A los jugadores y a los técnicos de la Real Sociedad ya no les asusta referirse a la Champions League como gran objetivo del final de temporada. Siguen recurriendo al “partido a partido” para determinar cuál será la meta a lograr “cuando queden cinco jornadas”, pero el simple hecho de verse cuartos en la clasificación les lleva a reconocer la ambición existente en el vestuario. El equipo txuri-urdin aspira así a conservar su posición en los doce últimos encuentros del campeonato y regresar a la máxima competición continental una década después, lo cual no debe ser óbice para valorar en su justa medida otra circunstancia que a día de hoy parece bien encarrillada. Se trata de la obtención de un cuarto billete europeo consecutivo, un hito con un único precedente en la historia del club: corrió a cargo del equipo campeón de las dos Ligas, que encadenó pasaportes en 1979, 1980, 1981 y 1982.
Los tres precedentes
Si la Real de Imanol se encuentra en semejante tesitura es gracias a su trayectoria con el oriotarra en el banquillo. Para empezar, Alguacil inició su segunda etapa al frente del equipo en diciembre de 2018, con la escuadra txuri-urdin ubicada en la zona baja de la tabla. Se encontraba en la 15ª plaza, con solo tres puntos de renta sobre el descenso y a seis de los puestos europeos, zona esta a la que estaría a punto de acceder en la última jornada. En ella, la Real visitó al Espanyol en un duelo directo que se terminó perdiendo (2-0) y que, en caso de triunfo, habría tenido premio. Durante las tres campañas posteriores, sin embargo, el conjunto blanquiazul se quitaría aquel mal sabor de boca, gracias a la sexta plaza de 2020, la quinta de 2021 y de nuevo la sexta en 2022. Todas aquellas conquistas le otorgaron la clasificación para la Europa League.
¿A dónde mirar?
A estas alturas de la película, cualquier realzale domina semana tras semana cuál es la renta de turno sobre el quinto clasificado. Es decir, el colchón para la Champions, que actualmente asciende a tres puntos respecto al Betis. En lo que respecta a Europa a secas, mientras, la ventaja es de doce puntos, la máxima registrada durante toda la campaña. Ahora mismo esta circunstancia puede medirse gracias a que el séptimo y el octavo, el Athletic y el Rayo Vallecano, se encuentran empatados en la tabla. Cuando esto último no se dé, mientras, habrá que esperar a la resolución de la Copa del Rey para calibrar la renta continental. Si la ganan el Real Madrid o el Barcelona, el quinto y el sexto jugarán la Europa League, el séptimo acudirá a la Conference League y por lo tanto el colchón europeo lo marcará el octavo. Por el contrario, si Osasuna o Athletic ganan la Copa obtendrán automáticamente un billete para la Europa League, como el quinto de la Liga. El sexto disputará la Conference y la ubicación del séptimo determinará la magnitud del colchón.
Calendario desequilibrado
El camino de la Real hacia una nueva participación internacional pasa por un calendario desequilibrado de por sí, y que presenta una configuración muy particular desde el sorteo del pasado junio de 2022. Si atendemos a los parámetros primera vuelta-segunda vuelta y local-visitante, la agenda txuri-urdin implica este curso un panorama especial, caracterizado por lo siguiente. Durante las 19 jornadas iniciales, el equipo recibió en Anoeta a buena parte de los equipos más potentes del torneo (a excepción del Real Madrid), mientras que visitó a escuadras llamadas a pelear en la zona baja. Lógicamente, semejantes tornas se invierten de cara a la presente segunda vuelta, en la que los compromisos en Donostia son, sobre el papel, mucho más asequibles que los que toca afrontar a domicilio. La Real debe recibir por este orden a Getafe, Rayo Vallecano, Real Madrid, Girona, Almería y Sevilla. Fuera de casa, mientras, tiene que jugar contra Villarreal, Athletic, Betis, Osasuna, Barcelona y Atlético de Madrid.
Duelos directos
Más allá de lo diferentes que se presentan los panoramas en casa y fuera, resulta innegable que a la Real le espera un calendario muy complicado, como demuestra un dato contundente: en las doce jornadas que faltan, el equipo de Imanol tiene que enfrentarse a todos los equipos ubicados entre los nueve primeros de la clasificación. Sacando de la ecuación a Barcelona y Real Madrid, así como a un Osasuna (noveno) situado ya a catorce puntos, observamos cómo cinco de esos doce partidos que le restan a la Real significan duelos directos en los que no solo estarán en juego los puntos, sino también los averages particulares. En este sentido, todo se encuentra apretado o complicado en la pugna por la Champions: 1-1 en Anoeta contra el Atlético de Madrid, derrota 0-2 con el Betis y triunfo 1-0 sobre el Villarreal (resultados de la primera vuelta). Y las cosas se encuentran mucho más encauzadas en lo referente a asegurar el billete europeo: victorias 3-1 y 0-2 ante Athletic y Rayo Vallecano respectivamente.
Una plantilla nutrida
Más allá de circunstancias objetivas y estadísticas, la Real encara el tramo decisivo de la competición con buenas perspectivas. Su última victoria previa al parón, en Anoeta contra el Elche, permitió dejar atrás un bache acusado de resultados. La eliminación europea a manos de la Roma resultó dolorosa pero al menos despejó el calendario de cara a los dos últimos meses de competición. Y en la enfermería las noticias también resultan positivas, después de una fase del curso, entre enero y febrero, durante la que el equipo disputó encuentros sin una decena de futbolistas lesionados. A día de hoy, Aritz Elustondo y Sadiq Umar son los únicos jugadores en el dique seco, con el nigeriano teniendo muy complicado poder competir antes de que concluya el campeonato. El beasaindarra, mientras, sufrió un fuerte esguince de tobillo el 29 de enero en el Santiago Bernabéu y está ya cerca de cumplir dos meses de convalecencia.