkao, Ondare, el Prat de Llobregat, Tafalla... Ahora se afana con cuatro gigantes de Hernani, dos restaurados (casero y casera) y dos nuevos que representan a una Sorgiña y a un Adarra. Como curiosidad, también ha arropado a Miguel Joaquín Eleicegui, el gigante de la película Handia. Eleicegui, sin falda ni vuelo pero impecablemente vestido en los 2,40 metros que separan sus pies de la coronilla, puede verse en el centro de interpretación de esta figura en la plaza de Altzo (Gipuzkoa), el que fue su pueblo natal.
Gigantes hay tantos como ideas tengan sus constructores, ayuntamientos o comparsas. "No puede ser lo mismo vestir a Catalina de Foix que a una casera de domingo que va a misa o a una Sorgiña o un Basajaun. Hay que fijarse en cada gigante y documentarse. Si Basajaun existiese, ¿qué tipo de telas llevaría? Obviamente las telas no son las mismas. Catalina de Foix puede tirar más a un brocado o a una tela más elegante, y un Basajaun algo más natural, un lino o algo de arpillería. Intento sacarle a cada personaje el máximo partido, y vestirlo como se vestiría esa persona o personaje en su época", concreta.
Primero Fermín coge medidas y hace el patrón. Después lo modifica si hay algún fallo "para que se amolde bien del todo, porque hay bastantes constructores y cada uno tiene su estilo de gigantes. Unos son más finitos, otros más anchos... y la altura también cambia.Me ha tocado lidiar con muchos. Es como con las personas. Nosotros tenemos cada uno una talla, pues los gigantes también", explica. Lo que más le gusta son "los vuelos, la falda y demás". Ahí debe afinar para que el gigante "no se quede tieso. Y que no pese, porque si al portador luego le pesa mucho es difícil. Yo como bailo, también veo lo que hace falta. Intento que vuelen bonito, que se abran bien", explica.
Además está su sello personal. "Si me piden una camisa sencilla yo les propongo meter una vainica o una pala, a la falda un ribete... No es gran cosa pero sí que le da un toque y queda chula". Por último, con el traje ya terminado, dice que cuesta mucho "colocarlo en el gigante, que encaje con los tornillos de las manos, que al darle vueltas no se mueva la falda, que la capa se quede en su sitio...".
Puestos a destacar algún trabajo, "por el tipo de tela y el estilo, me voy a Larraga, a Catalina de Foix. Tiene un brocado muy bonito combinado con el terciopelo, 154 perlas cosidas a mano... Me gustaba mucho". Y para terminar, desea que la pandemia de tregua y las comparsas vuelvan a las calles. "Poco a poco va para adelante. Ahora hay varias actuaciones de comparsas. En estático, pero las hay, y eso es muy bonito. Sobre todo para la cultura, que ya nos hace falta a todos ver un poco de movimiento".