Buscar
Navarra

Fin de una tumba sin nombre en el Alto de Loiti

Aldunate recupera un espacio de memoria que recuerda con nombres y apellidos a 12 personas asesinadas y a un desaparecido de Aibar y Sangüesa víctimas de 1936
Imagen de familia alrededor del monolito en el cementerio de Aldunate, que da luz y dignidad a la tumba que guarda los restos de personas asesinadas en el Alto de Loiti en 1936.
Imagen de familia alrededor del monolito en el cementerio de Aldunate, que da luz y dignidad a la tumba que guarda los restos de personas asesinadas en el Alto de Loiti en 1936.

Dominica Azparren Gil Antón Alzueta Erdozáin, Benito Alzueta Goñi, Damián Ardanaz Subiza (desaparecido), Gerardo Bueno Expósito, Cándido Domeño Belio, Javier Iziz Rivera, José Pérez Ibero (de Aibar) y los sangüesinos, Félix Larriketa Maisterra, Félix Oroz Buey, José Alzate Egozcue, Honorino Ibáñez Leoz y Melitón Mulet Arrieta ya tienen su espacio de memoria en el cementerio de Aldunate. Ayer quedaron a la luz sus nombres en un acto de reivindicación memorialista que puso fin a una tarea pendiente. Fue este impulsado por el sentimiento latente de sus familiares, en colaboración con los ayuntamientos y la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, Affna 36.

En deuda se sentía Benito Alzueta, de 71 años, nieto del aibarés Benito Alzueta Goñi y sobrino de Antón Alzueta Erdozáin, cuñados y asesinados el 26 de septiembre de 1936 en Loiti. Tenían 42 y 52 años de edad respectivamente. Dejaron viuda y siete hijos cada uno. A Antón, aún le llora su hija María Luisa, de 93 años, presente y emocionada.

“Desde que se exhumaron los restos en 1978, cada vez que pasaba por la carretera y miraba hacia Aldunate me remordía la conciencia. Me decía a mí mismo que estaban ahí, enterrados como perros, sin ni siquiera un nombre en su tumba”. Benito promovió el acto de ayer que significó para él “una promesa cumplida”.

Compartía sus emociones y convicción, Ignacio Azparren, familiar de la única mujer cuyo nombre se ha escrito para siempre en la piedra. Acudió junto a su padre, José Azparren, aibarés de 80 años. “Había que dignificar este lugar después de tantos años transcurridos desde que se les robó la dignidad. Ahora sabrán, quienes lleguen, que aquí reposan sus restos. Recuperar su memoria era nuestra obligación como descendientes”, expresó convencido.

Celia Larriketa, nieta de Félix Larriketa y voz de familiares de los asesinados de Sangüesa, agradeció por su parte la implicación de los dos ayuntamientos y revivió los golpes de azada vividos en 1978 “rebosantes de ilusión por hallar sus cuerpos”, al tiempo que reconoció el miedo de identificar la tumba con sus restos.

CUATRO DÉCADAS

Han tenido que pasar más de 80 años (hoy 86 de su asesinato) y en octubre, 44 de la exhumación de sus huesos (una de las recuperaciones tempranas de la transición democrática) en el Alto de Loiti, entre los kilómetros 24 y 25 de la antigua carretera Pamplona-Sangüesa y de su posterior traslado al cementerio de Aldunate. Del recuerdo y compromiso en los días de su vida, se ocupó con detalle el investigador de Sangüesa David Maruri, quien destacó su bondad, republicanismo íntegro, en algunos casos , y su denominador común: “sus cualidades humanas y la defensa de su sudor y de una sociedad más justa e igualitaria”, sintetizó.

Para no olvidar, significó Amaia Lerga, presidenta de Affna 36 nafse, es preciso “recuperar, mantener y transmitir”. Refirió a la deuda histórica, el reto pendiente y la responsabilidad social e institucional. Reconoció el importante papel de las familias que han mantenido viva su memoria. El deber de recuperar, sin obviar el dolor. También del movimiento memorialista, “vivo” y recordó que “a pesar de los años se sigue negando la verdad”.

En representación del Ayuntamiento de Sangüesa, el edil Óscar Fayanás se sumó “para denunciar la injusticia vivida y señaló la necesidad “de actos ejercicio vital para alcanzar una democracia honesta”.

En nombre de Aibar, el concejal Alberto Goñi, declaró el compromiso de su pueblo con la causa memorialista, “la defensa de las ideas de las personas asesinadas, aún vigentes” matizó y también desde la Cultura, antes de dar paso a Javier Manjón, que recitó su inédito poema Desde lo Alto. No fueron los suyos los únicos versos al viento. El acto estuvo vestido de letras y adornado con flores. La voz poderosa del cantautor Jesús Aiesa (a la guitarra Koldo Pastor) con Aquella noche callada, tema original para los fusilados de Aibar 1936, el Himno a la Libertad de Labordeta cantado a coro y la jota Se regaron con gotas de Sangre, emocionante a dúo con Álvaro Aldunate. Azparren recitó a Marisa de la Peña y Eneko Arteta( Affna 1936) conductor del acto, citó Todos los nombres de la cantautora Lucía Socam.

MEMORIAL

Finalmente, por el Instituto de la Memoria de Navarra, César Layana comentó el proyecto Memorial de los Centros de Detención de Pamplona/Iruña 1934-45, que se levantará próximamente, entre calle Aralar y Media Luna. La tierra de Aldunate, dijo,” formará parte de él, como símbolo de las personas asesinadas en las 2 vertientes de Loiti”.

2022-09-27T06:56:03+02:00
En directo
Onda Vasca En Directo