Bizkaia

Galdames despacha los recuerdos tras el mostrador de su ‘Mercado blanco’

La nueva publicación de memoria histórica revive las trayectorias de tiendas de ultramarinos de la posguerra
Establecimiento en el barrio de La Aceña.

“Un viaje por la gran mayoría de los barrios de Galdames, algunos de los cuales ya no tienen vida, y han quedado prácticamente en el olvido, como define la concejala de Cultura, Nagore Orella, Mercado blanco recorre tiendas de ultramarinos del municipio durante la postguerra. El alma de la actividad comercial en una localidad cuya población “había aumentado como consecuencia de minería” protagoniza “capítulos que envuelven recuerdos” en una nueva entrega, la sexta ya, de las publicaciones de memoria histórica que el Ayuntamiento regala a los vecinos por Navidad.

La “ilusión convertida en lectura” a la que ha dado forma la empresa Novélame consta de doce capítulos, además de una introducción sobre las duras circunstancias de aquella época. La sociedad trataba de sobreponerse a la contienda en plena dictadura franquista. A la “cruenta lucha hubieron de sumarse el exilio, la represión y la miseria en que quedó sumida gran parte de la población”, sitúan. Los salarios descendieron, el coste de la vida “se multiplicó y el abastecimiento no fue eficiente, de modo que hubo una privatización generalizada del consumo”. El racionamiento “no cubrió las necesidades alimentarias mínimas, los acólitos al régimen recurrieron a mecanismos como el mercado negro y la población en general se surtió en el mercado blanco de comerciantes de postguerra centrado en comida, ropa y calzado mientras ejercían como gestores de los censos y cartillas de racionamiento”. En Galdames, a menudo estos establecimientos “funcionaron también como tabernas”.

Rosa Mari Arenaza sirve en su bar.

Casados desde 1888, Pedro Arenaza y Vicenta Chávarri abrieron una tienda en la planta baja de su vivienda, vendieron “alimentos y otros artículos necesarios para abastecer a una población que no paraba de crecer por el aumento de la tasa de natalidad y la llegada de emigrantes atraídos por la oferta de trabajo en las minas”. “Unos acudían caminando con sus cestas en el brazo y otros bajaban una vez al mes o cada quince días con una burra”, describen. Uno de sus hijos se hizo cargo del negocio con su mujer poco antes de la guerra. En la tienda supervisaban las cartillas de racionamiento de “cerca de mil personas”. Con la entrada de otra generación, el establecimiento captó la atención de una cadena de supermercados. “El que un día fue el comercio más famoso de Galdames” cerró sus puertas en 1976. El tercer representante de la saga había sido reclamado por El Corte Inglés de Bilbao por su buen hacer en Enkarterri.

Severino Zaballa y Justa Lekanda abrieron una cantina cerca de la cueva de Urallaga en el apogeo de la explotación minera. A él le apodaban Charlot por su parecido con Charles Chaplin. Ambos no dudaron en prestar su ayuda “al maquis que se escondió y estableció su base de operaciones en una mina abandonada de El Saúco”.

Mujeres

A finales de los años cuarenta, Nati Humaran “pidió a sus padres que le dejaran abrir una tienda y un bar en la planta baja de su casa en Txabarri, fue una emprendedora en un mundo gobernado por hombres y por los peores vientos políticos conocidos en muchas décadas”. Patrocinio Antuñano, Rosa Mari Arenaza, Pepi Capetillo, Miren Humaran, Adela Galdames, Begoña Zaballa, Azucena Careaga, Francisca Goitia, Julita Unzaga... fueron otras de las mujeres fuertes y trabajadoras que pelearon por sacar adelante sus negocios.

El establecimiento de Jesús Galdames en Zubiaga, con tasca y tienda, se erigió en “lugar de referencia no solo en el barrio y alrededores, sino también entre quienes iban y volvían de la estación de tren de Güeñes o los camioneros forestales que se dirigían a la Papelera con remolques cargados de madera”.

Patrocinio Antuñano, en la puerta de su cantina y tienda.

Simón Orueta y Marina Yarto regentaron el suyo en Ledo, pero “el día de San José de 1947 cerró la mina de La Elvira y los lugareños comenzaron a marcharse hasta que en a mediados de los sesenta la parte alta de Galdames era un desierto”.

Francisco Fernández Zamanillo puso en marcha una carnicería en San Pedro. Su hijo Mariano fue encarcelado en Larrinaga durante la Guerra Civil. Tras su puesta en libertad, tomó el relevo.

Facundo Bengoa y Gertrudis Berbegillo contaron con la primera centralita telefónica de Galdames en su casa, que también albergó otra de estas tiendas familiares.

09/01/2023