Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, ha acudido esta mañana a declarar como imputado ante el juez Manuel García-Castellón en la causa que trata de aclarar si la eléctrica contrató al comisario jubilado José Manuel Villarejo, epicentro de una macrotrama de corrupción que ejecutaba trabajos de espionaje para compañías y particulares.
Durante las más de dos horas que ha durado el interrogatorio, el máximo ejecutivo de la compañía se ha desvinculado de los contratos firmados con el excomisario e, incluso, ha asegurado que el verdadero espiado fue él. "Ni ordené, ni autoricé, ni conocí nada", ha señalado tajante Galán, según fuentes jurídicas. El presidente de Iberdrola ha explicado que, dado su cargo, se centra en velar por la estrategia de la empresa y en buscar nuevas inversiones. Y, en esta línea, ha descargado la responsabilidad de la contratación de CENYT, el grupo empresarial de Villerejo, en el que fuera jefe de seguridad de la compañía, Antonio Asenjo, también investigado. Galán ha insistido en que cada departamento está habilitado para tomar decisiones de forma autónoma, motivo por el cual nunca supo nada ni de los contratos ni de los proyectos que el excomisario pudiera haber realizado.
El presidente de la eléctrica, que ha contestado a las preguntas del juez, de la Fiscalía Anticorrupción y de su propia defensa, ha sostenido que los servicios de Villarejo fueron una "contratación indebida" de Asenjo, que finalmente fue destituido. En este sentido, durante el interrogatorio, se le ha preguntado por la reunión en su casa con el que fuera su director de seguridad, a lo que Galán ha respondido que se trata de una costumbre, ya que él recibe a muchos empleados en su domicilio, en el que tiene su despacho los domingos.
Galán ha llegado a la Audiencia Nacional a las 10.25, cinco minutos antes de la hora en la que estaba fijada su comparecencia, escoltado por tres miembros de su equipo. El presidente de Iberdrola había solicitado declarar por videoconferencia, pero el juez rechazó sus peticiones. La causa trata de aclarar si Iberdrola contrató a Villarejo por un importe de un millón de euros entre 2004 y 2012 para infiltrare en plataformas contrarias a sus intereses o investigar a un accionista crítico con su gestión, entre otras cosas.
"Campaña de acoso"
Para Iberdrola, la comparecencia de Galán forma parte de una "campaña sistemática de acoso" para "derribarlo" y que la compañía cambie de manos. Fuentes de la energética consideran que el "único objetivo" de esta campaña es hacerse con la multinacional dado su enorme valor internacional. Así, subrayan que "se ha tratado de desacreditar a Galán con una denuncia que se ha comprobado falsa y un testigo falso a quien la prensa ha descubierto un fuerte incremento patrimonial".
En este sentido, recuerdan que el caso está sostenido sobre la acusación del exempleado José Antonio del Olmo, exdirector de Control de Funciones corporativas, que era el encargado de supervisar y dar el visto bueno a las facturas que le llegaban de diferentes departamentos.
A este respecto, las mismas fuentes indican que Del Olmo sostiene que avisó a su superior de una supuesta factura irregular de una empresa de Villarejo a la que se le habría dado curso y reconoce que él la firmó y que, posteriormente, registró ese informe de aviso ante un notario "para guardarse las espaldas". Mientras, la compañía asegura que no tiene constancia documental y recuerda que acaba de ser condenado por robar documentación de Iberdrola. "La prueba aportada, que ha supuesto la llamada del juez a Galán, es completamente falsa, reconocida y demostrada", sostienen desde la eléctrica.
Respecto a Del Olmo, precisan que "es un testigo protegido por intereses espurios al que hace una semana se le ha descubierto por parte de la prensa un incremento patrimonial de 41 viviendas sin justificar". Además, desde la compañía muestran su sorpresa por la personación en el caso del presidente de ACS, Florentino Pérez, contra Galán, ya que no ha podido probar perjuicios, pero sí mostrar sus intereses, sentencian. A este respecto, recuerdan que Pérez intentó hace más de una década hacerse con Iberdrola y que el actual presidente de la eléctrica "lo paró".