"Que se cierre el círculo y que los restos del tío Pedro vuelvan a su pueblo, a los terrenos que serían suyos", precisamente porque las parcelas sobre las que se asienta en la actualidad el cementerio de Galdakao eran de su propiedad. Es el deseo expresado ayer jueves, en boca de su sobrino Josu Larrea, por la familia de Pedro Asúa Zubiaur, natural de la localidad vizcaina y que al inicio de la Guerra Civil se alistó como voluntario en el batallón Zabalbide, de la Izquierda Republicana. Sin embargo, en junio de 1937, tras la caída de Bilbao, fue hecho prisionero y destinado al batallón de Trabajadores nº15 de la 4ª compañía, en el parque de bomberos de Jaca, y tras un juicio celebrado la tarde del 6 de febrero de 1938, resultó condenado a muerte por un tribunal militar y fue fusilado a la mañana siguiente. Tenía solo 21 años y todos los indicios apuntan a que su cuerpo fue depositado, sin nombre, en una fosa común existente en una de las esquinas del antiguo cementerio de Jaca.
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