Mendizorroza volvió a vibrar este sábado con "El Glorioso". Desde el minuto cero y hasta el pitido final de Mateu Lahoz, que llegó en un último suspiro donde el nerviosismo se apoderó del partido, la afición estuvo completamente volcada con el esfuerzo titánico y la generosa entrega que los jugadores albiazules demostraron sobre el tapete.
La merecida victoria frente al Atlético de Madrid fue un bálsamo para aquellos fieles seguidores que hasta la fecha habían sufrido con el pésimo arranque del equipo, en el que las derrotas y las malas sensaciones habían eclipsado una temporada en la que, por fin, los alavesistas volverían a congregarse en el templo babazorro.
Y es que el partido no pudo comenzar mejor para los intereses de los locales. A los cinco minutos Victor Laguardia remató a bocajarro un centro perfectamente botado por Rubén Duarte. Los cerca de 10.000 espectadores allí presentes volvierón a fundirse entre abrazos y celebraron juntos un gol que no se vislumbraba en Mendizorroza desde la primera jornada en la visita del Real Madrid.
A partir de ahí, la afición alavesista arropó al equipo en todas las fases del juego convirtiéndose en el duodécimo jugador de campo. Los balones divididos de los que el Alavés se apropiaba eran celebrados con efusividad. Cada vez que el conjunto colchonero perdía el esférico fruto de la atosigante presión albiazul, cualquier acción de peligro generada en el área de Oblak, que no fueron pocas, provocó que el recinto del Paseo de Cervantes volviese a ser una olla a presión como en los buenos tiempos.
ÉXTASIS FINAL El ejercicio de madurez que permitió a los de Calleja amarrar los tres puntos fue reconocido al término del encuentro por una afición que despidió en volandas a sus jugadores. En varias fases del partido se ovacionó a jugadores destacados como Victor Laguardia y Luis Rioja, dos nombres que, pese a la mala dinámica que el equipo atravesaba, siempre habían demostrado su máximo compromiso con el escudo y con la afición.
El Alavés obtuvo por fin ante el Atlético la primera victoria en casa desde el pasado 16 de mayo frente al Granada. Aquel 4-2 sirvió para certificar la permanencia matemática del Alavés en Primera División y este 1-0 también puede suponer un punto de inflexión para que el conjunto vitoriano retome el pulso a la competición e inicie su remontada tras cinco derrotas consecutivas.