Llegó el día. El esperado por todos, el que se ha hecho de rogar, porque existen infinitas ganas de conocer la resolución de esta primera semifinal de la Copa del Rey a la espera de que pasado mañana Athletic y Atlético ventilen la segunda. Real Sociedad y Mallorca comparecen en Anoeta con la obligación de ganar y dejar en la cuneta al otro para alcanzar el sueño de volver a jugar una final. En esta ocasión la que llegará el sábado 6 de abril en el sevillano estadio de La Cartuja.
Cuatro temporadas y tres años después, por aquello de la pandemia que provocó el conocido retraso, la familia realzale está deseosa de citarse en la capital andaluza para disfrutar de un partido único y pelear por alzar el tercer título copero, que sería el segundo en ese escenario, y ya con plena celebración. Como tiene que ser. Nada que ver con aquellas gradas vacías. El día de hoy es ilusionante como pocos porque llama a las puertas de la historia, se piensa en festejar el pase por todo lo alto. Pero en la familia balear, aunque sea lejos del calor del hogar, también. Y en la tribuna del Reale Arena no faltarán cerca de medio millar de seguidores bermellones, que muy probablemente van a contribuir a establecer un nuevo récord de asistencia tras la remodelación, cifra que actualmente ostenta la visita del Athletic la pasada temporada con 38.342 espectadores.
A por la mejor versión
Por parte txuriurdin se es consciente de que hoy día no se atraviesa por el mejor momento de juego, y por ello se apela a una versión acorde a la desarrollada meses atrás, en las que el bloque ha funcionado como tal y hasta ha sido un rodillo en determinadas fases. El paso de una campaña tan exigente como esta a todos los niveles no es un factor a desdeñar. El esfuerzo hace mella, pero no queda otra que echar el resto, quién sabe si hasta 120 minutos y penaltis, porque no hay vuelta de hoja. Y si no hay la final deseada, ahora sí, con la afición, la decepción será mayúscula. La final está a huevo, cualquiera habría firmado estar así.
Y por parte balear, más de lo mismo. Porque en los envites habidos cierto es que, sin ganar, son sabedores de que ha habido y, hoy también, va a haber, partido. Que han sido disputados, y que hay opciones. Pasando por cuajar un gran partido. Y para motivar a sus hombres, Javier Aguirre no ha necesitado nada especial. Ya hay alicientes más que sobrados. Aparte de que más de uno en la isla piensa que el karma le va a sonreír por el 'a callar' de Mikel Merino en el último acto habido entre unos y otros.
Con todo
En el capítulo de obligadas ausencias, a la espera de que Imanol Alguacil haga dos descartes mientras 'el Vasco' meterá en acta a los 22 expedicionarios que ayer tarde se desplazaron rumbo a Hondarribia, el bando local cuenta con las de Aritz Elustondo, Aihen Muñoz, Álvaro Odriozola, Ander Barrenetxea y Carlos Fernández, mientras los locales únicamente presentan la baja de Pablo Maffeo.
En cuanto a las alineaciones más probables, como ambos irán con todo, apuntan estas: por la Real, Remiro; Traoré, Zubeldia, Le Normand, Javi Galán; Brais, Zubimendi, Merino; Kubo, André Silva y Zakharyan; y por el Mallorca, Greif; Gio González, Valjent, Nastasic, Raíllo, Jaume Costa; Antonio Sánchez, Samu Costa, Dani Rodríguez; Abdón y Larin.
Cabe señalar que hasta ahora el técnico de Orio siempre ha salido airoso en los duelos con el mexicano presente en el otro banquillo. Este será el séptimo enfrentamiento, con balance de cuatro triunfos y dos empates. Además, el Mallorca lleva más de once años sin derrotar a la Real. Estos datos y jugar en casa, conceden cierto favoritismo a la Real, pero solo eso y nada más. Lo único que importa habrá que ganárselo sobre el mojado verde.
Y en cuanto al arbitraje, Gil Manzano es el encargado de impartir justicia. El extremeño, que será ayudado en el VAR por el madrileño Pizarro Gómez, ya ha pitado en tres ocasiones a la Real, todas ellas fuera de Donostia, con un poco de todo: derrota (3-0) en el derbi de San Mamés, triunfo (0-1) en Málaga, también en Copa, y empate (0-0) en Girona en el último precedente.