Hércules en la competición que agasaja con el tridente de Neptuno al rey de la Tirreno-Adriático, Filippo Ganna agitó las aguas de los dos mares. Entró en erupción el Gigante de Verbania, dueño del récord de la hora, excelso contrarrelojista, voló en paralelo a la playa de Lido di Camaiore, una localidad que descansa acurrucada en el invierno antes de asistir al desembarco de los veraneantes.
La calma la quebró la turbina del italiano, un avión a reacción. Top Ganna, capaz de empujar la bici a una media de 56,174 kilómetros por hora en un par de rectas, el trazado de una crono de 11,5 kilómetros con el único misterio de la potencia y la aerodinámica.
Fue el regreso a la felicidad de Ganna, que sumó su 34ª victoria, la 27ª contra el crono, su especialidad, su fetiche. Desató Ganna, dos veces campeón del Mundo, todo el caballaje que posee y sacudió el registro extraordinario de Juan Ayuso, que perdió 23 segundos.
En el intermedio, el alicantino, que el pasado curso sometió en el mismo escenario a Ganna, aventajaba en dos segundos al campeón italiano de crono. Después, Ganna desplegó su arsenal de vatios para fundir a Ayuso. Vendetta.
Ayuso cobra ventaja
Ganna ondeó la bandera de Italia por la línea de costa de Lido di Camaiore, que tiene las manos en los bolsillos y silba sin preocupaciones. La mar, en calma, se recuesta en la serena espuma de olas que no hablan. Apenas susurran su presencia.
Una postal de invierno que aguarda el jolgorio del verano. El sol tiene un aire de timidez. Evita el exhibicionismo, la cadena dorada al cuello y el bronceado hortera. En Lido di Camaiore no hay prisa ni frenesí. El silencio tiene más espacio.
En marzo la carretera es para los ciclistas que se miden bajo el reloj, que nunca descansa y a todos azuza. Ayuso fue el mejor entre quienes miran a la azotea, al trono de la carrera. Después de su fabulosa puesta en escena, logró una renta de 6 segundos sobre Tiberi y 11 respecto a Gee.
Notable Azparren
A partir de ahí, Pello Bilbao, madrugador, cedió 31 segundos. Ion izagirre se retrasó en 34. Mikel Landa entregó 40 segundos, Simon Yates, 33, Ciccone y Hindley, 39. Al igual que Adam Yates. Carapaz perdió 46. Xabier Mikel Azparren, un buen contrarrelojista, completó una crono sensacional y fue undécimo.
No había decibelios salvo los que escupían las ruedas lenticulares y castañeaban las cadenas. En el conteo del reloj se enalteció la figura egregia de Filippo Ganna, el hombre del tiempo.
El italiano rompió la barrera del sonido en Lido di Camaiore. Una fuerza de la naturaleza que se deleita con esa pose de mantis religiosa en su medio natural.
Un engranaje perfecto por un recorrido llano, apenas alterado por la serigrafía de los pasos de peatones. Rodó al ritmo de los scooters que se deslizan con descaro en paralelo al mar los días de verano con sueños fértiles de juventud y adolescencia que hierven. En marzo, Ganna entra en ebullición.