Bilbao Basket vio cortada su racha de siete victorias seguidas en casa con la derrota ante Obradoiro (72-75), lo que le aleja de la lucha por el décimo puesto. El conjunto gallego, que llegaba a Bilbao con un solo triunfo en su últimos catorce encuentros y en puestos de descenso, se jugaba la vida en este partido e hizo todo lo que tenía que hacer para ganar, incluida la ayuda arbitral. Sin brillantez pero con mucha fe en sus posibilidades y también mucho esfuerzo, que finalmente tuvo recompensa.
Los de Jaume Ponsarnau llegaron a tener una renta de 10 puntos (38-28) antes del descanso, pero comenzaron el último cuarto por debajo en el marcador (59-60). Los gallegos se apoyaban en su jugadores interiores, Blazevic y Pustovyi. Jugadores que camparon a sus anchas protegidos por un arbitraje que les permitió hacer todo lo que les vino en gana por la zona. Lo de los colegiados es un 'expediente X'. No se entiende la manera de pitar últimamente al conjunto bilbaíno.
Resumiendo, todo lo que le salió mal a los hombres de negro, con menos mordiente que los últimos partidos, le salió de cara a los gallegos que salen de los puestos de descenso.
Le faltó acierto al Bilbao Basket en los momentos clave, se jugaban la vida y quizá pagó la presión. Ahora, alejado de la décima parte el objetivo será mantener su posición como undécimo clasificado.