Alberto Garzón hace bueno el dicho de que "es abrir la boca y subir el pan". No son pocas las ocasiones en que el posicionamiento del ministro de Consumo sobre algún asunto que atañe a su departamento genera tal revuelo que lleva a la oposición a reclamar su dimisión e incomoda al ala socialista del Gobierno de coalición y a dirigentes de este partido. El año arranca políticamente con un nuevo distanciamiento entre los socios de un Ejecutivo que se ha visto obligado a desmarcarse de las opiniones del coordinador federal de IU sobre la calidad de la carne española y la producción del sector ganadero que vertió en una entrevista al diario británico The Guardian, señalando que las macrogranjas "contaminan el suelo, el agua y luego exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados". Una traslación de sus declaraciones que el dirigente de Unidas Podemos achaca a "una mala traducción", matizando que lo que él detalló fue que esa carne es de "peor calidad, y no mala, que la de una ganadería no extensiva", una polémica que achaca a un "bulo promovido por macrogranjas contaminantes". Sin embargo, la rectificación llega tarde.
La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, y la titular de Educación, Pilar Alegría, han coincidido en subrayar que Garzón habla "a título personal". "La opinión del Gobierno es la que emana del Consejo de Ministros y del apoyo del presidente del Gobierno al sector ganadero, que es prioritario y no se entiende España sin él", afirma la primera de ellas, para quien no solo cumple con todas las directivas de la Unión Europea sino que produce carne de "altísima calidad". Cuestionada sobre si el ministro debería dimitir, ha deslizado que "eso habría que preguntárselo a él".
Varias autoridades autonómicas, tres de ellas del PSOE, también han cargado contra el responsable de Consumo. El presidente de Asturias, Adrián Barbón, ha defendido el modelo de ganadería astur y critica que algunos diputados no lo conozcan y se limiten a "decir y defender lo que les mandan desde Madrid". "Cuando me refiero a Madrid, me refiero a algún partido y los argumentarios que les envían a sus cargos autonómicos para que repitan una y otra vez", apunta. A él le ha seguido el presidente aragonés, Javier Lambán, para quien Garzón ha demostrado que "no puede ser ministro de España ni un día más". "Estas desgraciadas e insensatas declaraciones son una agresión directa a una parte importante de la economía aragonesa, que se esfuerza por ser competitiva y sostenible", censura, tachando sus palabras de "insulto a la inteligencia". También se ha pronunciado su homólogo de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, para quien "no se puede hacer propaganda negativa de un sector tan importante en el exterior".
JUSTIFICACIÓN
Garzón se ha quedado, casi, solo. Según ha revelado, la entrevista tuvo lugar el 14 de diciembre y fue publicada en versión narrada el día 26, pero "el bulo comenzó el 3 de enero impulsado por el lobby de ciertas grandes empresas que promueven macrogranjas contaminantes... y el resto ya lo sabéis". El ministro entiende que hay que diferenciar entre la ganadería industrial y la extensiva. "Esta es una ganadería ecológicamente sostenible y con mucho peso en ciertas regiones como Asturias, parte de Castilla y León, incluso de Andalucía o Extremadura", justifica, "pero esta es sostenible, la que no es en ningún momento sostenible es la de las macrogranjas".
Quien ha clamado por su marcha es la derecha. Desde el PP, la presidenta del Comité de Derechos y Garantías, Andrea Levy, le ha tildado de "irresponsable" y reitera que si el Ejecutivo tiene un ministro "que habla mal de España fuera" no puede continuar "un minuto más en el Gobierno". "Lo normal es que dimita o le cesen", ha zanjado. La alarma por lo que dijo Garzón la dio el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, por medio de un mensaje en su cuenta de Twitter donde avisó que el ministro "es reincidente en sus ataques a la ganadería" y que Sánchez "no puede mantener en su Gobierno a quien pone en peligro una actividad esencial". Otro socialista, el secretario general del PSOE en Castilla y León y candidato al Gobierno autonómico, Luis Tudanca, ha emplazado al responsable de Consumo a "callarse", a que "no hable de lo que ni sabe ni entiende". De hecho, en plena precampaña electoral, esta polémica desdeña las posibilidades de la izquierda y de los socialistas en esta comunidad. Y Pedro Sánchez lo sabe. Desde Euskadi, el portavoz de PP+C's, Carmelo Barrio, ha aprovechado para instar a la consejera Arantxa Tapia a realizar una defensa del sector cárnico vasco y a explicar si comparte la indignación del sector.
Y mientras organizaciones agrarias y ganaderas, y hasta la CEOE exigen a Garzón que se retracte; otras asociaciones ecologistas como WWF España, Greenpeace, Ecologistas en Acción o SEO/BirdLife han salido en su defensa. También Unidas Podemos, que ha afeado a Lambán por entrar "en campañas de la ultraderecha". El portavoz de Alianza Verde –el partido ecologista integrado en la formación morada–, Juantxo López de Uralde, ha indicado que los impactos de las macrogranjas en el territorio son "tremendos", algo que "en Castilla y León saben muy bien" y que Podemos está denunciando. "El PSOE siempre ha tenido barones que uno podía imaginar en el PP sin problema. Pero lo de Lambán participando en campañas de la ultraderecha ya es otro nivel", ha comentado el coordinador morado en Murcia, Javier Sánchez Serna.
ANTECEDENTES
Ocurre que los precedentes no le hacen un favor a Garzón. Ya el pasado julio dijo en un vídeo que "deberíamos reducir el consumo de carne por nuestra salud y la del planeta". Incluso Sánchez le desautorizó después en una rueda de prensa con una viral frase: "A mí, donde me pongan un chuletón al punto... Eso es imbatible". Con anterioridad, en mayo de 2000, el dirigente de IU polemizó al afirmar: "Tenemos un país que se ha especializado en sectores de bajo valor añadido, como la hostelería y el turismo". Luego aclaró que sus declaraciones se enmarcaban en el contexto de la pandemia.