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Economía

Gastos hormiga, fantasma y vampiro: cómo identificarlos

Estos desembolsos, discretos y aparentemente inofensivos, con el paso del tiempo pueden resultar muy perjudiciales para las finanzas personales
Una mujer introduce un billete de 50 euros en una hucha.
Una mujer introduce un billete de 50 euros en una hucha.

Actualizado hace 1 minuto

La vivienda, el coche, la alimentación, la educación, el ocio… a menudo se convierten en una fuente inagotable de gastos, algunos de ellos fijos, a los que no prestamos mucha atención. Unas veces son tan pequeños e invisibles que, si no les sigues la pista, terminarán pasando factura a tu cuenta bancaria.

Entre estos gastos silenciosos destacan los gastos hormiga, fantasma y vampiro, los cuales suponen desembolsos que, aunque a simple vista pueden parecer insignificantes, al acumularse en el tiempo acabarán afectando a tu presupuesto de una forma notable.

Un hombre realiza apuntes con distintos tickets de compra.

Un hombre realiza apuntes con distintos tickets de compra.

Gastos hormiga

De su nombre, gastos hormiga, se deduce que son pequeños desembolsos diarios que, debido a su frecuencia, pueden suponer con el tiempo una cantidad considerable. Suelen ser compras impulsivas o cotidianas que no parecen relevantes individualmente, pero cuyo impacto en conjunto es significativo.

Entre estos gastos hormiga se encontrarían los cafés o las bebidas que tomamos fuera de casa, los snacks o las golosinas tan poco saludables como irresistibles entre horas, así como las comidas rápidas o las suscripciones a servicios digitales que apenas utilizamos.

Para frenar este tipo de gastos es importante llevar un registro de ellos para tomar conciencia de su impacto, así como planificar lo que necesitamos y evitar caer en compras por impulso.

Gastos fantasma

Los gastos fantasma, por su parte, son aquellos que pasan desapercibidos porque son difíciles de detectar, pero que generan un gasto constante. Muchas veces se trata de cargos automáticos que no se revisan con detenimiento.

En este grupo entrarían las comisiones bancarias inesperadas, las suscripciones olvidadas, las tarifas ocultas en servicios de internet, la televisión o la telefonía, así como los pagos automáticos de servicios que ya no usamos.

Para acabar con ellos, debemos revisar cuidadosamente los extractos de las cuentas bancarias y las facturas, cancelar los servicios o suscripciones que no utilicemos o consultar al banco o al proveedor de servicios sobre posibles comisiones ocultas.

Un hombre cuenta varios billetes de 50 euros.

Un hombre cuenta varios billetes de 50 euros.

Gastos vampiro

En el caso de los gastos vampiro, son aquellos que consumen recursos de forma continua, incluso cuando no estás haciendo un uso activo de los bienes o servicios relacionados. A menudo están asociados al uso ineficiente de energía o de servicios que se dejan activados sin ninguna necesidad.

Entre estos podemos identificar los gastos que suponen los aparatos eléctricos que tenemos enchufados todo el tiempo y que consumen energía en modo de espera (televisores, cargadores u ordenadores), las luces encendidas en habitaciones vacías, los electrodomésticos obsoletos que consumen más energía de lo necesario o los servicios que estamos pagando y que apenas usamos (tarifas de datos superiores a nuestras necesidades, televisión por cable que no vemos, etc).

Para reducir este tipo de gastos debemos desenchufar los aparatos eléctricos cuando no los utilizamos o usar regletas con interruptores, apagar luces y dispositivos que no estemos utilizando, revisar planes y servicios contratados para ajustarlos a nuestras necesidades reales o incluso eliminar los innecesarios.

Regla 50-30-20

La clave para reducir todo este tipo de gastos que a menudo pasan desapercibidos es llevar un seguimiento detallado de las finanzas, ser consciente de nuestros patrones de consumo y ajustar los hábitos para optimizar los recursos.

Si tienes problemas para llegar a fin de mes, hay una técnica que te puede echar una mano. Se trata de la regla 50-30-20 y consiste en hacer una distribución de los ingresos mensuales en porcentajes.

La primera cifra, el 50%, indica que ese es el porcentaje que debes destinar a gastos fijos como vivienda, súper, tasas, impuestos, ropa, calzado, transporte o facturas habituales.

El 30% tendría como objetivo cubrir el ocio, cine y conciertos, viajes, comidas fuera de casa y en general los gastos que pueden ser prescindibles y que se realizan, en la mayoría de los casos, para mejorar la calidad de vida.

El 20%, por su parte, estará destinado al ahorro o a la inversión. Los expertos aconsejan apartar este porcentaje de los ingresos nada más recibir la nómina mensual, de forma que desde el primer momento sepamos con el dinero real con el que contamos para los gastos.

Ya lo ves, disciplina y planificación son dos requisitos esenciales para hacer una buena gestión de tus finanzas y para conseguir ese pequeño colchón de ahorro que te permitirá afrontar posibles imprevistos.

2024-11-17T09:40:42+01:00
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